Con una hora y cincuenta
minutos de metraje, y una historia quizás ya vista, pero que no deja de ser
interesante, “El Teorema de Marguerite” es una película francesa de 2023,
dirigida y co-escrita por Anne Novion, una producción con un presupuesto de dos
millones y medio de euros que no consiguió recuperar en la recaudación
cinematográfica, y es una verdadera pena, porque la película no está realmente
mal, aunque es verdad que con 15-20 minutos menos ganaría un poco más en ritmo,
que es una de mis premisas favoritas, y tampoco perdería mucho, quizás, al
contrario, ganaría.
Tiene unas buenas actuaciones, destacando
la de su protagonista, Ella Rumpf, a la cual conocemos por la película islandesa
“MayDay Club”, que comentamos en su día en el blog y en el canal de Youtube, y
que me pareció un truño de considerables dimensiones cinematográficas.
“El
Teorema de Marguerite” sabe condimentar, mezclar sabiamente, ciertas dosis de
drama con toques de comedia, un par de subtramas que no se pierden y que se
resuelven bastante bien, y varios elementos sociales más, aparte de la
resolución del dichoso teorema… O más bien, Conjetura.
La película parte de una narrativa que
gira en torno a una joven y brillante estudiante de Matemáticas, Marguerite,
que está haciendo el Doctorado referido a una conjetura matemática que parece
irresoluble (La Conjetura de Goldbach), bajo la batuta de un viejo Doctor, que también
está muy interesado en dicha resolución, y que, a veces, parece pasar de ella y
de su trabajo.
Ya desde los primeros compases, se te
vienen películas por el estilo a la cabeza, desde “El Indomable Will Hunting”,
de 1997, protagonizada por Matt Damon y Robin Williams, y que fue un verdadero
éxito de taquilla, llevándose un par de Oscars de las ocho nominaciones que
tuvo, hasta “Una Mente Maravillosa” de Russell Crowe, o porque no, “Rain Man”
de Dustin Hoffman y Tom Cruise, cambiando casinos por trasteros chinos donde
juegan y apuestan al Mahjong, juego que yo pensaba que era de unir fichas
iguales (o por lo menos eso era lo que tenía yo instalado en el móvil), y que
resulta ser una especie de dominó a la que nuestra protagonista le saca rédito
durante una buena parte de la película, solucionando el posible pensamiento del
espectador sobre la situación económica de la chica.
Marguerite se pasea por la Facultad de Matemáticas,
cabizbaja, con sus zapatillas de andar por casa, demostrando ser una genio de
los números, una única mujer rodeada de hombres, y una pésima en lo que a
habilidades sociales se refiere, algo que se va a ir viendo en la relación que
mantiene con su madre, con su compañero de Doctorado, futura pareja, su
compañera de piso y las relaciones que mantiene con todas las personas que la
rodean.
Podría decirse que inicia un viaje iniciático,
un borrón y cuenta nueva, cuando en la presentación de su tesis, su compañero
de Doctorado recién llegado de la Pérfida Albión, le descubre un error que
derrumba todo el trabajo de tres años de estudios y preparación.
Ahí se desmorona, se reinicia como un PC
después de haber tenido un corte de luz, tan habituales en la zona de
Extremadura donde yo vivo, y al reiniciarse, y ya no segura en su mundo matemático,
decide abandonar la que ha sido su vida hasta ahora, teniendo que devolver la
beca que disfrutaba y tocar el piso de la calle para buscarse la vida.
Esta nueva fase nos va a proporcionar un
par de chascarrillos típicos/tópicos de una mente analítica en el mundo donde
viven el resto de los mortales, algo que series como “The Big Bang Theory” y su
exitosa spin-off, “Sheldon”, han sabido desmenuzar muy bien durante la última
década y media, para alborozo de todos, yo incluido.
Salvada pronto de vivir mucho esa
situación, gracias a la providencial amistad con una bailarina que la salvará
de seguir aguantando trabajos que no entiende, con los que no empatiza o que
directamente no le gustan, para el bien de ambas, pronto se aficiona al
Mahjong, juego asiático con el que pagará el alquiler del reducido piso donde
viven a base de desplumar chinos en cuartuchos de mala muerte.
Pronto, el gusanillo matemático volverá
a hacer su aparición, así como su inusitado interés por los chicos, el sexo y
las ganas por resolver la dichosa Conjetura de Goldbach…
En definitiva: Película interesante en
su conjunto, aparte de las comentadas interpretaciones, correctas, destacando
la de su protagonista, tiene una buena música y no se va demasiado por las
ramas hasta quizás su última media hora, donde me he perdido por las fórmulas
matemáticos, y donde la evolución de Marguerite parece revertirse momentáneamente
después de todo lo avanzado en lo social.
Quizás no sea original, y te va la ves venir a la milla, pero tiene un final chulo, y creo que se merece un seis de nota. Si la ves, me comentas.
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