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lunes, 9 de diciembre de 2024

El Último Videoclub (2023)

 

         Con un metraje de una hora y diez minutos, realizada con cuatro leuros (costó 5000 dólares), entre siete u ocho colegas y en un mes y medio de rodaje y producción, “El Último Videoclub” es una película canadiense de 2023, que viene a ser un homenaje freaky, algo intrigante, de aquellas películas de serie B que veíamos en los videoclubs hace cuarenta años, y que nos encantaban, y que demuestra que aún quedan verdaderos fanáticos de aquellos tiempos donde el VHS, que había acabado con el Sistema 2000 y el Beta, campaba a sus anchas, antes de sucumbir él mismo ante los nuevos formatos, la llegada de internet y el fin de aquellos lugares llenos de películas, posters de dudoso gusto, y actores horteras, muchos de ellos, tristemente olvidados y pillando polvo dentro de aquellos cartuchos de plástico...

        “El Último Videoclub” es una producción que viene de la mano de los guionistas y directores: Cody Kennedy y Tim Rutherford, que son dos freakys, dos eruditos de todo lo que fueron los videoclubs y las películas de serie B que nos tragábamos hace cuarenta años. Ellos ya habían hecho algunas cosas relacionadas, como cortos y algún documental, pero se han atrevido a dar un paso más al hacer esta película que toca el humor, la fantasía, el terror y la Ciencia Ficción, por igual, en tono de parodia retro y con apenas un par de escenarios, cinco actores y un metraje, que, a pesar de corto, te puede llegar a resultar tedioso en algunas de sus partes, pero que a mi me ha entretenido y me ha hecho esbozar alguna tímida sonrisa… Tímida nada más, ojo.


         En la narrativa tenemos a Kevin, que casualmente se llama en la vida real Kevin Martin, un tipo que me recuerda al tristemente desaparecido, Max Wright, conocido por su papel de Willie Turner en la serie “Alf”, aunque con algo de melena, y que maneja un videoclub al que no va absolutamente nadie desde hace treinta años, cuando la guerra de formatos acabó definitivamente con el VHS.

        Esta parte, digamos de presentación del personaje, tiene su gracia, porque parodia las famosas letras del inicio de las películas de “Star Wars”, realizadas con un Spectrum, un Dragon 32 o un Amstrad CPD de hace cincuenta años.


        Kevin es el dueño de “Blaster Video”, un sucio, cutre y triste videoclub recargado hasta la saciedad de posters viejos, películas descatalogadas hace mil años y que adolece de un Horror Vacui extremo en todos los sentidos. Kevin, que ha dedicado toda su vida al negocio, ahora muerto y enterrado, es una verdadera enciclopedia en cuanto a las películas de serie B se refiere, y adicto a la cerveza.

        Un día, recibe la visita de Nyla, una joven que viene a devolver unas películas que tenía en casa con dos semanas de retraso. Su padre, fallecido recientemente, era prácticamente el último cliente que tenía Kevin, y posiblemente su último amigo,ya que nadie entra en aquel cubil infecto ni a tiros.


        Entre las devoluciones hay una extraña cinta, con rugosidades, que resulta ser el Necronomicón de los VHS, una cinta maldita, que, al probarla en el reproductor de vídeo desata una vieja y peligrosa maldición.

        Los personajes de algunas películas salen al plano real: Cuatro concretamente y por turnos. Un bicho espacial que causa una herida en la mano a Kevin al intentar defenderse, un joven adolescente que se supone que es un héroe y que cae a las primeras de cambio, decapitado, frente al tercer personaje: Un Jason de Segunda División, que es clara referencia a toda la saga de películas de “Viernes 13”, que comienza siendo un enemigo a batir y se acaba haciendo un valioso aliado de Kevin y Nyla… Y, por último, un héroe llamado Serpiente, clara referencia a las películas malas que hacía Chuck Norris y actores por el estilo en los Ochenta, que pasa de ser héroe a enemigo a batir cuando lee las malas reseñas cinematográficas que le dedicaron en su día. Sin posibilidad a escapar, porque el videoclub queda atrapado en una dimensión atemporal, a Kevin y Nyla no les queda más posibilidades que enfrentarse a lo que se les viene encima…


