domingo, 22 de enero de 2017

Ultimátum a la Tierra (2008)



        Como me había tragado la película del 51, y me gustó bastante el mensaje de Klaatu y su “Nuclear, No Gracias”, con acento de Nueva Inglaterra, decidí ver la versión de Keanu Reeves. Bueno, también influyó que vienen los dos Cd´s en el mismo pack.

        En esta versión nos encontramos a Jennifer Connelly, que es la Doctora Helen Benson, una científica de esas guays que todos hubiéramos querido tener en la Universidad. De esas que te dicen: “Para el lunes quiero que me averigüéis si una bacteria de Pompeya se podría ir de marcha por una luna de Saturno”, y después te suelta una Bibliografía que no la tienen ni en La Casa del Libro. Ni la tienen, ni la esperan. Benson es la viuda de Will Smith, porque Jaden Smith es su hijo. Poco más os puedo explicar a este respecto.

        De pronto, el Gobierno la secuestra amablemente, junto a otros científicos, para informarles que un objeto extraterrestre ha decidido estrellarse contra la única parte sumergida del planeta: Estados Unidos, y concretamente, contra Manhattan, esquina con la 53, o algo así: Central Park.

        El objeto, en realidad, es un platillo volante, diésel para más señas, que ha elegido Central Park para posarse. Los científicos se acercan al ovni con el traje de Klaatu del 51. “Noto presiones arteriales electroestáticas en toda la zona”, nos informa uno de ellos. “Me duele la rodilla, creo que va a llover”, contesta otro.

        Entonces, los militares “Jaque Mate 16”, montan un perímetro con todo lo que encuentran en la sede local de la Asociación Nacional del Rifle alrededor del objeto, que es una esfera verde muy bonita en movimiento. Igual que en la del 51, un ser de otro planeta se baja del ovni y los americanos le pegan un tiro: Son sus costumbres y hay que respetarlas. Pero de la misma manera, un robot Gort como la catedral de Badayork de grande, y con muy malas pulgas, contraataca utilizando para ello los grandes éxitos de “El Fary”. Los gringos se retuercen de dolor.

        Tras el cabreo inicial de Grot. Los militares intentan extraer la bala al extraterrestre. Para ello, llaman a un cirujano cachondo que estaba jugando al golf y no para de hablar. Todos se ríen con sus ocurrencias. Pronto descubren que el ser es Keanu Reeves, alias Klaatu, y empiezan a arrepentirse de no haberle disparado un poco más. Klaatu habla inglés a la perfección. Cuando despierta pide una Big Mac y agua del grifo. Los americanos le informan que ha llegado al planeta Tierra, habitado solo por un país, Estados Unidos, que es el centro y ombligo del Universo conocido, el país de la Libertad… Y que está detenido por escándalo público.

        Entonces invitan a Klaatu a “La máquina de la verdad”, pero es tan embustero que quema el aparato, y decide escapar disfrazado de Neo de Matrix, así nadie lo reconocerá. Klaatu aprovecha para probar la gastronomía norteamericana, sandwichs de atún de una máquina de dólar. Pero el atún estaba pasado y Klaatu sufre una terrible diarrea que solo Jennifer Connelly puede curar.

        Con Klaatu desaparecido, los militares atacan a Gort, que anda aburrido, pero este se defiende como gato panza arriba, parece un cylon de “Galáctica, Estrella de Combate”. Klaatu, con el estómago repuesto, pide a la Connelly que lo lleve a un McDonald´s, donde se entrevista con uno de los chinos locos de “Golpe en la pequeña China” que le dice que como se le ocurre comer bocadillos de atún, sabiendo que aquello es fletan del río Mekong.

        Del McDonald´s se van a una ciénaga, de donde aparece otra bola de dragón verde, más pequeña que la de Central Park, y a través de los ojos de Klaatu podemos saber que hay más bolas de dragón por todo el planeta, pero la más bonita de todas es la americana, eso está claro.

        Entonces Jade Smith descubre que Keanu Reeves es uno de ellos, y quiere irse en busca de la felicidad. Klaatu informa a la Connelly, después de una hora de película, que viene a salvar al planeta, pero no a la humanidad. La humanidad no merece salvarse porque la televisión por cable es una mierda, y eso es imperdonable. Un policía local los descubre, pero Neo, digo Klaatu, le enseña que tiene más trucos en la manga que un tío vivo de feria. Primero lo mata tirándole un Nexus, un coche, y después lo resucita con la batería del coche de policía y un poco de micromina. Jade Smith chilla durante el resto de la película, aparte de confabular con varios grupos ultras.
Entonces Klaatu se cuela en casa de John Cleese, que ha dejado los Monty Python para dedicarse a las matemáticas, y ambos se pican con ecuaciones de segundo grado, a ver quién las acaba antes.

        Mientras tanto, Gort, que es un cachondo, se deja secuestrar por los militares para poder seguir jugando con ellos, les envía una plaga de termitas metálicas, rompe brocas por doquier y se carga a miles de ellos. John Cleese intenta convencer a Klaatu que la solución no pasa por cargarse a humanidad, pueden cambiar de canal de televisión o de contrato. Jade Smith se chiva a los militares de donde vive John Cleese porque no es fan de “Los caballeros de la mesa cuadrada”, y a cambio los militares secuestran a la Connelly. La jugada les cuesta dos helicópteros.

        Las termitas de Gort reciclan todo lo que se cruzan, y Jade Smith opta por cambiar de bando, ya que vamos perdiendo. Y se lleva a Klaatu al cementerio, para ver si eso le ablanda el corazón, justo cuando el termitero se nos viene encima. Entonces prometen a Klaatu, a la desesperada, que Canal Historia no volverá a emitir nunca más “Alienígenas ancestrales”. Esa es la clave de la película. Klaatu se ablanda, pero las termitas de Gort dicen que verde las han segado, y se meten dentro del cuerpo de Jade Smith y la Connelly. Klaatu entonces se sacrificará por salvar a la humanidad de la plaga termitera. Los extraterrestres se van, los Estados Unidos han vuelto a salvar el planeta por tercera vez en lo que llevamos de mes. Y al cabo de dos semanas, incumpliendo lo pactado, Canal Historia pone una reposición de “Alienígenas ancestrales”. Fin.

        P.D: Me quedo con la del 51. Aquí solo me merece la pena ver esos ojazos que tiene la Connelly, que estoy convencido que se creyó todo lo que estaba rodando.


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