Yo vi “The Critters”
(1986) en el difunto cine López de Ayala de Badajoz, la semana de su estreno.
Y, recuerdo, que, en su día, esas marionetas que venían del espacio, con forma
de roedores, con una enorme boca y 580 dientes en la boca, cual pirañas peludas,
rodantes y terrestres, me acojonaron mucho, junto a otros seres igual de
peludos y de hijos de p. llamados “Gremlins”. La némesis de estos simpáticos bichos
eran dos heavies o punkarras interestelares y cartuchos escopeteros.
Aquello fue un bombazo, y
claro, después vinieron tres películas más, de peor calidad, a subirse a un
carro que no se llegaron a currar tanto. Ahora viene este “Critters: Attack!”
(2019), que yo calculo que es la quinta entrega. Con cassettes, música
ochentera de sintetizadores, y, afortunadamente, marionetas malas en vez de
tanto jodido ordenador. Bebiendo de entregas anteriores, con escenas que
recuerdan, a veces a la primera parte de los Gremlins, y presentando a Bianca,
una critter femenina, blanca, con grandes pestañas y algunas sorpresas.
En esta entrega, Drea, la
protagonista, es una joven veinteañera, metida a niñera. Los critters comienzan
a llegar y a cargarse a todo bicho viviente, mientras ella cuida de los dos
hijos de una profesora y de su propio hermano. Allí donde van los cuatro
chavales, van cayendo todos como moscas. Pronto, descubren que los bichos
mueren, más bien estallan, cuando se les pone reguetón o cualquier disco de
Operación Triunfo, tanto les vale, y se inicia una búsqueda desesperada por
ponerles cualquier mierda que supere decibelios y niveles de inteligencia. Hay
una batalla campal, en la cual cinco chicos se enfrentan a un ejército de
critters, que es para echarse a carcajear de lo mala que es la escena, ya que
el equipo de producción, seguramente, les tiraba las marionetas y ellos solo
tenían que patearlas, con una música que ríete tú de Street Fighter, y cuyo
resultado es 290 critters muertos y un tipo con una espina en la yugular
andando por ahí, como si tal cosa. También aparece una “Mata Critters”, de unos
noventa años, cuyo papel es casi testimonial y no viene ni a cuento.
La película parece que la
han hecho unos colegas, un fin de semana que estaban aburridos. Es bastante
mala, los actores no son creíbles y el guion es para bostezar, pero
afortunadamente dura una hora y media, y puede llegar a ser entretenida si te
gusta el género. Hay que verla solo si eres muy fan de las películas. Por
cierto, al igual que le falta humor, le falta terror.
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