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sábado, 27 de abril de 2024

Tras las huellas de Drácula. Vlad el Empalador (Dolmen, 2006) Hermann Huppen, Yves Huppen

 

      Si hay un personaje al que le hayamos dedicado entradas en el blog, y vídeos en el Canal de Youtube, por encima de otros, ese es sin duda: Drácula.

        Si. Drácula, porque Drácula, desde que lo hiciera mundialmente celebre Bram Stoker en su novela, como padre de todos los vampiros, Señor del Mal, malvado Conde Transilvano, y bebedor compulsivo de sangre de jovencitas, ha despertado siempre la imaginación de los amantes del terror clásico, y ha sido un referente de películas, series, libros, y cómics en los últimos doscientos años.


       Es cierto que Vlad Tepes no está pasando una buena época. A las nuevas generaciones no les da mucho miedo Drácula, y temen más quedarse sin internet como uno de sus máximos horrores, o que se les vaya la cobertura a su teléfono móvil… Pero viejunos como yo, aun disfrutamos del personaje.

       Sin ir más lejos… En el canal hemos hablado del Drácula de Pascal Croci, publicado por Norma en 2018… Del Drácula de Bram Stoker, publicado por Moztros en 2023… O el fantástico, humorístico e irreverente, Don Drácula, de mi admirado maestro del manga, Osamu Tezuka, publicado por Planeta Cómic en 2022… Y si ya os tuviera que citar las entradas que nuestro amigo el colmillos tiene dedicadas en el blog, no terminaría: La película del 2020, toda la colección del Drácula de Marvel comentada, el Drácula patrio de Azpiri y Forges, el Drácula de Mike Mignola y Roy Thomas, la serie Castlevania, el Drácula italiano de Valentino Forlini, el manga japonés de Virginia Nitouhei o las mil referencias en Creepy y en otras publicaciones ya comentadas…


       Así que no os debe extrañar, lo más mínimo, que os hable de un cómic basado en Drácula, otro más para la galería, que ha llegado a mi de casualidad, por un golpe de suerte, y me veo en la necesidad de recomendaros. Por que alguno dirá, ¿Y que tiene este de especial respecto a la docena y media que ya has comentado? Pues que, “Tras las Huellas de Drácula. Vlad el Empalador” (Dolmen Editorial, 2006) es el primero de un dueto de cómics dedicado a nuestro amigo Vlad Tepes desde un punto de vista histórico…

        Es decir, nada de murciélagos, castillos lúgubres, dentelladas ni napa parecido. Los belgas Hermann e Yves Huppen, padre e hijo, que son unos clasicazos del cómic europeo desde hace décadas, se hacen cargo de este tomo de tapa dura, y apenas 64 páginas, que, a todo color, nos traslada a la Rumania del S.XV, que se debate entre invasiones húngaras, polacas y turcas, que amenazan con su creciente poder, y más desde la caída de Constantinopla a media Europa.


       En ese delicado escenario, los Tepes, una dinastía de nobles, se debate entre su propia supervivencia, que bascula entre la lealtad a los turcos, su relación con la Iglesia Ortodoxa y las luchas intestinas con otras facciones de nobles, siempre en liza por los territorios fronterizos que cambian rápidamente de manos y dueños.

       Vlad Tepes, es un joven que pronto debe hacerse con el poder a base de espadazos, a veces coronado, a veces lleno de grilletes, su vida se basará en el miedo que inspira a sus adversarios, ya que saben que de caer en sus manos, el cruel y despiadado Vlad los empalará, y no pestañea a la hora de hacerlo con mujeres, niños o ancianos, manteniéndose siempre en la cuerda floja, y haciéndose un hueco en la historia de Valaquia, de Transilvania, de Rumanía y de gran parte de Europa Oriental…


      Es un cómic bien documentado, lleno de acción, y que explica a la perfección el origen de la leyenda. Tiene, como os digo, una segunda parte que aún no he tenido ocasión de hacerme con ella, pero que sospecho es ya más basado en el personaje que todos conocemos de Bram Stoker, y del que tenemos mil referencias, pero este concreto viene muy bien para conocer al hombre histórico, al noble de carne y hueso, que luchó y murió combatiendo… Y es por ello que os lo recomiendo. Es relativamente fácil encontrarlo por internet y no a mal precio.

