miércoles, 7 de diciembre de 2016

Hola, mi nombre es Doris


        Venga, lo voy a preguntar a bocajarro: ¿Te has enamorado alguna vez de una persona muchísimo más joven que tú, o viceversa? Pues de eso va “Hola, mi nombre es Doris” (2015). Es un tema un poco espinoso, hasta donde yo recuerde no se suele tratar mucho en el cine… Tal vez un poco más en literatura, pero en el cine, así, a bote pronto, pues como no se me ocurren ejemplos, que seguro que los habrá.

        Hay que reconocer que no es un peliculón. No es una comedia desternillante, aunque tiene sus puntos, y desde luego, yo no la calificaría de comedia romántica. ¿Y a qué viene esta entrada entonces? Hombre, si eres uno de los dos o tres seguidores fieles que quedan por el blog, sabrás que he escrito críticas sobre auténticas bazofias cinematográficas. Y eso que no tengo ni p.idea de cine.

       Doris (Sally Field) es una contable, que lleva más años en la empresa que las Tortugas Ninjas en las alcantarillas, y con un incipiente síndrome de Diógenes. Un día, coincide en el ascensor con un joven y apuesto ejecutivo, que resulta trabajar en su misma empresa. Desde entonces, la imaginación de Sally se dispara, y se enamora perdidamente del chico, mil años más joven que ella. Con ayuda de un libro de autoayuda, los consejos de una chica de trece años y con más moral que el Alcoyano, intentará por todos los medios conquistar a este amor imposible… Pero, no solo la edad es lo que les separa, hay un mundo justo en la mitad: Redes Sociales, gustos, música, tendencias…


       A ratos divertida, a ratos tediosa, hay que reconocerle a Sally Field las tablas. Está basada, al parecer, en otra película, un cortometraje, de Laura Terruso, que lleva el guion igualmente en esta versión. A mi me cogió con el pie cambiado. Se puede ver.

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