“Salvaje es el viento” (Netflix, 2022) nace de un par de premisas que me han parecido muy interesantes, aunque quizás, pobremente desarrolladas, o por falta de medios, o por un metraje que se dispersa en otras cosas, algo que suele suceder en casi todas las producciones de Netflix…
Película sudafricana, nos
narra la historia de dos policías corruptos, uno blanco y otro negro. Al
principio de la historia, como un Peter Parker que deja pasar a un criminal (ya
que no es su problema), hecho que después pasará factura, tenemos como un tipo
raro se va en su coche de rositas después de haber cometido una infracción de
tráfico.
Posteriormente, vemos los
tejemanejes de los dos policías, amigos en la corruptela, que están a punto de
jubilarse con el dinero que sacan del tráfico de drogas y con mirar para otro
lado.
El asesinato de una chica
blanca de la pequeña comunidad en la que viven, hará estallar conflictos
raciales supuestamente enterrados, pero que estaban latentes y esperando una de
estas oportunidades para salir y estallar, lo cual les afectará plenamente, ya
que los principales sospechosos son, precisamente, sus protegidos en los
negocios ilegales.
La pelota está entre hacer su
trabajo o volver a mirar para otro lado, pero además se mezcla motivos
secundarios que harán que cada uno de ellos tome decisiones (según el punto de
vista que defienden, y sus maneras de ver las cosas), y el plan que parecía
perfecto, se vaya al carajo en poco tiempo…
Como digo al principio, parte
de un par de premisas interesantes: Racismo y corrupción en la Sudáfrica de
2022, pero pronto, el excesivo metraje (que manía con alargar narrativas hasta
los extremos de romperlas) les va arrebatando la fuerza con la que comienzan
(es una pena), cayendo en la lentitud y en el otear de la hora… La dejo a
vuestra entera disposición.
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