       Si sois aficionados a la Historia, y al legendario y cruel personaje, este cómic os va a gustar. Garantizado.

viernes, 26 de abril de 2024

City Hunter (Netflix, 2024)

 

      Los que ya tienen una edad… No sé, 50 tacos como yo, quizás recuerden aquella franquicia de la segunda mitad de los Ochenta, que fue un auténtico éxito en su momento, pero que ya para principios-mediados de los noventa fue cayendo en el olvido, que se llamaba “City Hunter”.

      “City Hunter”, de la cual yo tengo grabada en la mente una escena de la película del 93, que era cutre y surrealista a partes iguales y hoy es considerada de culto, donde el protagonista Ryo Saeba, protagonizado por el actor Jackie Chan, hacía de Chun Li, personaje de Street Fighter, durante unos breves instantes para derrotar a un malvado transformado en Ken… Aquello era tan traumatizante que 30 años después aun lo recuerdo como una auténtica pesadilla radicada en lo más profundo del subconsciente.


     Pero “City Hunter” era más que aquella película de Jackie Chan. Era un manga, creado por Tsukasa Hojo que se publicaba en Japón desde 1985 con enorme éxito, que llegó a tener aparte de las películas, alguna máquina de pinball y videojuegos, algunas series y animes que podías alquilar con un poco de suerte en el videoclub del barrio.

      Resumiendo muchísimo, que no me quiero ir por los Cerros de Úbeda, detrás de ese nombre tan chulo, se escondía el personaje de Ryo Saeba, un detective privado, experto tirador, salido como el pico de una mesa, que se enfrentaba a distintos mafiosos y criminales, a cuál más peligroso, y en ocasiones, estrafalarios, que querían acabar con él a toda costa. Por cierto, en España, tenéis publicados 25 de los 35 que se publicaron en su día, y es relativamente fácil encontrarlos en librerías especializadas, por un precio de entre 350-370 euros aproximadamente...


       Ahora, aquel mítico personaje ha vuelto a la vida gracias a Netflix, que ha estrenado una nueva versión en esta última semana de abril, renovada, pero con aspectos que hace cuarenta años se podían considerar normales, y ahora en pleno 2024, le puede caer absolutamente de todo en muchos aspectos, dado lo irreverente de la trama y el personaje en sí, obsesionado por las chicas, coleccionista de norpo y bastante exhibicionista.

       En la narrativa tenemos al dúo formado por Ryo Saeba, y el ex-policía Makimura. Ambos tienen una pequeña agencia, por decirlo de alguna manera, llamada XYZ. Un día reciben el encargo de encontrar a la hermana desaparecida de una chica. Lo que parece un encargo sencillo se transforma en algo más complejo donde entra en juego una poderosa organización, La Unión, que experimenta con la gente y que tiene como objetivo a una conocida cosplayer, que es la supuesta hermana desaparecida, que adquiere ciertos poderes sobrehumanos bajo los efectos de la droga que hay en las calles, y que permite una fuerza sobrehumana… Makimura es eliminado a las primeras de cambio por uno de estos tipos que ha probado la nueva sustancia. Ryo y Kaori, la hermana del difunto Makimura, tendrán que formar equipo para salvar a la cosplayer, y de paso desmantelar todo el tinglado montado por la organización criminal…


       Resumiendo: “City Hunter” le da una nueva vuelta del tuerca al personaje de hace cuarenta años. En su hora y treinta y cinco minutos el ritmo es ciertamente irregular, teniendo un comienzo muy adictivo, brutal, hasta llegar a los créditos iniciales, que te los vas a encontrar a 20 minutos de metraje recorrido. La música es muy versátil, pasando de un jazz trompetero a tecno, a un poco de metal, aunque es cierto que llega a desaparecer en gran parte de la película. Visualmente, tiene momentos que son la caña, con otros más sosos, y hay que reconocerle buenos momentos de acción, aunque son menos de los que me esperaba. Lo que más me ha gustado es que es políticamente incorrecta, con cierto tufo desenfadado y grotesco a “Super Detective en Hollywood”, y en determinados círculos, le va a caer absolutamente de todo.

