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Como me gusta mucho el cómic histórico,
no he podido resistirme a comprar, y leer con avidez, este tomo titulado:
“Wilusiya. Las Últimas horas de Troya”, un cómic de tapa dura, publicado por
Yermo Ediciones en 2024, con un dibujo, y una historia, de esas que quitan el
hipo.
Y
sé que alguno me dirá, que ya me ha pasado en alguna ocasión, que la Guerra de
Troya no fue un hecho histórico porque la Ilíada esto y aquello… Pero, sin
embargo, sabemos que la Troya histórica existió, habitada desde el Tercer
Milenio a.c y ubicada en Anatolia, la actual Turquía, junto al estrecho de los
Dardanelos, en un lugar estratégico entre el Mediterráneo y el Mar Negro.
Perdida
durante siglos, olvidada, y caída en el mito, fue redescubierta en el S.XIX,
por el arqueólogo, y millonario prusiano, posteriormente alemán con la
unificación, Heinrich Schliemann, y hoy en día, desde 1998, el yacimiento es
considerado Patrimonio de la Humanidad.
¿Quieres
conocer cómo fueron las últimas horas de Troya? Partiendo desde la Ilíada, pero
con un punto de vista histórico, este cómic te lo muestra…
Lo
primero que destaca el cómic es el propio nombre de la ciudad. Troya para
nosotros, para los hititas, que recogieron un tratado entre ellos y la ciudad,
fue Wilusas, aunque como bien aclaran los autores del cómic, para facilitar su
pronunciación, y porque suena sedoso como un buen gato, gordo y ronroneante,
han elegido Wilusiya.
El
cómic viene de la mano del guionista Mikael Coadou,
el dibujante Benjamín Blasco-Martínez y la colorista Émilie Beaud.
Os tengo que confesar que no tenía nada de los tres hasta este cómic, y me ha
gustado mucho, ya os adelanto, aparte del dibujo, por el enfoque que dan, ya
que no solo vamos a ver la caída de Troya desde los puntos de vista griego y
troyano, sino también desde el punto de vista de los hititas, que tienen sus
propios problemas, y aunque teóricos aliados de los troyanos, van a dejarlos
caer sin mayores contemplaciones.
La historia se sitúa
en el año 1270 a.C., durante el asedio de Troya por parte de los griegos
liderados por Agamenón, que, como bien sabemos, no son capaces de lograr
asaltar ni rendir la ciudad tras años de guerra y asedios infructuosos.
A la par, en Hattusa,
capital del Imperio Hitita, el rey Hattusili III enfrenta sus propias luchas
internas y decisiones políticas, ya que gran parte de su pueblo lo considera un
usurpador, un déspota al que hay que quitarle el trono, si puede ser, por las
bravas.
El rey Príamo de
Troya solicita ayuda a su aliado Hattusili a través de mensajeros, por el
tratado que les une, y este debe decidir si intervenir en el conflicto o
permitir que griegos y troyanos se destruyan mutuamente, aunque se inclina más
por resolver los asuntos internos que tiene en casa, y pasar de los troyanos.
Una de las diferencias
que vas a ver respecto a otros cómics es que aquí no vas a ver dioses
aparecerse, o mezclarse con los héroes. Se prescinde del mito lo máximo
posible, lo cual no es óbice para ver a los hititas consultando a sus
divinidades, o a Laocoonte y sus hijos caer por unas serpientes marinas a pie
de playa, pero, sin embargo, apuesta más la narrativa por el realismo y por la
representación de unos hechos muy bien documentados y que te van a llevar a la
Edad del Bronce, sin fantasías en vestimentas, armas o arquitecturas.
El
dibujo de Blasco-Martínez ayuda mucho para conseguir ese realismo histórico,
que se apoya además, y es algo que siempre disfruto mucho en este tipo de
cómics, en un dossier final escrito por Markus Egetmeyer, profesor de
lingüística griega en La Sorbona, que explica los eventos históricos
representados en el cómic, desde la geografía donde se desarrolla el cómic,
hasta la lengua hitita, el tratado entre los hititas y troyanos, la llegada al
poder de Hattusili y el tema del mito alrededor de Troya.
Por
lo que al final tienes en la mano un cómic extremadamente riguroso, honesto,
entretenido y didáctico a partes iguales, donde cualquier aficionado a la historia,
al cómic histórico y a la Guerra de Troya, va a disfrutar.
El enfoque hitita es algo completamente novedoso. No vamos a ver a Aquiles, Héctor, Paris, Helena y todo el culebrón que les rodea, y si los tejemanejes políticos de la zona, sin héroes ni actos heroicos, incluyendo al propio caballo, más como celada o trampa, que como un peón mitológico más. Por todo ello, creo que es un cómic que merece mucho la pena. ¿Su precio? 20 euros.
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