         En definitiva: Película para nostálgicos, que gustará a gente que conoció aquella época y las películas referidas, ya que tiene bastante guiños a la etapa. No es para tirar cohetes, pero sospecho que en cuarenta años será de culto. El final, predecible, inconcluso y bastante malo. Aún así, de nota le doy un 5,5, por el homenaje, y no le doy más porque hay partes bastante espesitas… En fin, lo dejo por aquí.

domingo, 8 de diciembre de 2024

Las Audaces (2023)

 

        “Las Audaces” es una película suiza de 2023, una producción que si no me llegan a decir que es suiza, y por el tema de los escenarios, podría pasar perfectamente por un blockbuster yanqui, ya que copia todos los clichés, estereotipos y tramas a los que nos tiene habituado el cine gringo desde hace cuarenta años hasta la fecha… Por cierto, la película en su versión original, alemana, tiene un título en inglés… “Early Birds”, que vendría a ser algo así como “Madrugadores”, pero ya sabéis que en España, a la hora de poner/traducir títulos de películas, somos unos cracks...

         “Las Audaces” viene de la mano de Michael Steiner, un guionista y director de cine suizo, que ha dedicado bastantes de sus películas y trabajos, que apenas supera la docena en los últimos quince años, a poner a Suiza de fondo en tramas y escenarios. El tipo ha hecho de todo, desde comedia hasta algún drama, y con esta producción se ha atrevido, sin arriesgar mucho, a hacer la típica/tópica película de policías corruptos, chicas protagonistas metidas con calzador y persecuciones, sin dejar de lado el drama y algo de acción, por desgracia, poca, en su hora y treinta y cinco minutos de metraje.


         La narrativa es ya de por sí tramposa desde un principio, ya que comienza con la historia ya adelantada, ya comenzada, en una persecución de un tipo hacia una chica. Como espectadores no sabemos que es lo quiere el tipo de esa chica que huye en una zona de marcha esquivando parejas, gente de fiesta, tipos que vomitan, garitos con música excesivamente alta y la verdad es que este tipo de cortes narrativos son muy habituales para engancharte desde el principio, tiran del boyerismo del espectador, y posteriormente ya te viene el cartelito de… 24 horas antes, y es cuando realmente comienza nuestra historia.

           Anika es una chica joven atractiva, que hace de acompañante y de lo que surja, moviéndose siempre por ambientes poco recomendables. En una de estas, al levantarse una mañana, se encuentra que el chico con el que ha pasado la noche, está haciendo tratos poco recomendables con dos tipos. Lo que parece ser una sencilla transición económica, la compra/venta de unos productos para la nariz, se transforma en un tiroteo mortal, ya que los polvos de talco para la nariz eran eso precisamente: Polvos de talco, y no el producto anunciado en la Tele Tienda.


          De dicho tiroteo, que es lo más parecido a una escena de acción que te vas a encontrar hasta los compases finales, solo sale viva Anika y una cafetera. Como principal hereditaria de todo el material por allí desparramado, que incluye varios miles y miles de leuros, Anika decide quedarse con la pasta y huir de allí, sin saber que detrás de todo este tinglado también hay un grupo de policías corruptos, malvados y malévolos , que quieren recuperar la pasta y borrar cualquier indicio de lo que allí ha pasado.

          En su huida, Anika conoce a Caro, una migrante que está de problemas hasta el cuello, madre de un hijo al que apenas ve, y que pronto se va a ver envuelta en todo el percal, iniciando una amistad un tanto forzada con Anika, a la que ayuda a cambio de parte de la pasta que Anika lleva en bolsas manchadas de sangre, y transformando la narrativa en una especie de “Road Movie”, un viaje hacia ninguna parte, del que no tienen escapatoria…


         En definitiva: Película entretenida, predecible hasta la médula, que no te va a sorprender, pero que si es posible que te parezca amena, sobre todo en sus primeros veinte minutos, que son bastante dinámicos, con bastante ritmo, aunque después decae, en todo el ecuador del metraje y alrededores, para volverse un poco más oscura y profundizar un poco más en nuestra pareja protagonista: Sus vidas, sus inquietudes, sus caracteres tan diferentes… Resolviendo la situación en los últimos diez minutos, con un salto de Anika al aire para evitar la muerte de su amiga, que hemos visto hasta la saciedad en películas por el estilo, series, y hasta en comedias que se ríen de este tipo de saltos… De nota le doy su 5 pelao y mondao y la dejo a vuestra entera elección. Lo dejo por aquí, y ya me diréis si “Las Audaces” os pareció una película audaz, u otra del montón.