        Gustará mucho a cosplayers, y no le va a hacer gracia a la gente que se ofende con facilidad… Personalmente, le doy un 6. Entretenida, fresca a ratos, pero sin ponernos estupendos.

jueves, 25 de abril de 2024

Sin Salida (2006)

 

       Hoy me he metido en la plataforma de Netflix España, y me ha salido de manera aleatoria, la película estadounidense “Sin Salida”, película que va camino de cumplir los veinte años, ya que es del 2006, y de la cual ni había oído hablar, sinceramente.

        Me he atrevido con ella porque me ha parecido una de esas películas ideales para desconectar, y sabía ya desde el minuto uno que no es el tipo de cine que a mi me gusta, pero si que para pasar un rato y dejar el cerebro en blanco, viene muy bien… Un blockbuster de toda la vida, que decíamos hace treinta años.


       “Sin Salida” es deudora, y es otra de las cosas en las que he reparado rápidamente, de los videoclips de raperos de principios de siglo, de aquella MTV que todavía tenía algo que decir y de los primeros videojuegos, de tipo callejero, como San Andreas y todos los de aquel tipo que a mi se me daban tan mal… Yo era más del Mortal Kombat, Street Fighter y juegos por el estilo, sin olvidar los de plataformas.

          En la narrativa estamos en Los Ángeles, California, y hace calor. O2, Oxígeno, un antiguo preso que ha salido de la cárcel y que ahora quiere reformar su vida, e ir por el camino del bien y la rectitud. Conduce con una mano un descapotable y tiene un nene, Junior, que se pega en la escuela con otros chicos. Quiere ser bueno, pero espera que su hijo le haya dado bien al otro chico con el que se ha pegado, ya que una cosa es ser bueno, y otra es ser tonto.


       Un día, tras recoger a Junior, y flirtear con una chica llamada Coco en la calle, le roban el descapotable con el chaval durmiendo la siesta en el asiento trasero, que por cierto, se despierta tras 29 disparos, 9 accidentes de tráfico y 30 derrapes. Eso si que es tener un sueño profundo, envidia me da.

         Al más puro estilo “Street of Rage”, O2 se alía con Coco y Lucky, que es el familiar tonto y traidor del clan, para buscar a Junior que ha caído en manos de Big Meat, un malvadísimo traficante de estupefacientes, experto en cirugías sin anestesia. Así que, van pasando de fase en fase, quiero decir, de barrio en barrio, enfrentando de paso a importantes bandas de traficantes y dando golpes para conseguir el dinero del rescate del chaval, que se eleva a cien mil dólares…


          En definitiva: Película bastante mala, que parece realizada por unos colegas que estaban aburridos durante unas vacaciones. El 99% del elenco es afroamericano, no tengo nada en contra, solo es un dato. Narrativa poco creíble, previsible, como previsible es también su final. Estilo, como os decía, muy videojuego con algo de acción pero sin tirar cohetes, muy videoclip con planos desenfocados, mezclado con unas pizcas de “A todo gas”, o “Rápido y Furioso” como le llaman por Hispanoamérica. La BSO está compuesta por 117 temas de rap, Hip-Hop de la vieja escuela, es decir, de hace 20 años y un poco más… Le sobran 30 minutos de su metraje de hora y media, ya que tiene también sus partes de bostezo, y te cuenta lo mismo.

