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domingo, 6 de abril de 2025

Una película de Minecraft (2025)

 

         Tener nenes en casa conlleva que tengas que ver alguna película dirigida para ellos de vez en cuando. Afortunadamente no ha sido la última de “Blancanieves”, si no “Minecraft”, que también es mala, pero no la considero tan mala como la película protagonizada por Rachel Zegler.

        La hora era las cuatro de la tarde, después de comer, hora siestera, y de hecho me he llegado a dormir un rato (al parecer, porque me despertaron) durante la proyección.


        La sala, a la mitad, todos éramos padres/madres con nenes, familias enteras, y los nenes no paraban de dar botes de alegría en los primeros compases de la película, mientras uno se santigua ya desde el primer minuto, y llega a pensar que Jack Black es una especie de friki todoterreno que no sé cómo lo hace, pero consigue estar en todas las producciones relacionadas con juegos, videojuegos o el rollo friki de turno. Es Bowser en la película de Super Mario Bros, salía en Jumanji, en Borderlands, en Kung Fu Panda, en The Mandalorian… Y si puede, te mete algo de rock, aunque sea de pasada, lo cual es de agradecer, aunque ya sea anacrónico en este final de cuarto de siglo donde los nenes te preguntan qué es el rock, o el heavy metal…

        Antes que nada, tengo que reconocer que no conozco mucho del Universo Minecraft. Me pilla muy mayor, y yo siempre he sido más de las arcades antiguas, de las recreativas como Captain Commando, Cadillacs y Dinosaurios, Street Fighter y juegos por el estilo que hace cuarenta años lo petaban…


        Entiendo que Minecraft es un juego muy creativo, con el que la nena que tengo en casa se ha tirado horas y horas, sobre todo durante la pandemia, y que es muy bueno para fomentar su imaginación. Yo he visto hacer casas, gallineros, torres, luchar contra esqueletos y escuchar a los aldeanos decir: Jummmm, o algo parecido. A lo que si jugué en su día fue al Minecraft Dungeons, que lo compramos en 2020 y me tiré media pandemia enganchado a él, aunque no me lo he llegado a pasar ni por asomo. Demasiados miles de monstruos por eliminar.

        Hay que reconocer que Mojang, los estudios creadores de Minecraft lo han petado con el juego que creo que ya ha cumplido quince años, y que tiene diferentes versiones, modos de juego y un mercadeo brutal de camisetas, llaveros, muñecos y miles de fans por todo el mundo.


        Por eso, la llegada de la película Minecraft era esperable. Lo que no esperaba es que fuese tan mala en su narrativa, por lo menos para mis ojos de Boomer, aunque los críos del cine la han disfrutado mucho y la han llegado a aplaudir al final, y también reconozco haberme reído con alguna escena y algún guiño, como os decía antes, al rock y al heavy metal, algo también esperable con Jack Black por medio, que le sale la vena “Escuela del Rock” a la superficie y no es capaz de evitarlo, y más si tienes de compañero de reparto a un Jason Momoa en plan heavy ochentero, cuadrado, barbudo y peludo, y vestido con una chaqueta de flecos rosa. Todo un ser en extinción, como las recreativas que os comentaba antes, y bastante absurdo en su concepción, como tendero de una tienda de videojuegos antigua, muy al estilo de los videoclubs que lo petaban hace algunas décadas, y campeón del 89 de un videojuego que no es más que una excusa, ya que sus supuestas habilidades de gamer no la vamos a ver realmente en la película, ni siquiera en su modo lucha, cuando le toca, que es en un par de ocasiones. Suele cobrar más que dar. A mí, como me va el rollo heavy y rock, me ha gustado la referencia, pero los nenes no lo han entendido, seguramente.