sábado, 7 de diciembre de 2024

Desembarco de Alhucemas (Cascaborra, 2024)

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          “Desembarco de Alhucemas” es un cómic publicado por la editorial Cascaborra en 2024, y que viene a ser el sexagesimonoveno de la magnífica colección requeterecomendable, “Historia de España en viñetas”, que nos está enseñando la Historia de este país de la manera más amena, didáctica y rabiosamente posible… A través del cómic.

         El cómic de tapa dura, y de 65 páginas, incluyendo el material extra final, que suele ser habitual en los cómics de la colección, nos lleva a un hecho histórico, poco recordado, nada estudiado en las aulas, y que sin embargo, marcó un hito, un antes y un después en las operaciones militares.


        El Desembarco de Alhucemas, cuando me ha tocado explicarlo en clase, lo he definido siempre como nuestro “Día D”, y siempre he comentado que posiblemente los Aliados tomaron buena nota de aquel despliegue militar de hombres, unos trece mil inicialmente, un centenar de barcos de la Armada y un Ejército del Aire, aun un tanto en pañales en España, pero que va a poner encima del tablero a más de un centenar de aparatos que darán buena cuenta en su momento de la artillería harkeña de Abd-El-Krim que hostigaba a las fuerzas terrestres españolas, jugando, pues, un papel importantísimo.

         En el contexto histórico, tras las pérdida de nuestras últimas posesiones de Ultramar frente a Estados Unidos en 1898: Cuba, Puerto Rico, Filipinas, y la venta deshonrosa de nuestros últimos enclaves en el Pacífico, España se lanza a una aventura colonial en África, concretamente en el Rif, en el actual Marruecos, que nos va a conllevar miles de perdidas humanas en derrotas deshonrosas como en Annual, Monte Arruit, o en el Barranco del Lobo…


          Episodios, por cierto, que han sido recogidos en impresionantes cómics por parte de la Editorial Cascaborra, y que podéis encontrar en esta misma colección de “Historia de España en viñetas”: “Monte Arruit” (2019) de la mano de David Braña y Óscar Bermejo, y “Barranco del Lobo” (2021) de la mano de Jorge Guillermo Palomera, Alejandro García y Sonia Sánchez González, y que, junto a este de “Desembarco de Alhucemas”, conforman una trilogía espectacular e imprescindible.

         Para poner fin a dichas y continuas derrotas que ponían en peligro, no solo la presencia española en la zona, si no también la soberanía de las plazas de Ceuta y Melilla, el ejército español organiza, junto a un pequeño contingente francés, un desembarco que acabará definitivamente con las razzias y ataques rifeños, dirigidos por el caudillo Abd-El-Krim que reúne en su mano a todas, o casi todas las harkas/cabilas norteñas en la proclamada República del Rif, y que poco podrá hacer frente al despliegue español iniciado el 8 de septiembre de 1925, con barcazas compradas a los británicos, usadas en el desastroso desembarco de Galípoli durante la Primera Guerra Mundial.


         En el cómic seremos testigos de la situación española en los años veinte, durante la Dictadura de Primo de Rivera, con un Alfonso XIII completamente desconectado de la situación real del país, del analfabetismo y pobreza de un país que apenas sabe leer y escribir, de las llamadas a filas de los hijos de campesinos, jornaleros, y todo aquel que no pudiera pagar las mil pesetas para librarse del servicio militar, y de la guerra, pero también de los lazos de amistad y compañerismo, que se forman en las peores situaciones, cuando se pone entre la espada y la pared a jóvenes que darán su vida, literalmente, por el país, por el honor o por el deber, justo o no, a cientos de kilómetros de su casa. Y, todo, aderezado con las canciones y estribillos de la época… La música, como testigo, como narrador, de hechos y realidades.

