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lunes, 4 de agosto de 2025

Jefes de Estado (2025)

 


       Como bien digo en la miniatura del vídeo, para ver “Jefes de Estado”, es imprescindible desconectar el cerebro, no tomártela en serio, y disfrutar de esta producción, comedia veraniega de 2025 que nos trae Amazon, de ver y olvidar, y pasar a otra cosa.

        Rodada en Inglaterra, Italia y Serbia, con cien millones de presupuesto, “Jefes de Estado” es una producción que ha ido cocinándose a fuego lento desde que en 2020 se anunciara el proyecto que iba a estar protagonizado por Idris Elba y John Cena en los papeles principales, y cuya trama gira en torno a dos Jefes de Estado (el estadounidense John Cena, acá Will Derringer, y el británico Idris Elba como el Primer Ministro Sam Clarke), que deberán superar sus diferencias para sobrevivir a un grupo terrorista que quiere acabar con ellos, y de paso disolver la OTAN, algo que para lograrse no es necesario ningún grupo terrorista (sospecho), y todo narrado en una hora y cuarenta y cinco minutos de metraje donde los anglosajones se la miden, a ver quién tiene el ego más grande, mientras en España se tiran tomates en Buñol 


        “Jefes de Estado” tiene bastante acción, y es el tipo de películas de dúos que reparten y recibe, a la vez que crean situaciones algo cómicas, algo que supongo comenzó hace sesenta o setenta años con Terence Hill y Bud Spencer, y cuya formula se ha repetido hasta la saciedad en el cine gringo, sobre todo en los años ochenta y noventa del siglo pasado, y en algunas producciones de este siglo también… Se me viene a la cabeza, por poneros un ejemplo, “Dos Policías Rebeldes”.

        El guion es tan simple como el mecanismo de un botijo, es predecible como ella sola y sabes desde el inicio cuál va a ser su desarrollo y cómo va a acabar porque la has visto cientos de veces, pero tiene su efectividad si lo que quieres es pasar una tarde veraniega entretenido. Tiene unos giros de guion rarunos, y unos villanos poco desarrollados y casi todopoderosos, a los que ningún policía, fuerzas especiales o ejército parecen lograr parar, y solo estos dos Presidentes del Gobierno duros de matar, más la espía del MI6, Noel Bisset, parecen poner en jaque en todas las ocasiones, para desesperación de un Final Boss, como os digo, que no me acabó de convencer del todo.


        La película comienza y termina con la canción “Volare” de los Gipsy Kings, y con una falsa retrasmisión desde Buñol en España, de la Fiesta de la Tomatina, (por cierto, bastante mal recreada), donde un grupo combinado de agentes del MI6 y la CIA van a intentar capturar a un traficante ruso que hacía años que no enseñaba la patita, Viktor Gradov. Y claro, La Tomatina es el mejor lugar para volver a aparecer.

        La operación britano-yanqui fracasa, y todos los agentes acaban finiquitados menos la única agente femenina, Noel Bisset, y Gradov obtiene acceso al sistema de vigilancia global Echelon, al cual accede gracias a que la furgoneta camuflada de los agentes tiene acceso directo, y claro, nada más sencillo.

        Con ese sistema, el traficante puede saber cuando vas al W.C, cómo va el partido Badajoz-Pueblonuevo del Guadiana o espiar a un submarino portugués en el Guadiana desde el satélite de turno.

        De manera paralela, se nos presentan nuestros dos protagonistas, Will Derringer y Sam Clarke.

 

 El estadounidense, actor de cine malo de acción metido a político. El británico, exmilitar que se lo ha trabajado para llegar a primer ministro, aunque después yo no lo he visto muy ducho en el uso de algunas armas y escenarios de acción.

Para mejorar sus relaciones, desde Londres, que creo que es donde estaban, van juntos en el Air Force One a Trieste (Italia), que es donde se va a celebrar la cumbre de la OTAN, dando un rodeo por Bielorrusia, de varios miles de kilómetros, que es donde son derribados, salvándose solo ellos dos, e iniciando una “Road Movie” increíble, bastante absurda, pero llena de acción en la que los terroristas intentarán mandarlos al otro barrio continuamente, para llegar a Italia y dar la cara antes de que la OTAN se vaya al carajo por las malas relaciones entre Italia, Francia, Alemania, la República Checa creo que también, y descubriendo por el camino a nuevos amigos y aliados, y traiciones por parte de gente que creían leales y están metidos en el ajo hasta la médula.


En definitiva: Buena química entre estos dos, o al menos a mí me lo ha parecido. Y podría considerarse como una parodia en cuanto a la situación actual de la OTAN, pero se rodó antes de que Trump llegara al cargo, aun así, el guiño político está. Entretiene, tiene algunos puntos de comedia, pero sin pasarse, cada uno pone un punto de humor y seriedad, y las escenas de acción son demasiado cargantes e increíbles, aunque bien coreografiadas. El final, bastante abierto, y protagonizado por un histriónico Jack Quaid, que plantea una posible secuela.

De nota, un 5 raspadete. Para ver, entretenerte, y pasar a otra cosa.

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