        Rodada en Nueva Zelanda, por un equipo que ya había trabajado en anteriores películas y producciones (incluso los actores), con un presupuesto de 150 millones de dólares y con una recaudación de 60 millones solamente el primer fin de semana de su estreno a nivel mundial, Minecraft tiene un guiño al youtuber Technoblade, fallecido en 2022, y que era un auténtico crack del juego (sale un cerdito con corona, y dicen “Es una leyenda”)…


Aunque su narrativa, la narrativa de Minecraft, no tiene demasiado sentido en mi opinión, siendo una mezcolanza de muchas cosas a la vez que por mucho que se intente, no pega bien en la pantalla, y a veces, cuando estaba despierto, me parecía que todo era una excusa que se desarrollaba en torno a un histriónico Steve, el personaje interpretado por Jack Black, que intenta focalizar todas las miradas en sí, y del que se nota que es un fan del juego, eso seguro.

Y tras una hora y cuarenta minutos de metraje, llegas a la conclusión de que sobran prácticamente el resto de los actores. Jack Black, Steve, podría haber hecho la película él solo, y quizás en compañía de una tal Alex que solo se presenta en una escena post-créditos, al estilo de los finales de Sonic que van presentando nuevos personajes.


        Vamos al lio: Una pareja de hermanos, Henry y Natalie, llega a una ciudad perdida del Medio Oeste americano. Han perdido a su madre hace relativamente poco, y Natalie, que aparentemente acaba de salir de la adolescencia, se echa la manta a la cabeza para comenzar una nueva vida y hacerse cargo de su hermano. Al padre no lo nombran, y no sabemos nada al respecto. En la peculiar ciudad, donde todos son muy raros, destacan Garrett Garrison (Jason Momoa), heavy y antiguo campeón de un videojuego de lucha del 89, algo que es completamente irrelevante, y Dawn, una tipa que hace de todo y que es la primera persona que conocen los chicos al llegar a su nueva casa.

        Previamente, Steve (Jack Black) un tipo de la ciudad obsesionado por las minas desde pequeño que desapareció 20 años atrás, más o menos, llega a la Superficie (Minecraft) después de haber picado en una mina que hay a las afueras de la ciudad durante 20 minutos. Encuentra unos cubos de Rubik que une y voilá, en Minecraft con lobos, ovejas rosas y abejas del tamaño de un F-5, y tras algunas aventuras acaba en mano de la Reina de los Piglin, que son unos cerdos-orcos que quieren los orbes para conquistar el mundo.


        En una subtrama, uno de los aldeanos viene al mundo real y protagoniza un par de escenas románticas delirantes, sin decir más que “Juummm”, y nuestros protagonistas acaban en Minecraft después de que Garrett se haga con los cubos en la subasta de un trastero (aquí hubiera estado bien algún cameo de algún habitual de los programas, como Mary Padian, Dave Hester o Darrell Sheets).

El resto, ya os lo podéis imaginar, ya que la película es predecible y previsible como ella sola, con 5 personajes con sus 5 arcos argumentales en vez de 2 (que es lo que debería haber sido), pero con unos efectos especiales requetebuenos, muchos guiños al juego, y un final que deja abierta una nueva película, que hoy por hoy, no sabremos si saldrá…


Nota: Un 4. El ordenador no salva una película, que, a pesar de que esté dirigida para niños, no se los toma en serio, y ellos son los más exigentes. Los personajes femeninos, por cierto, está ahí de pasada. Una película con dos personajes, más fiel al juego, lo hubiera petado.

sábado, 5 de abril de 2025

Efectos Secundarios (2025)

 


Hace un par de meses, algunos de vosotros me hablasteis, y algunos me pedisteis, que hiciera una reseña de la serie de animación “Efectos Secundarios”, una serie de animación, que, curiosamente, ha pasado tristemente desapercibida para la inmensa mayoría del público, hasta donde sé, al menos en España.

        Durante el mes de marzo, he tenido la oportunidad de verme los diez episodios (de unos veinte minutos cada capítulo) de su temporada única, aunque hay una segunda temporada en marcha, que según dicen algunos mentideros cinematográficos españoles, se estrenaría a finales de 2026, y hasta que no la he visto entera y la he digerido, no he querido ponerme a opinar sobre ella. Y digo bien lo de digerir porque “Efectos Secundarios” es la típica serie que muchos sectores económicos de la sociedad no querrían que vieras. Es una serie que puede llegar a incomodar y crear cierta inquietud, pero creo que ese es su objetivo desde el principio y lo consigue con creces, con unos toques muy buenos de humor, cierto realismo mágico y… de condimento, hongos azules peruanos.