          “Desembarco de Alhucemas” viene de la mano de Rafael Jiménez, querido guionista al que le hemos dedicado una docena de reseñas en el blog y en el canal. Iván Luna, a los lápices, del que ya hablamos en su día en referencia al cómic “1236: Córdoba”, realizado precisamente con Rafael Jiménez. Y al color tenemos a David Fernández.

          Un cómic que complementa muy bien, como os decía anteriormente, a los otros dos que tenemos dedicados a la presencia española, al protectorado español en Marruecos, y los acontecimientos que sucedieron hace casi cien años, a poco de cumplirlos, y que no deberíamos olvidar, y una de las mejores maneras es a través de cómics tan didácticos como este. 

viernes, 6 de diciembre de 2024

Las Desapariciones (2024)

 

       “Las Desapariciones” es una producción francesa de 2023, película basada en una novela que no me he leído, y sinceramente no me voy a leer, que mezcla un thriller policíaco clásico, con tintes de sucesos paranormales, que sin llegar al terror, pero tocando el gore en su camino, viene a añadir poco al género que está ya más trillado que un campo extremeño.

        “Las Desapariciones” nos lleva, en su narrativa, hasta un pueblo francés perdido de la mano de Dios, Roquenoir, bonito en paisajes, sospecho que bastante endogámico, y donde una serie de asesinatos y desapariciones de niños van a llevar a dos policías al mismo punto de investigación.


        Aunque ambos vienen por distintos motivos, e incluso sus maneras de actuar y de abordar los casos son diferentes, los hechos les llevan a colaborar juntos, les guste o no. La comandante Elisabeth Guardiano, parece una mujer fría, implacable e impecable, de perpetuo moño, y carácter Rottenmeyer, viene de perder una hija que se quitó de en medio en la bañera al no soportar los continuos abusos que recibe en su entorno educativo, y que es algo que nos aparecerá en un flash back, en un retroceso vital, para que veamos que el personaje no es un palo. El tema del flash back es muy recurrente en determinados momentos del metraje.

        El capitán Frank de Rolan, más relajado, más cercano, viene de dar palos de ciegos ante la desaparición de unos niños, relacionados con una extraña leyenda, un extraño culto, conocido como “El Devorador de Almas”, un semidios pagano, similar al dios celta Cernnunos, que se aparece de vez en cuando en el metraje, con todo su papo y toda su cornamenta, pero que lejos de generar inquietud o terror en el espectador, más bien genera curiosidad y poco más.

        Ambos policías, irán poco a poco tirando de hilos en el pueblito de Roquenoir, donde nada es lo que parece, y hay más gente zumbada que mosquitos en el Guadiana. Pueblo pequeño, infierno grande. Eso no hay quien lo quite.


          En definitiva: La película tiene un desarrollo clásico de este tipo de thriller, de cine policíaco, y posiblemente hasta los últimos quince minutos no te va a comenzar a parecer realmente interesante, cuando el nudo comience a desenvolverse, y algunas partes de la narrativa te van a parecer predecibles, y otras un tanto más oscuras, relacionadas con videos snuffs, aviones estrellados con drogas y visiones esquizofrénicas.

        La sensación de que todo esto ya lo has visto muchas veces, de cliché repetido hasta la saciedad, la vas a tener prácticamente desde los primeros compases de la película, pero definitivamente la explicación final a todo el galimatías es de lo que más he echado para atrás.


        Interpretaciones aceptables, pero sin tirar cohetes. Música casi inexistente, buenos planos y fotografía dentro de lo que cabe… Con una doble dirección como es la de Alexandre Bustillo y Julien Maury, que son dos tipos que siempre trabajan juntos y en películas del género de terror, quizás se podría haber esperado más de todo el asunto, que deja un final un tanto frío, decepcionante.

        Para estos casos, mi recomendación siempre es la misma, le quitas media hora al metraje de una hora y cincuenta minutos, y ganas en ritmo, y en una hora y veinte minutos cuentas lo mismo, pero con una dinámica distinta, diferente, más amena. De nota le doy su 5 de rigor, para pasar el rato. Si la veis, ya me diréis qué os pareció a vosotros… “Las Desapariciones”.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Huida hacia Berlín (2023)

 

        “Huida hacia Berlín” es una producción checa de 2023, que también te puedes encontrar bajo el título “Hermanos”, y de hecho es el título que se le da al principio de la película, y en su doblaje anglosajón.

