jueves, 12 de marzo de 2020

Sangre Negra (Ponent Mon, 2014) Bernard Vrancken, Stephen Desberg



        ¡Ay!, nada como una buena historia de piratas, para cambiar de tercio… “Sangre Negra” (Ponent Mon, 2014) de Bernard Vrancken (dibujo) y Stephen Desberg (guión) nos lleva a una isla francesa de las Antillas.

        En la isla, los colonos franceses se enriquecen en sus plantaciones llevadas por esclavos. En una de ellas, en la de la familia Pérolles, se crían juntos un mestizo (de sangre negra), Tristán, y el típico rubiales, blanco como la cal, e hijo de ricos propietarios, Marc-Antoine.

        Todo es amistad sincera en la alegre infancia, interrumpida ocasionalmente por alguna presencia pirata o de cazadores de esclavos fugados de mala ralea. Los nenes crecen, se convierten en hombres, y Tristán se enamora perdidamente de Madeleine, la hermana de Marc-Antoine… Pero ese amor es imposible, ¡Oh!, por su sangre, por las estrictas normas sociales imperantes en la época.


        Cuando Marc-Antoine regresa de un viaje de dos años en Francia, la vida en la plantación se tuerce por su violencia y sus exigencias, y la amistad con Tristán se rompe con un duelo incluido… Entonces, a Tristán solo le quedará la vida de proscrito, la de pirata.

        “Sangre Negra” es un cómic clásico de aventuras que se disfruta mucho. Tiene amistad, historias de amor, algo de sexo, racismo para parar un galeón (era normal en aquella época, por supuesto), abordajes, venganzas y duelos de espadas. Engancha, como la mejor de las historias. Si acaso hay algo que objetas, es que Vrancken pinta muchas veces los personajes con los mismos caretos: Caras cuadradas, bocas como líneas, ojos achinados… Que me han llegado a recordar a Milo Manara en algunas viñetas, pero eso no es óbice para disfrutar de un buen cómic, y una buena historia.

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