         Voy a ser bueno, porque me ha ayudado a desconectar, que era lo que quería, y le voy a dar un 4,5 de nota. Esta es la típica película que gustará a fans de la MTV que tengan 50 años, antiguos raperos de la misma edad y que defraudará a gente que no es capaz de ver en la oscuridad y a cirujanos plásticos que operan con anestesia.

lunes, 22 de abril de 2024

Creepy 5 (Planeta, 2010)

 

        Muchas veces he hablado en el blog de cómics de terror, y en menos ocasiones por el Canal de Youtube, pero la verdad es que he sentido, y he creido, que tenía una deuda con los míticos cómics de “Creepy”, y aprovechando que me he leído el quinto integral que salió en 2010… Creo que Planeta sacó catorce tomos en España y yo solo tengo los ocho primeros, y para quitarme esa espinita que tengo clavada, he decidido hablaros un poco, someramente, de este cómic y un poco de los cómics de Creepy en general.

         Los cómics de terror tuvieron su primera época dorada y negra a la vez en Estados Unidos, en la década de los cincuenta, pero pronto la censura característica de la época, estábamos en La Guerra Fría y había mucho fanático de todo tipo, acabaron con este tipo de publicaciones, y se me viene a la cabeza “Cuentos de la Crypta”, que comenzaron a resucitar durante la década de los sesenta en gran parte con los artistas que ya habían participado en el género desde el principio.


        “Creepy” fue una de esas revistas que nace en 1964, de la mano de la editorial Warren Publishing, bajo la batuta del guionista y editor Archie Goodwin que logró rodearse de todo un elenco de grandes dibujantes e ilustradores, que hoy en día son considerados Grandes Maestros y admirados como tales, yo el primero en hacerlo, y abrió una puerta para lo que vendría después, con publicaciones por el estilo que serían bastante famosas en estados Unidos hasta finales de los setenta, y que comenzaron a serlo con mucha fuerza en la España de los ochenta, que es cuando yo conocí este tipo de cómics.

        Este “Creepy” concreto que os presento, el quinto integral de la colección, no es precisamente uno de los mejores, pero para mi es una excusa para que leáis los cómics, que podéis encontrar en tiendas especializadas y en internet, a un precio bastante razonable en mi opinión, y con una calidad bastante buena, teniendo en cuenta como andarán los originales que tienen ya sus sesenta años.


        Este tomo concretamente pertenece a los números del 21 al 25 del verano del 68, y a Archie Goodwin, en los guiones, se unen entre otros Bill Parente, Ron Parker o Roy Krenkel entre otros. Es muy curioso, porque el tomo comienza con una entrevista a un dibujante ya mítico, Angelo Torres, y en este tomo podemos encontrar historia de Steve Ditko, Reed Crandall, Alex Toth, Tom Sutton al que debemos algunas portadas y Eugene Colan, por citar a algunos, y si lees los correos de los lectores de aquellos jóvenes, allá por el 68, se quejaban de que la calidad en el dibujo había caído muchísimo respecto a los primeros cómics publicados desde el 64, sin saber por aquel entonces, que está gente también estaba marcando una época.

         El tío Creepy, que daba pie y final a cada una de estos relatos de terror autoconclusivos, te presentaba Brujas, Monstruos, fantasmas y toda clase de seres horripilantes que eran los protagonistas de unos cómics donde el propio ser humano también solía dar bastante miedo en ocasiones, con historias en riguroso blanco y negro y con unos anuncios de la época, que a mi me encantan, donde lo mismo te vendían películas de terror, que muñecos, anillos y calcomanías, máscaras y guillotinas, hasta hormigas y monos vivos… Si, hasta se anunciaba la venta de monos… Para finalizar, en las páginas finales de este tomo de tapa dura y 225 páginas, tenéis las portadas originales a color. ¿Qué más podemos pedir?


        Independientemente de que número sea, creo que leer “Creepy”, “Eerie” que era otra publicación paralela a esta o cualquier otra, te lleva a experimentar lo que hace sesenta, setenta años, llamaban terror… Y esa sensación, os puedo asegurar, es muy placentera cuando lees uno de estos cómics.