         La película ha despertado en mi cierta curiosidad porque se presenta como una historia real, o basada en hechos reales, recogidos en una novela de título “Legado”, publicada en 2005 por Barbara Masin, la hija de uno de los Hermanos Masin protagonistas de la película, y ahora llevada a la pantalla por otro Masin, Tomás Masin, que no sé qué parentesco podrá tener con la señora que va camino de los setenta años.


        Curiosamente, los hermanos Masin eran hijos de Josef Masin, un general checoslovaco, ejecutado por los nachis en 1942, y cuya mujer fue encarcelada, torturada y prácticamente ejecutada por la huida de sus hijos de la Checoslovaquia comunista, que es lo que narra esta producción.

       La narrativa de “Huida hacia Berlín” nos lleva hasta 1953 en la que cinco jóvenes checos huyen del paraíso soviético, comunista, que regía (o rigió) con mano de hierro Checoslovaquia, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hasta la Caída del Muro de Berlín, siendo dos de ellos capturados en Alemania Oriental y ejecutados posteriormente en Checoslovaquia tras su extradición (a quién se le ocurre huir de aquel paraíso económico, social y político… ¡Estos jóvenes!), y movilizando en su huida a más de veinte mil personas entre policía y ejército soviético.


          Los tres restantes, los dos hermanos Masin y el amigo de ambos, Milan, consiguieron su objetivo de llegar a Alemania Occidental, al otro lado del Muro, donde imperaba el malvado, malvadísimo capitalismo, lo hicieron tras diversas penurias y penalidades, mientras que en su país de origen, sus familiares (el tío que fue ejecutado a pesar de haber luchado en la guerra contra el nazismo, igual que su hermano… Y su madre y hermana) pagaron las consecuencias de la deserción de los adolescentes para que de paso sirviera como aviso a futuros intentos de abandonar el país… Vamos, que más de uno se lo pensaba siquiera antes de cruzar una calle más allá de la suya…

          El metraje de dos horas y diez minutos, nos lleva en un principio a ser testigos de la ejecución por parte de los nachis en el 42 del General Masin, que dejó oculto en el su último calabozo, un mensaje para su mujer e hijos que posteriormente va a ser descubierto, años más tarde, y entregado a la familia.


           Los Masin, que estaban en contra de los Totalitarismos, y que lucharon en contra de la invasión alemana, han visto como el país ha pasado a ser ocupado por los soviéticos, que adoran a Stalin y que los dominan férreamente, aniquilando cualquier esperanza de libertad y de pensamiento en el país, por lo que ven la huida como la mejor de las opciones, elaborando un plan que los llevará en un mes hasta Alemania Occidental, esquivando a todas las fuerzas policiales y militares que se van encontrando por el camino.

         La narrativa nos lleva a ir viendo los dos puntos de vista, los de los huidos, que llegan a fantasear con la liberación de su país por parte de los estadounidenses en un futuro, y que se pasan la primera hora realizando intentos de lo que vendría después, y el de los perseguidores encargados de su captura, que van haciendo sus averiguaciones y pesquisas para llegar a ellos, mientras torturan y recurren al ejército que se presenta hasta con tanques.


        En definitiva: A pesar de que la historia es interesante, la narrativa se me ha hecho un tanto pesada y confusa por momentos, teniendo mucho relleno que realmente impide que la película arranque como debería. Algo que no hace hasta el último tercio y dando gracias. Aun así, es una película muy recomendable, para recordar que fue la Guerra Fría, que fue el régimen soviético, y como muchos intentaron huir de aquel Terror y dejaron sus vidas por el camino. De nota le doy un 5,5, y recomiendo su visionado, a pesar de los “peros”. Lo dejo por aquí.

sábado, 30 de noviembre de 2024

El Último Recreo (Astiberri, 2017) Horacio Altuna, Carlos Trillo

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       Hablar de Horacio Altuna y de Carlos Trillo es hablar de dos grandes dentro del Mundo del Cómic, argentinos universales, que llevaron el cómic a lo más alto, y que marcaron una etapa brutal, con historias como esta que os traigo hoy, “El Último Recreo”, que aparecida originalmente en 1982, en forma de historias autónomas, independientes, trece en total, en la revista española de cómics de Ciencia Ficción y fantasía, “1984”. Revista, por cierto, que se convirtió en una revista de culto, y que casi cincuenta años después de su aparición, los coleccionistas buscan con ahínco sus números perdidos, y que no estaría mal que fuese recuperada en un integral para nostálgicos, que yo sin duda adquiriría…

