(Providence)
Supongo
que más de uno se llevará las manos a la cabeza cuando lea mi crítica, pero es
así como opino, y cada cual es libre de expresar o tener su propia opinión. “Providence”,
de Alan Moore, con el dibujo de Jacen Burrows, me ha dejado más frío que un tempano
de hielo.
(El dibujo de Burrows tiene un pase, lo demás... Ufff)
Ea!, tenía que soltarlo. Ahora es cuando
vienen las manos a la cabeza, este tío no tiene ni puta idea, etc. Pero bueno,
respeto a todos aquellos que te dicen: Obra maestra, comparable a Watchmen… He
llegado a leer. Pssss, pues a mí ni plin. A ver, os doy razones. Volver a los
relatos de Lovecraft, desde un punto de vista diferente, para mí, siempre es
interesante. A Lovecraft se le puede dar, aún a día de hoy, todas las vueltas
que quieras. Sus relatos son imperecederos y una buena fuente a la que acercarse
a beber. Ahora bien, dicho esto, mezclar el diario íntimo (o cuaderno de
apuntes) del protagonista, ahora con cómic, ahora con retazos de historia mecanografiadas,
ahora con un folleto lleno de faltas ortográficas de tres páginas y media que
el protagonista se encuentra en un hostal… Eso, querido amig@, desubica a
cualquiera. Rompe el ritmo narrativo y deja al lector con el culo torcido cada
vez que hay un cambio de cómic a cuatro páginas mecanografiadas, de
mecanografía a diario escrito a mano, y viceversa…
“Providence” (El miedo que acecha) nos presenta, en este primer
volumen (saldrán más, no sé cuándo), en cuatro episodios con títulos de relatos
lovecraftianos, las andanzas de Robert Black. Robert es un periodista judío y
homosexual que, siguiendo la pista de un libro árabe sobre ocultismo, se verá
envuelto en toda una serie de acontecimientos muy raros, y donde conocerá a
toda una colección de personajes siniestros. Brujería, masonería, ocultismo
como decía… Todo tiene cabida.
La historia quiere llegar, pero en mi opinión
no llega. ¿Sobre el trabajo de Jacen Burrows? Nada que objetar. Jace tiene un
dibujo preciso, detallista, lineal y colorido, trabajado en cada una de las
viñetas. Adapta bien el guion, sin tirar cohetes, pero engancha. Engancha
tanto, diría, que el bajón viene cuando dejas atrás su dibujo y te metes en el
rollo mecanografiado… En fin, ahora ya puedes venir diciéndome que me equivoco
y que Alan Moore es un genio y tal y cual, aquí creo que ha patinado. Los
genios, también tropiezan.
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