        Me ha parecido leer, que durante el verano de este 2024, Planeta va a volver a publicar “Creepy” y “Eerie”, y quizás, sea el momento de que te enganches al terror clásico, de la mano del tío más horripilante que jamás conocerás...

domingo, 21 de abril de 2024

Robo (Netflix, 2024)

 

      Movido por el tema de que no suelo ver muchas películas suecas, y creía que tenía el deber de ver una, y aprovechando que “Robo” (Netflix, 2024) se estrenó hace dos semanas y está en la mitad de la tabla, casi saliéndose fuera de las películas más vistas en España y posiblemente salga fuera del ranking en los próximos días… Me he decidido por esta cinta tan visual, con tan buena fotografía, tan largo metraje para lo que nos cuenta y que tan lejos me queda en casi todas las cuestiones…

          Basada en hechos reales, narrados en un libro al parecer de idéntico título, que no pienso leerme, no os voy a mentir, “Robo” nos lleva a Suecia para tratar varias cuestiones interesantes, desconocidas para la inmensa mayoría de los mortales del planeta.


        Lo primero que habría que decir que no es una película apto para sensibles. El maltrato animal está muy presente a lo largo de todo el metraje y es posible que haya espectadores que no lo lleven bien. Creo que eso es lo primero que tengo que advertir.

         En la narrativa tenemos a Elsa, una joven Sami o lapona. Los Sami son un grupo étnico minoritario que vive en Suecia, Noruega, Finlandia, parte de Rusia, y que basan su vida en la cría de renos, de una manera parecida a la trashumancia en Extremadura, pero cambiando borregos por reno, y dehesas por paisajes nevados. Su modo de vida se ve en peligro porque unos tipos matan y mutilan a sus renos continuamente, sin llegar a pillarlos nunca. Elsa es apenas una niña cuando ve como matan a su joven reno, despiadadamente y sin motivo aparente por parte de un tipo que no es de su etnia, un tipo local al que reconoce cuando van a denunciar los hechos en una escena que rezuma cierta xenofobia por parte del sueco medio hacia este grupo étnico, y que posteriormente, se va a repetir a lo largo de la película con otros ejemplos de rechazo.


       Diez años después, nos encontramos a Elsa, que no destacaba como buena estudiante, como maestra pro-derechos de los Sami, y con el problema de las matanzas gratuitas agravándose, ya que las autoridades locales no les ayudan y la gente quiere acabar con ellos y con sus tradiciones, a la par que aguanta una sociedad patriarcal donde las mujeres tienen poco peso social, “chuichidios” y una mina a cielo abierto en sus pastos, a la par que el ostracismo dentro de la comunidad es bastante común cuando alguien discrepa de las versiones oficiales.

        En definitiva: Película sueca de una hora y cuarenta minutos, a la que le sobra su media hora de rigor, ya que su narrativa se te hace lenta a ratos. Tiene un alto componente de denuncia social, que toca varias ramas, como os decía anteriormente: Xenofobia, “chuichidio”, maltrato animal, el papel de la mujer en esta sociedad, el fin de determinadas tradiciones, etc. Salvando las distancias, podría decirse que es una películas de vaqueros, a la sueca, en vez de vacas hay renos, aunque si fuesen gringos se mataban a tiros desde el minuto uno. Por cierto, yo destacaría la fotografía, que es una pasada, y que poco tiene que envidiar a la de ciertos documentales.


         Es la típica película que gustará a vendedores de moto-nieves y a los elfos de Papá Noel, y no le hará mucha gracia a los renos y a parte de Suecia.

        Personalmente, le doy un 5 justito, y recomiendo su visionado, para ver un 1% de lo que pasa en la aquí idealizada Suecia, que siempre me la ponen por las nubes en lo social, y va a ser, queridos míos, que no… Que en todos sitios cuecen habas.

sábado, 20 de abril de 2024

Rebel Moon (Parte Dos): La guerrera que deja marca (Netflix, 2024)

 

       En plenas Navidades de 2023, os hablaba de la primera parte de una nueva franquicia, esperada por algunos, que venía de la mano del mismísimo Zack Snyder y que prometía traernos un nuevo universo al cual engancharnos, pero que a mi no me llegó a convencer, y de hecho, creo que me quedé corto hasta en mis explicaciones.