        Aquellos trece capítulos, que en un principio, parecían no tener una confluencia entre sí más allá que la de compartir un Universo común, pos-apocalíptico y protagonizado por jóvenes preadolescentes, niños, y algún eunuco loco de atar, venían de la mano de dos autores ya reconocidos no solo en Argentina, si no también en España, y me atrevo a decir (sin tapujos, y sin miedo) que en medio mundo, presentándonos Carlos Trillo una Historia conmovedora, de la que ponen los pelos de escarpia, en la que el Sueño de Peter Pan, se convertía en la pesadilla de “El Señor de las Moscas” de William Golding, teniendo como escenario un Nueva York muy ochentero, que Horacio Altuna a los lápices, supo plasmar perfectamente en este tomo de tapa dura, que nos presenta la Editorial Astiberri en un magnífico integral de 124 páginas, y riguroso blanco y negro, que yo he logrado pillar en su segunda edición, que espero que no sea la última…


       “El Último Recreo” es hijo de su tiempo en gran medida. Los que vivimos los Ochenta recordamos la época de Reagan, la tensión de la Guerra Fría, las películas sobre Terceras Guerras Mundiales en los videoclubs, misiles intercontinentales que apuntaban de aquí para allá, y la gente que huía del paraíso soviético dejándose muchos de ellos la vida en el intento en aquel muro físico, económico y social, que separaba Europa, y gran parte del Mundo, aquel Telón de Acero que bautizara Churchill poco después de concluir la Segunda Guerra Mundial, en dos bloques muy definidos: Capitalista y Comunista… Los países no alienados poco contaban entonces…

        El cómic nos presenta la caída de una bomba. No sabemos quién ha tirado dicha bomba, si el país o medio planeta están en guerra o no. Esos datos no se nos dan por parte de los protagonistas, más allá de que una bomba ha caído y sus efectos lejos de ser la devastación y la destrucción física de las ciudades, las infraestructuras o los edificios gubernamentales o militares, han sido, si cabe, más terroríficos: La desaparición de los adultos, y poco tiempo después la muerte repentina de aquellos jóvenes que comienzan a tener pulsiones o deseos sexuales, al abandonar la niñez y entrar directamente en una adolescencia más madura.


         Este hecho nos presenta una nueva sociedad donde pronto, los más pequeños, los bebés, y los niños que están solos, fallecen ante la soledad y la imposibilidad de sobrevivir en un mundo terriblemente hostil donde se crean bandas, y el robo y la violencia campan a sus anchas.

        Las historias cortas, de apenas unas páginas, pronto se van entrelazando entre sí, y somos testigos de la supervivencia de unos pocos, que conviven con el hambre, los abusos de todo tipo, el miedo y el terror a un mundo o una sociedad completamente nuevo, y a la certeza de que el despertar sexual puede acabar contigo en apenas unos segundos por el efecto secundario y mortífero de la bomba.


       Con un prólogo excelente, de quitarse el sombrero, de Antoni Guiral, que hizo para la Primera Edición del cómic, “El Último Recreo” es uno de esos cómics clásicos, que pronto cumplirá cincuenta años, y que se ha convertido en todo un clásico, en todo un referente del cómic internacional, una auténtica joyita que te recomiendo que leas, y al ser posible, que tengas y que atesores porque en cada lectura, y en cada revisión que le dediques, sacarás nuevas lecturas y puntos de vista, disfrutando del dibujo de un grandísimo Maestro como el de Horacio Altuna, y una historia de película, del maravilloso, siempre presente, Carlos Trillo. Su precio ronda los 16 euros, que no es dinero para lo que vas a disfrutar. ¿Recomendable? No, recomendable no es… Es imprescindible. Lo dejo por aquí.

