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jueves, 24 de julio de 2025

Presence (2024)

 


        La película “Presence” de 2024 se rodó en once días (en septiembre de 2023), en una casa de un barrio suburbano, tranquilo y arbolado, eso sí, de Cranford (Nueva Jersey) y costó 2 millones de dólares, recaudando casi once millones en cines.

        Viene de la mano de Steven Soderbergh, que además de director, es también el director de fotografía, aunque usa el seudónimo de Peter Andrews, y también el tipo encargado de llevar los cafés al set de rodaje, y manejó la cámara en primera persona, entre otras tantas ocupaciones.

        Soderbergh apostó por una película de una hora y veinte minutos de metraje, con cinco actores, con una trama alrededor de una familia que se muda a una casa y en donde, como indica el título de la película, hay una Presencia inquietante, paranormal, y no es Lucy Liu, aunque podría ser, porque es lo que más miedo da en esta producción de fenómenos paranormales.

        Ver a Lucy Liu hablar, sonreír, o darle la mano a otro actor, me causó auténtico pánico, y casi pierdo la chaveta ante este hecho, pero no… La presencia es otra cosa, aunque no tan inquietante como… Lucy Liu.


        “Presence” es una de esas películas de bajo presupuesto, en los que los dos millones de dólares se lo han fulminado en dos semanas los actores, el alquiler de la casa y unos efectos especiales, breves, escuetos, dignos de una película de aficionados, donde puertas se abren o cierran, libros levitan o estanterías se caen, pero que consiguen su efecto, y ahí está la taquilla para demostrarlo.

        En la trama tenemos en primer lugar, la cámara recorriendo una casa de dos plantas vacía. Es la típica casa estadounidense de dos plantas, jardín, barrio arbolado, y una tipa, que resulta ser una agente inmobiliaria, con muchas prisas, abriendo ventanas.

        Por las vueltas y el recorrido absurdo que da la cámara, ya te haces una idea de que la propia cámara es un fantasma que habita el lugar.


        Pronto llega una familia interracial, poco creíble por la diferencia de caracteres, más que nada (no nos vayamos a ofender ni a ponernos estupendos), que son los Payne: Chris, el padre, que parece arrastrar siempre preocupaciones, culpas, y que ve como su matrimonio va a rastras y su hijo pasa de él mucho.

Viene de una familia ultracatólica, pero él parece pasar de todo el tema espiritual y paranormal. Está viendo venir un divorcio en ciernes ya mismo, y se siente más solo que la una. Su esposa, Rebekah, que es una bróker experta en finanzas, fría y calculadora, de la que su marido no se fía, y que anda metida en rollos raros, que es nuestra Lucy Liu, que ya os digo, es la presencia que más me ha perturbado en la película. Tyler, el chico de la familia, que intenta encajar, es competitivo, juega con drogas y alcohol, y pronto se echa un colega rubiales en el barrio. Es el ojito derecho de su madre. Y Chloe, que es la adolescente que viene de perder a su amiga Nadia por culpa de una sobredosis. En realidad, fallecieron dos chicas.


        La familia tiene unos vínculos un tanto frágiles, y pronto, la presencia fantasmal se va a manifestar en la habitación de Chloe, arreglándole el cuarto mientras ella se ducha, y siguiéndola por la casa, por lo que la chica cree que es el fantasma de Nadia que la acompaña, aunque nosotros como espectadores, ya hemos visto que esta presencia ya estaba en la casa con anterioridad a la llegada de la familia.

        Pronto, nuestra Chloe se enrolla con el Rubiales amigo de su hermano, algo que la Presencia no lleva bien, y lo manifiesta a su manera, tirando cosas. Y la llegada de una sensitiva, con la que su marido hace dinero a sus espaldas, empeora un tanto las cosas, ya que percibe la Presencia, pero no el motivo que la ata a la casa, algo que vamos a ver en los diez últimos minutos de metraje…


        En resumidas cuentas: La película, a pesar de tener un metraje corto, se me ha llegado a hacer un tanto larga en algunas de sus escenas, la mezcla de problemas en la familia con lo paranormal está bien concebido, pero se puede decir que a veces no pasa nada. Además, los distintos cortes en negro, que funciona muy bien en las películas de Star Wars, esas cortinillas para marcar hechos o días, aquí te pueden llevar a parecer corta y pegas un tanto así así…

        El fantasma no impacta, y el verdadero terror está en el Rubiales, siendo el final uno de esos que te dejan con el culo torcido, pero que al director le ha valido. Personalmente, le doy un 5,5 de nota. Interesante, reflexiva, pero no es el terror que yo esperaba encontrar, más allá de Lucy Liu hablando.


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