        Cuatro meses después, nos llega a la plataforma Netflix, la segunda parte, titulada “Rebel Moon 2: La Guerrera que deja marcas” de esta mezcla de “Los Siete Samuráis” de Kurosawa, y es un sacrilegio lo que estoy diciendo, lo sé, con “Star Wars”, “Los Viajes legendarios de Hércules”, “Vikingos”, y mil referencias más, como samoanos, pueblos vaqueros o reyes medievales con orquesta incluida, que el señor Snyder se ha ido encontrando y metiendo en una coctelera a la que le ha dado al botón de ralentizar, algo que ya es marca de la casa lo de ir todo el rato a cámara lenta, y de la que nos ha vuelto a salir una nueva aberración, en mi opinión, que tiene su entretenimiento, sé que tiene su publico y sus defensores, y que hace cuarenta años quizás lo hubiera petado a todos los niveles, pero en 2024 y con las espaldas que uno tiene ya a estas alturas… Va a ser que no.


        La narrativa sigue donde la dejamos hace cuatro meses. Distintos mercenarios, a cual más cutre y más hortera, llegan al pueblo del medio oeste americano plagado de vikingos y de dudosa estructura urbana, que deben salvar de un acorazado imperial dirigido por muñecos del Warhammer (algunos de ellos a medio pintar), que vienen a por la cosecha. El Malo de la Primera película resulta que no estaba muerto, estaba de parranda, y gracias a unas bebidas energéticas que unos alfiles de ajedrez le meten por unos tubos transparentes que han comprado a 50 céntimos el metro, lo reviven con el doble de mala ralea y peor estética capilar. Lo que viene a ser la versión galáctica de Mr. Bison.

        Las telecomunicaciones funcionan con un bote de cristal de esos que te venden para hacer las conservas de tomate en el pueblo de tus tíos, pero en vez de pimientos, hay un tipo que te habla desde dentro del bote con tapa incluida.


      Los mercenarios se ponen a recoger la cosecha, antes de que venga el acorazado imperial, con los Grandes Éxitos de Enya en la radio, poniendo poses, trampas por doquier y contando historias lacrimógenas que harían bostezar a una nutria del Guadiana.

        Cuando se presentan los del acorazado, lo hacen echando mucho humo, contaminando y pasándose la Agenda 2030 por el cielo de la boca. Poca empatía en esta parte de la película, y pilla a los aldeanos con la ropa tendía.


      Kora, nuestra guerrera y su novio, que es Michael Bolton, les dan la bienvenida y se inicia por fin algo de acción donde la cámara lenta te permitirá ir al Mercadona de tu barrio a comprar algo para picar, y continuar por donde lo habías dejado, sin darle a la pausa. La guerra por la aldeucha se desencadena mientras Kora, que se ha leído la Ilíada, monta un Caballo de Troya en el acorazado para acabar con él, y con ella en el papel de Ulises…

       Y creo que hasta aquí os voy a contar en cuanto a narrativa, porque la verdad es que esta segunda parte de “Rebel Moon” es más de lo mismo, repite los mismos errores y esquemas de la primera parte pero con más efectos especiales, poco sentimiento de vergüenza y mucha pose estereotipada, vista mil veces en películas de Serie B. Esta película es la típica que le gustará a chatarreros y fans de Michael Bolton, y no le hará mucha gracia a gringos del medio oeste y gente que hace conservas con botes de cristal.


          Aun así, no voy a ser tan cruel como con la primera parte, y le voy a poner un 4, por los efectos especiales y el rato bostezando. Por cierto, Snyder amenaza con cuatro películas más. Con el tiempo, logrará que se conviertan en culto, pero de momento, va a ser que no.

jueves, 18 de abril de 2024

Suzume (2022)

 

       Desde luego… Qué hartera de llorar con los diez últimos minutos de “Suzume” (Netflix, 2022), película de animación japonesa, de dos horitas de duración, que me he tragado sin llegarme a enterar bien de algunas partes, todo hay que decirlo y reconocerlo…

        Hacía tiempo que no veía ni comentaba ninguna cinta de animación, y lo primero que me ha salido hoy en la plataforma ha sido esta película, que viene con guion y dirección de Makoto Shinkai, que los más sibaritas y avispados entre vosotros, relacionaréis con la exitosa película “Your Name”, que fue un auténtico bombazo allá por 2016, y que, por cierto, tenéis comentada en el blog, o de la más reciente, “El tiempo contigo” (2019).