El Monje y El Rifle (2023)


 

          Cuando ves a un monje budista, cargando con una bombona de butano por mitad de un paraje de Bután, ya sabes que la película que vas a ver, “El Monje y el Rifle”, debe ser particular. Y es que esta producción de 2023, que viene de la mano de Pawo Choyning Dorji, que es a la par director y guionista de la película, creo que es la primera que veo de origen butanés, y desde luego, tengo que reconocer que no me he llevado una mala impresión con ella, si no más bien todo lo contrario.

        Para mi, decir Bután era nombrar a uno de los países más desconocidos de los que hay en todo el planeta. Durante mucho tiempo, solo lo he asocié al Tiro con Arco, donde era deporte nacional hace cuarenta años, cuando yo lo practicaba, y Budismo.


        Afortunadamente, eso fue cambiando con el tiempo, y a pesar de que, como os reconozco, no he visto nada de su filmografía nacional, el interés por lugares que me parecen inhóspitos (aunque no lo sean) siempre me han hecho buscar información sobre el país, la cultura y sus costumbres.

         “El Monje y el Rifle” aborda una narrativa que describe perfectamente el carácter de los butaneses, con una candidez e ingenuidad que a los occidentales, por lo menos a los europeos, nos parecería asombrosa en todos los sentidos, pero que en su puesta en escena es una auténtica delicia.


       Se cose, a lo largo de su hora y cuarenta y cinco minutos de metraje una historia llena de guiños, dobles sentidos, y que remata con una lección en toda regla que creo que va más dirigida a nosotros, que a los propios butaneses.

      Estamos en 2006, y el Reino de Bután parece despertar a la modernidad y a la democracia. Su rey ha decidido abdicar y que se abra un proceso democrático en el país, con la creación de tres partidos políticos. Pero el proceso de cambio no es fácil, asistimos de manera paralela a los esfuerzos de una representante gubernamental por mostrar el proceso electoral a las zonas rurales y más recónditas del país, donde las viejas costumbres y tradiciones están tan arraigadas como la religión, y los cambios no son fáciles de adaptar, ya que van a pasar de una Monarquía Absoluta a una Monarquía Constitucional, o al menos eso supongo yo a pesar de la abdicación del Rey, ya que en ningún momento se habla de República y Bután sigue siendo un Reino.


         Y por otro lado, vemos otras dos historias, son tres en total que van a confluir en los quince-veinte minutos finales: En una de ellas, un Lama manda a un joven monje a que se haga con un arma cualquiera, “Para volver a poner las cosas en su lugar”, lo que aparentemente va a sonar a amenaza por parte del Lama, pero ya veremos que nada más lejos de la realidad. Y por otro lado, un traficante de armas estadounidense, Ron y su guía local, van detrás del arma que acabará en manos del Lama y su joven aprendiz, el Monje, un rifle rarísimo de la Guerra de Secesión Americana, muy difícil de conseguir, y por el que Ron está dispuesto a pagar una fortuna de varios miles de dólares.

         La película sabe usar el humor de una manera magistral, creando diferentes hilos que acaban en auténticos embrollos, en los que se ve una crítica al Mundo Occidental, pero en especial a los Estados Unidos en la pasión por las armas, la obsesión de querer comprarlo todo con dinero e incluso bastante sátira y choteo sobre los sistemas democráticos, en una alusión o una metáfora en la que se viene a reflejar que la gente de Bután, que era feliz con lo que tenía, no necesitaría los cambios que vinieron con las primera elecciones democráticas que vinieron dos años después, en 2008. Conservadurismo contra progresismo.


        Esa idea da para reflexionar, debatir y hablar de ello largo y tendido, que es algo a lo que la película invita en un universo que tontea bien con lo absurdo, el surrealismo, con toques de realismo mágico, que me ha recordado salvando las distancias a la película “El disputado voto del Señor Don Cayo” en lo de llevar las elecciones a lugares recónditos, o a partes de la filmografía de Berlanga, pero no entraré yo en esos debates, me vais a perdonar, y prefiero que cada cual saque sus propias conclusiones.

       Con una fotografía espectacular, y buenas interpretaciones, “El Monje y el Rifle” es una película que merece, y mucho, la pena y su visionado. Personalmente, le doy un 6,5 de nota y os la recomiendo, me ha parecido una maravilla de película, reflexiva y casi didáctica. Lo dejo por aquí.