        Mucha gente desgrana una serie desde el primer episodio, desde los primeros veinte minutos del primer episodio… Pero yo, la verdad, no soy capaz de juzgar una serie, una película, un cómic o un libro, sin haberlo concluido entero… Serán cosas de Boomers, digo yo.

        De entrada, os puedo decir… Os puedo asegurar… Que creo que es una de las mejores series que he visto, independientemente que sea de animación, o no, en mucho tiempo, y que creo que es una de esas series casi imprescindibles para los tiempos que corren, que parece que pasan desapercibidas para el público en general, pero que, desde luego, son de las marcan y dan que hablar…


        “Efectos Secundarios” toca varios palos, y abre varios melones sociales, dialécticos, filosóficos, que son muy interesantes a tener en cuenta. Es una serie dirigida a un público adulto que pueda hacerse determinadas preguntas sobre la salud, nuestra salud, sobre quienes manejan los hilos de las farmacéuticas, de qué manera, con qué fines, que te podrás imaginar que son meramente económicos y que realmente la gente les suele importar una ñorda pinchada en un palo.

        En la narrativa tenemos a Marshall y Frances. Marshall es el típico hippie que viste una camisa abierta y lleva un sombrerito. Va siempre con el torso medio desnudo por ahí, es tripón, barbudo y ha pasado un tiempo en la selva peruana, donde ha descubierto cierto hongo azul que es capaz de curar enfermedades como el Alzhéimer, e incluso regresarte de la muerte en un último momento.


        Traer el hongo, y su tortuga Sócrates, a Estados Unidos casi le cuesta la vida, pero cree en un objetivo alto, noble y altruista, como es llevar la cura de todas las enfermedades a cualquier hijo de vecino, y pronto se van a cruzar en su camino las farmacéuticas estadounidenses, que, por supuesto, tienen y quieren impedir que Marshall se salga con la suya, junto al propio gobierno estadounidense.

        Un encuentro fortuito con una antigua compañera, Frances, le cambiará la vida, o mejor dicho, a ambos, ya que Frances, que trabaja para una farmacéutica en horas bajas, algo que le oculta a Marshall desde un principio, vive una vida anodina con una pareja al que no quiere, una madre con alzhéimer y un voraz jefe que quiere sobrevivir como sea al destino al que se enfrenta la empresa.


        A partir de esa premisa, tenemos diez episodios que te enganchan desde el principio hasta el final, donde vamos a ir viendo como Marshall es traicionado prácticamente por todos, con grandes dosis de drama, sátira, acción y un humor muy característico, al igual que el dibujo de los personajes, que son cabezones, a mi me han recordado mucho a los cabezudos que veían en los desfiles y cabalgatas cuando era pequeño hace 40 años, y donde no puede faltar el Italo-disco alemán, y el surrealismo de las alucinaciones provocadas por los hongos, un tanto Dalí, un tanto Miró, un tanto Magritte…

        Los secundarios que presenta la narrativa también son de lujo, como una pareja de agentes del FBI. Él, negro heterosexual, ella blanca lesbiana, que plantean también una curiosa relación de amistad profesional, y no pueden faltar los hippies traicioneros y falsos, o los tipos del Medio Oeste Americano que adoran las armas y que no son muy inteligentes.


        Tiene sus altibajos, sus giros argumentales increíbles, pero repito, querrás ver todos los episodios, y no pararás hasta verlos todos hasta el final.

En definitiva: Una serie que quizás no te cuente nada que no sepas, o que ya sospecharas, pero que es tan interesante y didáctica (creo que se puede usar esa palabra, didáctica), que no me extraña que haya renovado para otra temporada.