         En la narrativa de “Suzume”, seguimos los pasos de una joven de 17 años, Suzume, que vive con su tía desde que perdiera a su madre en un tsunami con cuatro años. Un día, se encuentra a un guaperas, melena al viento, por el que siente una atracción desde el minuto uno. El tipo viene preguntando por unas ruinas y una puerta, lo más normal del mundo, y la chica más o menos le indica. Curiosamente, a ella le da tiempo a ir a clases, comprar en el Mercadona y hacer mil cosas más cuando decide ir a donde había mandado a Souta, que es el chico en cuestión, encontrando rápidamente una puerta en mitad de lo que antiguamente fueron una termas. Junto a la puerta hay la estatua de un gato, algo que enseguida va a rapiñar, decisión, por cierto, que también hubiera tomado yo.

          Al sacar al gato de su sitio, este toma vida y se escabulle, y entra en escena un peculiar enemigo en forma de gusano, que hay que encerrar según le cuenta el recién llegado Souta, que había llegado al lugar haciendo una parada en Albacete. El gusano es el causante de los terremotos que se suceden a lo largo y ancho del país. En la lucha contra los elementos, Souta es herido en un brazo, y Suzume se lo lleva a casa para curarlo con el kit de la Señorita Pepis. En ese momento, el dios-gato, llamado Daijin, se les aparece en la ventana, y tras darle de comer una lata de sardinas en escabeche, transforma a Souta en una silla de guardería a la que le falta una pata y huye.


       Suzume, que se ha dado cuenta de que está enamorada de aquella silla, inicia una road movie por todo Japón, persiguiendo al dios gato que aparece cada vez que se abre una nueva puerta con el consiguiente gusano, y silla a cuestas, va conociendo a gente en su nueva misión de cerrar portales, mientras demuestra su amor por la silla que se pasa media vida durmiendo, y su pasado y la perdida de su madre le atosiga… En muy resumidas cuentas.

        Tiene la curiosidad, “Suzume”, que es una película en la que los protagonistas van visitando lugares que realmente han sufrido desgracias naturales, como Tokyo, Kobe o la radioactiva Fukusima, cerrando dichos portales que van surgiendo allí, un guiño en toda regla al espíritu de lucha del pueblo japonés ante las desgracias, aparte de algún guiño en forma de caja de recuerdos a la película “Viaje a Agartha” (2010) del mismo director, que en Hispanoamérica se conoció en su día con el poético título de “Los niños que buscan voces perdidas”…


       Es una película, hasta donde he logrado entender, cuya moraleja, o al menos una de ellas, es que hay que cerrar puertas, y dejarlas bien cerradas, para que no salgan cosas que puedan provocar terremotos. Si a ello le añadimos gatos, mitología nipona y una chica enamorada de una silla, tenemos el cóctel perfecto.

        En definitiva: A pesar de que hay momentos en que cae el ritmo, tiene momentos en los que te toca la fibra, sobre todo aquellos en los que en las ruinas la gente del pasado cobra vida y vuelven a estar allí. Emocionantes últimos diez minutos, y muy buena banda sonora, que incluye algún tema de jazz pegadizo, y que me ha recordado a aquellos míticos grupos japoneses de los 80-90, no me preguntéis nombres, que solían tener en las portadas de sus discos coches deportivos al estilo “Out Run”, o simples utilitarios, y que uno de los secundarios, pone en un momento determinado en su flamante descapotable. Esta es la típica película que gustará a gatunos, carpinteros y cerrajeros, y que no podrán soportar gusanos mitológicos, pupitres y sillas de guardería.


          Personalmente, le doy un 6,5 de nota porque la narrativa es un tanto caótica a ratos, pero os recomiendo su visionado, quizás en una segunda vez, podría subirle la nota, pero… Eso nunca lo sabremos, ¿O si?