La segunda temporada de “Vikingos
Valhalla” (Netflix, 2023) ha sido una de las novedades con las que la
plataforma nos ha dado la Bienvenida este año. Si en la Primera
Temporada, salvaba la ambientación, en esta ocasión creo que ni eso se
salva. Y lejos de hacer un análisis tan exhaustivo como en aquella ocasión,
ahora huiré de ello para centrarme en los “puntos más gordos” a destacar
(negativamente) de esta temporada, en la que creo que es difícil salvar algo…
Se supone que estamos en la
Noruega del S.XI. Un bonito lugar donde nunca llueve ni nieva, todo es sol,
multiculturalidad de razas (donde puedes ver africanos, asiáticos, escandinavos…Así
como del planeta Klingon y otros sistemas solares lejanos) viviendo en paz y armonía,
a través del comercio, y con vestidos de alegres colores. Libros de Historia a
la pira, total, para lo que sirven… A Netflix estos detalles le dan lo mismo.
Chupito de aceite de oliva, con azúcar, que está bien caro, y p´lante.
Los malvados cristianos
acorralan a los pocos vikingos paganos que quedan, gente de paz y amantes de la
naturaleza y de las viejas costumbres y tradiciones (como los sacrificios
humanos, sin ir muy lejos), que tienen que huir a la idílica Jomsborg, un
último refugio para dichos vikingos que solo quieren vivir en armonía con el
resto de los seres vivos. Aunque la verdad sea dicha: Se montan unas guerras
civiles de la leche a cada rato.
La narrativa se desarrolla en
tres escenarios distintos:
- Londres: Es la trama más aburrida de
todas, donde vemos los tejemanejes de palacio, con la reina a la cabeza, con
intentos de asesinato y rollos macabeos que aburren hasta a las moscas.
- Jomsborg: Con la lucha entre Freydis, una
guerrera embarazada metida a última sacerdotisa pagana, que hace frente a la
amenaza cristiana representada por Olaf y sus cuatro barcos de mieeeerda, y a
los propios vikingos paganos del lugar que no aceptan a algunos refugiados del
Norte.
- Rusia: La más interesante de las tramas, protagonizada
por Harald de Noruega y el groenlandés Leif Eriksson. Donde aparece Novgorod y
sus fumaderos de opio, y se habla de Constantinopla, el comercio, la
esclavitud, la cristianización de aquellos lugares y donde encontramos algo de
acción… Por lo menos mucho más que respecto al resto de escenarios y narrativas,
aunque sin llegar a tirar cohetes, ni ponerse estupendos, que las luchas y
batallas son entre grupos de veinte o treinta…
Los ocho episodios de la Segunda Temporada
son, en general, bastante aburridos. Hay pocas escenas de acción, y aquellas
grandes batallas y coreografías de la serie “Vikingos” (2013) ni están ni se le
esperan. La dejo a vuestra elección, pero en mi opinión, defrauda, y no poco, y
más después del trepidante último episodio de la Primera Temporada, que más o
menos, cerró con una buena trifulca, pero aquí vamos de mal en peor…
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