Como dicen que no hay dos
sin tres, estos días me he enfrascado en la lectura del tercer volumen de “Creepy”
(Planeta, 2009), que tiene las historias publicadas en la revista original a
finales de los sesenta. Unas cuarenta historias, con Archie Goodwin, como
editor y guionista de muchas de ellas
Y un buen número de
dibujantes, al cargo, como Eugene Colan, Steve Ditko, Frank Frazetta, Alex
Toth, John Severin o Angelo Torres, por citaros algunos.
Las historias siguen
manteniendo el nivel de interés, pero hay cosas que me llaman poderosamente la
atención respecto a los dos primeros integrales. En primer lugar, el uso de la
fotografía, tipo collage, que es novedoso en estas historias de Creepy, y
posteriormente, el trazo expresionista de algunos autores, cuyas viñetas,
parecen auténticas litografías o xilografías, en la onda del más puro
expresionismo alemán de comienzos del S. XX.
Los temas clásicos de
Drácula, Frankstein y la Momia, dejan paso a adaptaciones de Poe y otros
autores, y hay cierta presencia de historias relacionadas con la “Espada y
Brujería” (estamos a finales de los sesenta, principios de los setenta, y Conan
triunfa en los quioscos, entre otros personajes) y la Edad Media distópica.
Las historias de Adam
Link, personaje robótico que vive en la América de los sesenta, que es un fijo
desde el primer volumen, se vuelven disparatadas y comienzan a sobrar, con
giros narrativos inconcebibles. Y, después tenemos la delicia de las páginas de
anuncios de calcomanías, películas y plantas carnívoras, que, junto al correo
del Tío Creepy, hace que te tengas que sonreír, al pensar que este material
tiene sus sesenta años largos, y vete a saber qué fue de estos incondicionales
lectores…
En fin. Lo he disfrutado
tanto como el primer
integral, y el segundo,
que me compré junto con este, por una ganga, en la Feria de Segunda Mano de
Badajoz…
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