Siguiendo las obras de Alfonso
Zapico, que me gustan mucho (aquí hemos comentado, por ejemplo: “Balada del
Norte 1,
2
y 3”,
“Los
niños de humo”, “El
otro mar”) he llegado a “Los puentes de Moscú” (Astiberri, 2018), que me ha
parecido un cómic muy interesante, sobre encuentros, diálogos y esperanza.
Dos personas que vienen de
ideologías diferentes, como Eduardo Madina y Fermin Muguruza, que, con la
excusa de hacer una entrevista para la revista “Jot Down”, se encuentran en
Irún, y hablan de su vida, su pasado, sus diferencias y las esperanzas que
tienen para el futuro del País Vasco, desde diferentes ópticas, y con mucho
diálogo constructivo de por medio, construyendo puentes en vez de derribarlos, con
cafés y comidas mediante.
Afortunadamente, el País Vasco
de ETA, de la lucha armada, ha quedado atrás, y estos dos vascos, tan
diferentes (como digo) en pasado y en ideologías, pueden hoy sentarse a hablar,
cosa que hace unos años era impensable.
Madina, político socialista en
primera línea hasta la llegada de Pedro Sánchez, habla con naturalidad y sin
rencor del atentado que le costó una pierna en 2002. Muguruza, líder de Kortatu
y Negu Gorriak, de su trayectoria musical, en el cine de animación y de sus
pensamientos políticos. Ambos tienen hijos, y les desean una sociedad mejor que
la que ellos vivieron.
Es un cómic donde el asturiano
Zapico es nexo de unión, casi como alguien que pasaba por allí, que narra la
historia de ambos personajes y que añade poco más que su presencia. Los
protagonistas son otros. Me ha gustado mucho, sobre todo, la ausencia total de
odio.
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