        Es una auténtica bofetada en todos los sentidos, y a mi me ha encantado. De nota le doy un 7,5, y creo que no exagero, de verdad… Echadle un vistazo.

miércoles, 2 de abril de 2025

Solitude (2023)

 

       El cine islandés no suele estar entre las películas que más suelo visionar, pero por recomendación, me he visto una película islandesa de 2023 cuyo título es “Solitude”, y que también podéis encontrar en algunas webs españolas como “Einvera”. En realidad, es una coproducción islandesa, eslovaca y francesa… Lo sé, es como tirar tres dados y que los tres saquen un seis, pero es lo que hay.

        Más allá de su hora y diez minutos de duración, lo que más me ha llamado la atención de esta Opera Prima de la directora Ninna Palma, es que consigue darle una vuelta de tuerca a una historia que ya hemos visto mil veces en el cine, como es la relación entre un niño y un completo desconocido que llega a su vida, un adulto, ya abuelete, que viene como de otro mundo, en esta ocasión del gélido mundo rural islandés, y que se pasea por la ciudad como lo haría un marciano por el Centro de Badajoz… Bueno, a lo mejor la comparación no es muy buena, porque podría pasar perfectamente inadvertido, pero creo que vosotros entendéis lo que quiero decir.

 

        Una especie de Paco Martínez Soria, con gorra verde de la Caja Rural en vez de boina, barba y pelos de once meses, muchísimo dinero en el banco, tanto como soledad en el alma y recuerdos de mejores tiempos en la cabeza, que esperando el tiempo de descuento… Le llega un amigo de diez años a su vida.

        En la narrativa tenemos a Gunnar, un viejo granjero solitario que vive en medio de la más absoluta nada, con la única compañía de su caballo. El gobierno islandés le advierte que, por la construcción de una presa y central hidroeléctrica, sus tierras y su casa se van a inundar. Él se resiste a abandonar el terruño, pero ya obligado y con una indemnización de 150 millones de coronas en el bolsillo (poco más un millón de leuros al cambio actual), se ve mudándose a la ciudad, a Reikiavik), donde paga una casa al contado y espera no sabe bien el qué.


Carente de televisor y aficionado a la radio, ajeno a internet, desconocedor de lo que es una pizza, el personaje de Gunnar es un poco raro de creer por mucho campo que te hayas tragado en tu vida, y cae un tanto en el convencionalismo en ese aspecto.

Grandote, barbudo, solitario, coincide con el arquetipo de personaje buena gente, pero más solo que la una.


        Nada más llegar al barrio, conoce a Ari, un nene pelirrojo de diez años que reparte periódicos. Ari, hijo único, está igualmente solo. Tiene unos padres que delegan bastante el uno en el otro a la hora de cuidarlo, y no es precisamente una familia modelo que esté pendiente del chaval, que, a pesar de todo no se les ha torcido.

        Ari pronto se ve atraído por ese viejo barbudo, Gunnar, que parece venido del espacio exterior. Gunnar muestra desde el principio un choque cultural que no me creo en pleno S.XXI, un siglo demasiado globalizado para llegar a creértelo.


Habla poco, escucha mucho, y le gusta jugar al ajedrez con él, por lo que el chaval comienza a pasar más tiempo con este abuelo encontrado, y ambos suplen así sus soledades, comiendo pizzas, viendo programas en la tele recién comprada para sordomudos y siguiendo las noticias referentes a un afgano que ha entrado ilegalmente en el país que va a ser expatriado por el malvado gobierno islandés, que no lo acepta como refugiado en su gélida isla.

        En esta subtrama, Gunnar saca 50 millones del banco, medio alelado, para donarlo a la causa del afgano, un poco sin saber bien qué hace, para satisfacer a Ali, cuyo deseo es ayudar al afgano y que está dispuesto a sacrificar los pocos ahorros que tiene en la hucha para ello.


        El ritmo tranquilo y sosegado de la película acaba en los últimos veinte minutos, cuando ya crees que no va a pasar realmente nada interesante, más allá de la creación de la amistad entre el nene y el abuelete.

