martes, 30 de julio de 2024

Desaparecidos en la Noche (2024)


 

      “Desaparecidos en la Noche” es una película italiana de 2024, que viene bajo el paraguas de Netflix, y que es un remake de la película hispano-argentina de 2013, “Séptimo” con Ricardo Darín y Belén Rueda, que en su día no me llegó a convencer, y que cambia edificio y niños desaparecidos-secuestrados en el mismo, por casa de campo en la cosa italiana, pero con mismo poso.

       La cinta está hecha en tres fines de semanas, con dos actores principales si no contamos a los nenes, tres secundarios apenas esbozados, pero lo suficiente para verlos como estereotipados, y predecibles…


       Creo, y espero no equivocarme, que la intención de la película no va más allá del mero entretenimiento, y sin grandes pretensiones, porque ya desde los primeros compases te deja claro por donde van a ir los tiros, y a los veinte minutos de metraje, de su hora y media, ya la ves clara y cristalina y no te equivocas…

       En la narrativa de “Desaparecidos en la Noche” tenemos a Pietro, un italiano que está en pleno proceso de divorcio con su mujer, Elena, una psiquiatra estadounidense que quiere volver a su país, y más ahora que ya sabe que los negocios que tenía él entre manos no han salido bien, y está completamente arruinado. El dinero es el dinero, ni amor ni leches, a pesar de los dos nenes fruto del matrimonio.


       Un fin de semana, Pietro se queda con los nenes en una masía campestre que tiene. Los ducha, los mete en la cama y se pone a ver un partido mientras se fuma un peta y se toma unas cervezas.

       Al levantarse para ver como se encuentran, a altas horas de la noche, descubre que los nenes no están en la cama, y mientras los busca, recibe una llamada de Elena preguntando por ellos… Y aquí ya te dices: Ohhh, que lo veo venir.

         La madre se presenta en un taxi en menos que canta un gallo, y prácticamente nada más llegar recibe una llamada de los secuestradores pidiendo 150 mil leuros por ellos.


        Desesperado, Pietro acude a Nicola, un antiguo amigo, metido en el tráfico de cosas raras y malas, que le encarga un trabajito entre Italia y Grecia a cambio de los 150 mil que necesita. Tras muchas vicisitudes, y con el dinero en mano, se presenta en casa de Elena, para descubrir que los nenes están allí sanos y salvos y aparentemente no saben nada, y Elena tampoco, que lo trata como un loco.

         Pronto, recibe un audio de Elena donde él confesaba que había traficado con drogas, y ese audio es el chantaje ideal para llevarse a los niños a Estados Unidos por parte de ella, pero él de manera paralela descubre en su casa una droga usada por Elena para secuestrar a sus propios hijos, por lo que Elena derrotada tiene que dejar a los nenes con Pietro… Aunque hay una escena final, difusa, difuminada, en la que parece que ella vuelve a la casa de campo


        En definitiva: Película como os decía anteriormente, previsible, sencilla en su planteamiento, que puede llegar a entretenerte si te pilla el día tonto, que es lo que me ha sucedido a mi. La posible incertidumbre que puedes llegar a sentir, se nota sobre todo en la sucesión de desdichas que le ocurre durante el trabajillo que le mandan entre Italia y Grecia, donde todo parece que se va a torcer, pero poco más en realidad. Un thriller que no llega a aprovechar bien los fantásticos escenarios que le podría haber proporcionado Bari, que es donde está rodada, pero que tiene su 5 de nota, su 5 raspado y de rigor, por el rato palomitero que me ha hecho pasar… Cumple, pero sin tirar cohetes.

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