Siempre fui más de Marvel que de DC, pero eso no es óbice para que me
trague de vez en cuando las películas de esta editorial.
La nueva de “Superman”
(2025) viene cargada de muchísima crítica, pero yo tengo que reconocer que me
he tragado sus dos horas, y no me ha parecido tan mala como dice el personal,
aunque entiendo gran parte de las críticas que se le ha dedicado… A mi me ha
parecido un blockbuster con varios superhéroes rondando, algo de humor, algunos
guiños (yo di un bote con El Pacificador en la tele), mucha crítica social,
guiños al tema de Gaza (más que de Ucrania, me ha parecido Gaza), y referencias
a los pocos cómics que leí o que tenía de “Superman” de finales de los setenta
y principios de los ochenta.
Sin entrar en polémicas, a
mi me ha hecho gracia algún comentario que me ha llegado previo a la película:
Pero, este no es Superman… Menuda inventada lo del perro con capa… Y, claro, la
peña no tiene ni pajolera idea de lo que dice, de lo que habla… Y, ojo, repito,
yo siempre he sido más de Marvel que de DC, pero adelanto, que, como película
de mero entretenimiento, esta versión no está tan mal.
La película ya te resume en
un minuto, todo lo que le ha pasado a Superman antes de enfrentarse a un
metahumano poderoso que le está dando la del pulpo. Así, nos ahorra la escapada
de Krypton, el viaje en meteorito de 1ª Clase a los Estados Unidos, su crianza
en el Medio Oeste Americano… Todo eso, no lo vas a ver.
Lo vemos derrotado y
recurriendo a Krypto, el firulais de capa, para que lo lleve destrozado a su
guarida helada supersecreta en la Antártida, donde una serie de robots
humanoides, le hacen de chacha y lo curan para volverse a enfrentar al
metahumano “El Martillo de Boravia”, que es quién le da tremenda paliza porque
resulta, que, manejado por Lex Luthor, este ha averiguado el patrón de ataques
de Superman, como en un videojuego, y es capaz de anticiparse a las jugadas del
kryptoniano.
Así las cosas, sabemos que
Lex Luthor (Nicholas Hoult, que lo clava), aparte de tener una mente privilegiada,
está forrado y odia profundamente a Superman. Nada nuevo bajo el sol. Pero aquí
entran varias subtramas, algunas, por cierto, mal presentadas, todo hay que
decirlo, y mal cerradas posteriormente.
A los típicos monstruos a
los que se enfrenta Superman en Metrópolis, se unen nuevos metahumanos, como
Linterna Verde (un histriónico Nathan Fillion, que en la vida me lo hubiera
imaginado en este papel), Chica Halcón (nuestra Dora la Exploradora, Isabela
Merced) y Mr. Terrific (el actor Michael Holt, al que no sigo mucho), que es un
personaje que a mí no me sonaba absolutamente nada de los cómics de hace cincuenta
años, y que es para mi uno de los puntos fuertes de la película por toda la
clase de virguerías que puede llegar a hacer.
Con la guarida de Superman asaltada y destrozada por sus dos metahumanos malotes (Ultraman o El Martillo de Boravia, que son el mismo tipo, y Angela Spica), Lex Luthor consigue descifrar el mensaje de los padres de Superman, con el que se va a dormir todas las noches, el trozo que faltaba, en el que le dicen a su hijo que se monte un harén de mujeres y que domine el planeta (no sé a vosotros, pero a mi me suena a ciertas culturas ancestrales, símbolos de la Paz, costumbres que hay que respetar).
Pero al pueblo estadounidense, a los jueces, peña
de a pie, les parece horrendo, ¿Tener hijos con varias mujeres y dominar el
planeta, donde se ha visto/oído semejante barbaridad? Ilusos. Y Lex Luthor lo
mete en una cárcel que tiene en un Universo de Bolsillo, que ocupa poco espacio
y no se está tan mal.
Louis Lane convence a Mr. Terrific de la inocencia
de Superman e inicia una operación de rescate en la que no participan ni Linterna
Verde ni la Chica Halcón, que son puro relleno, y una vez liberado, se desata el
cabreo contra Lex Luthor mientras por el camino detienen un conflicto
internacional y son capaces de parar un agujero negro en ciernes…
En definitiva: Con un presupuesto de 225 millones y una recaudación de 600 millones, “Superman” es una película de mero entretenimiento, a la que no se le puede pedir peras al olmo. Es muy James Gunn, con muchas subtramas mal resueltas y una narrativa un tanto confusa, pero no deja de ser el típico blockbuster que hubiera alquilado en un videoclub en los años ochenta, y se corresponde con el Superman de los cómics que recuerdo. Nota: Un 5,5.
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