        Un día, hay un malentendido en casa de Gunnar, y es que el nene comienza a quedarse a dormir, y al venir a recogerlo la mamá que confía plenamente en Gunnar, que va hasta a los partidos de fútbol de Ari, se encuentra en calzoncillos al nene en el sofá montándose tremenda bola en la cabeza.

        Al interrogar a Ari en casa, esta monta más bola al no aclarar bien la situación, por lo que el padre va a casa a amenazar y golpear a Gunnar, y la relación de amistad se rompe, y Gunnar intenta volver allá donde fue feliz, con metro y medio de agua mediante.


        En definitiva: “Solitude”, película enemiga de la presunción de inocencia, “Solitude” pasaría sin pena ni gloria si no fuera por los últimos veinte minutos de metraje que presenta este conflicto, malentendido, y cuyo final no cierra bien. Nos plantea un “What if…?” (en español, un ¿Qué pasaría si…?) bastante embustero sobre lo que Gunnar, que irremediablemente vuelve a su casa en la ciudad, se encontraría si se volviera a acercar a la familia a hacer las paces. Algo que no pega en el carácter melancólico del personaje que se nos ha presentado durante toda la película. Deja muchas dudas en el aire.

        “Solitude” invita a la reflexión en este aspecto, aunque no es original en ello, ya que ya hemos visto temáticas parecidas en otras películas, pero no deja de ser algo a tener en cuenta.

        De nota, le voy a dar un 6. Y os recomiendo su visionado, me gustaría saber vuestra opinión sobre la trama y el personaje de Gunnar, que, por cierto, está muy bien interpretado. Lo dejo aquí.

La Vida Breve (2025)

 

“La Vida Breve” es una producción española de 2025, una serie que viene de la mano de Movistar y que consta de seis episodios, y que algunos de vosotros me habéis recomendado. La serie se estrenó hace un mes y medio, pero hasta ahora me ha sido imposible verla.

Sin haber leído nada previamente, pensé que iba a ser una serie histórica basada en uno de los periodos más interesantes de la Historia de España como fue la llegada al trono del primer Borbón, Felipe V, un tipo que llega tras el testamento de Carlos II, el último de los Austrias fallecido sin descendencia en noviembre de 1700, y que dejó en el aire dos posibles candidatos: El oficial: Felipe de Anjou, el futuro Felipe V, que era nieto del Rey de Francia, Luis XIV y por otro lado, la rama familiar austriaca representada por el Archiduque Carlos de Austria.


Antes de hablar de la serie en sí, por favor, permitidme hablar un poco de historia, muy brevemente, como lo fue el Reinado de Luis I, que no siempre se me presenta esta oportunidad y me gustaría poner un poco de contexto al asunto, aunque la serie no sea histórica, sino una ficción basada en hechos y personajes históricos…

La posible unión dinástica con Francia, a pesar de que España no era la potencia que había llegado a ser con los Austrias, llevó a la guerra por la posible inestabilidad de equilibrios que se jugaba en Europa, o, mejor dicho, a las guerras, porque tuvimos dos guerras.


Una a nivel internacional, y otra a nivel peninsular, nacional, entre territorios que apoyaban al bando borbónico, y territorios que apoyaban al bando austracista. La gran beneficiada, como no, sería Inglaterra, que consiguió agotar a España, se benefició con tratados en el comercio con los virreinatos, y se hizo con territorios que hoy seguimos reclamando, como Gibraltar, pero también con Menorca que se recuperó posteriormente.

Aquí en Extremadura sufrimos profundamente la llamada Guerra de Sucesión, que nos dejó la región hecha unos zorros con incursiones portuguesas y anglo-neerlandesas en la que la ciudad de Badajoz, borbónica y mal defendida, fue sitiada durante el verano de 1705 y parte del otoño de ese mismo año, y que es un episodio que apenas se recuerda, eclipsado por la Guerra de Independencia española.


Pero igual de interesante, ya que va a dar como origen el reforzamiento de la Ciudad bajo el sistema amurallado llamado Vauban, conocido por ese nombre por el ingeniero militar francés que durante finales del S.XVII y principios del S.XVIII, coincidiendo precisamente con esta guerra de Sucesión española, se va a llevar a cabo en Badajoz.

