miércoles, 31 de julio de 2024

Ven a Jugar (2020)

 

       ¿Cuántas veces hemos decir que tanta pantalla es malo, para los ojos y para el cerebro? Pues “Ven a jugar”, película estadounidense de terror de 2020 viene a confirmar esta regla, y yo añadiría otra más: El libro electrónico es malo, amigos míos, hay que seguir apostando por el libro físico, no solo para que no desaparezca, si no para que no te salga un monstruo de la tablet, del móvil o del libro electrónico y te haga comprar dos docenas de bombillas en un par de días…

        Basada en un cortometraje titulado “Larry” de 2017 de apenas 5 minutos, y con unos efectos especiales regulares, no esperaba mucho de esta película, pero tengo que reconocer que “Ven a jugar”, que amplia su metraje a una hora y media respecto a aquel corto, no me ha dejado mal sabor de boca, y es una de esas películas en la que si sabes hacer bien las cosas, mezclar correctamente los ingredientes, como muchas veces digo, y saber cocerlo, te puede salir una película más o menos digna, en un mes y medio de rodaje y con un puñado de actores…


        “Ven a jugar” es una película de terror, de terror clásico, de luces que tintinean, maderas que crujen y bombillas de tres por un euro que estallan por doquier, con un monstruo llamado Larry, que es el primo perdido de Ryuk de “Death Note”, aunque no tiene la afición de aquel por las manzanas, pero con la peculiaridad de que el objetivo del mismo, el perseguido, no es la típica parejita, el chico con gafas que jugaba con la guija o la pandilla de amigos que van cayendo uno a uno: El de las gafas, y el afroamericano los primeros, seguidos de los chulitos, para quedar la chica empoderada para hacerle frente al monstruo… No no va por ahí.

         El protagonista es Oliver, un chico con autismo, que utiliza mucho las pantallas en su día a día, tanto para ver su serie favorita, “Bob esponja”, como para comunicarse con sus padres a través de una tablet donde escribe.


       Un día, un misterioso cuento ilustrado, sin derechos de autor, aparece en su pantalla, “Monstruos Incomprendidos”, y su lectura hace que un monstruo de otra dimensión, que se siente más solo que la una, intente conectar con Oliver, diciendo que solo quiere ser su amigo, tener un amigo… Para ello, el cuento debe ser terminado, y Larry se presentará en nuestra dimensión para llevarse a su nuevo amigo, en este caso, Oliver.

       Larry mide uno tres metros, piel blanquecina, cuerpo esquelético, he visto tipos parecidos por mi barrio con peores pintas, parece un Ghoul, acordaros del juego clásico “Ghouls and Ghosts”, un arcade de 1988 que se devoró miles de mis pesetas de la época en los salones recreativos…


       Un espíritu necrófago que puede viajar por la electricidad y te sube la factura de la Luz en un parpadear de ojos, siempre tendrá problemas para hacer amigos, y la soledad es tan jodida, que Larry, lejos de abrirse una cuenta en Facebook, en X (antes Twitter), o directamente en Tinder, que nunca se sabe lo que puede surgir...

        Pondrá en práctica todos sus artificios para intentar acercarse a Oliver, mientras que sus padres son testigos, primero la madre y posteriormente el padre, de la llegada de este ser interdimensional y de sus aviesas intenciones respecto al niño, y mediante un grupito de nenes que en la casa de Oliver vivirán intensamente el poder de la imaginación surgida de un libro electrónico…


       En definitiva: Efectos especiales regulares, tirando a malos, miedo solo pasaron cuando llegó la factura de la compañía eléctrica y al comprar 200 bombillas nuevas para la casa, y que puede recordarte a las películas “Nunca apagues la Luz”, aunque allí el monstruo se llamaba Diana y la trama difiere, o la de 2014, “Babadook”, con la que comparte el tema del libro de cuentos, y la aparición del monstruo del mismo cuento… Larry representa la soledad de las nuevas tecnologías, las pantallas y el vicio que nos causa, que no miramos ni alrededor. Con el final, me he hartado de llorar, no puedo evitarlo.

          No es una película que me haya marcado, o que incluso vaya a recordar especialmente, pero creo que su 5 pelao y mondado se le puede dar, y la recomendación para esos días de aburrimiento ahí queda.

         Creo que es una película que gustará a aficionados a “Bob Esponja, y no le va a hacer mucha gracia a lectores empedernidos de tabletas o libros electrónicos… Ya me diréis que os pareció a vosotros.

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