La sombra de la serie “Vikingos”
es alargada, muy alargada. Y a la sombra de dicha serie, en los últimos diez
años, han surgido un sinfín de películas de dudosa calidad e interés.
“The Huntress: Rune of
Dead” (2019) es una película sueca, de terror psicológico según se anuncia
(ejem, ejem), que se une a la estela de películas vikingas. Estamos en Suecia,
a comienzos del S. IX, y un vikingo (Joar), cuya familia es muy pobre (la caza
y la pesca escasean), se ha sumado a una incursión hace dos años, dejando en su
bosque escandinavo, a su padre ciego, a su mujer malhumorada y a sus hijas, donde
destaca Runa (Rona o Rula, a veces, no lo entendía bien), arquera y con sueños
un tanto premonitorios.
Un buen día, aparece un
guerrero vikingo herido, con un escudo de tablet de esos que venden en Leroy
Merlín por cinco leuros, en el bosque. A pesar de que la madre no lo quiere
ayudar, Runa se lo lleva a casa, como el que se encuentra a un gato abandonado.
Lo curan, y este resulta que es un compañero de incursión de Joar, que les da
noticias de la incursión vikinga, y el saqueo a una antigua tumba que profanan.
Cuando regresa Joar,
viene más raro que un perro verde. Habla poco, y está distante, como si lo hubiera perdido todo jugando a las tragaperras. Lo primero que
hacen, es echar al guerrero, aunque de buenos modos, ya que el tipo parecía
buena gente. Y con su marcha, las cosas comienzan a torcerse para la familia, ya
que unos zombies espectrales invaden el bosque, en busca del tesoro saqueado…
Durante la hora y
cuarenta y cinco minutos que dura la película, ciertamente, en casi toda ella,
no ocurre nada relevante o destacable. El sopor llega a ser manifiesto, y solo
durante los últimos veinte minutos se despierta algo de interés. El terror ni
aparece, ni se lo espera. Y toda la trama es una excusa para contar algo, que
podría resumirse en una hora perfectamente. La dejo a vuestra elección, pero yo
he bostezado en varias ocasiones.
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