Una vez finalizadas las guerras que conformaron la llamada Guerra de Sucesión, la internacional primero, y la peninsular (la nacional) después con la toma de Mallorca en el verano de 1715. Felipe V pasa a ser Rey de las Españas, un Rey depresivo, que veía ranas y sapos, tenía obsesión con estos animales, y él mismo se creía una rana. Otras veces creía que en realidad estaba muerto, y en ocasiones creía que podía montar los caballos pintados en los cuadros, además de tener un trastorno bipolar y episodios de euforia sexual. También tuvo una época de dar mordiscos, gritar y chillar, o hacerse sus necesidades encima.


No se sabe bien si fue debido a estas depresiones, o quizás por la posibilidad de hacerse con el trono francés, pero en 1724 renuncia, abdica del trono español, cediéndoselo a su primogénito, Luis I.

Luis I conocido como El Breve, un joven de 17 años, casado con una princesa francesa, que estaba como una cabra en bicicleta, Luisa Isabel de Orleans, una joven de quince años, que lo mismo le daba por limpiar cristales, que, por pasearse en pelotas por palacio, o subirse de la misma guisa a los árboles. Luisa Isabel, que es la única Reina de España que está enterrada fuera de España, también gustaba de no lavarse y tenía la manía de no tocar la comida habiendo testigos, aunque después devoraba en la intimidad todo lo que le caía.


La serie está basada en esta época concreta, donde un Felipe V que parece vivir en otra realidad, que le atosiga aún la muerte de su primera mujer, la Reina María Luisa de Saboya y que está bajo el poder de su segunda esposa, la Reina Isabel de Farnesio, cuyo único afán es conseguir el poder, e intentar poner a sus hijos en los tronos europeos, algo que logrará con el futuro Carlos III. Alguien, además, que trató bastante mal y con desdén a sus hijastros, el propio Luis I y a Fernando VI, que llegó a desterrarla durante su reinado.

        “La Vida Breve” es un buen entretenimiento, aunque de sus seis episodios, hay tres que me han parecido completamente aburridos, y donde los hechos y los personajes históricos están tomados, prestados, para hacer una comedia ligera, con gags poco creíbles como las referencias a los judíos ciento diez años después de su expulsión, la mención a colonias en vez de virreinatos, la edad de los protagonistas o la presencia de Farinelli, que no llegó a conocer, hasta donde sé, a Luis I y que llegaría a España unos 15 años después de lo narrado en la serie.


        Si partes de esta premisa, de que no es una serie histórica, aunque si coincide y es fidedigna en algunos aspectos, y la ves como la comedia que es… Adelante con ella. Te puede servir para despertarte la curiosidad e investigar sobre el período histórico, los hechos narrados y los personajes. En la narrativa hay muchas referencias, muchos guiños actuales, a los propios Borbones, a España y a su idiosincrasia y el anacronismo campa a sus anchas en vestuarios, música y en casi todo en general, en pro al entretenimiento y el acercamiento al espectador.

La narrativa, por cierto, y resumiendo mucho, os podéis imaginar que gira en torno a los seis meses de reinado de Luis I, el más corto en la Historia de España, mientras intenta lidiar con una esposa difícil que no le quiere, o no al menos como a él le hubiese gustado, una malvada madrastra que intentar medrar como sea y un padre que está bastante ido mentalmente.


A ratos divierte con su acertada sátira, y, sin embargo, a ratos puede llegar a parecerte lenta, pierde el ritmo y con gags un tanto repetitivos. Las actuaciones, todas me han parecido correctas, esta gente tiene tablas y eso se nota.

En definitiva: En su conjunto general me ha gustado, me he reído con algunos puntos, y creo que merece el visionado. De nota le doy un 6. Repito, por tercera vez, no es una serie histórica, y eso ha hecho que me relaje mucho a la hora de verla… Que si no… Se hubiese enterado, jajajaja.