“Misión Hostil”, película estadounidense de acción de 2024, te trae una historia de rescates, tiros, explosiones y mucha acción, con un Russell Crowe que hace un poco de florero en la mesita de noche, un cebo para el que ya lo conoce, y un Liam Hemsworth destacable en un papel que le viene como anillo al dedo, y a cualquiera de su familia en esto de repartir leches y soltar ráfagas de ametralladora… De hecho, no es el único Hemsworth que actúa, también tenemos por ahí a Luke que dura más bien poco, pero que no deja de tener su papel…
“Misión Hostil” cumple con los cánones de película realizada para un público muy concreto, aquel al que le guste desconectar durante una hora y cuarenta y cinco minutos de todo, del mundanal ruido, y no pensar más allá que ver una película de acción con todos sus alicientes.
No es una película impredecible, más bien todo lo contrario, y que tira de todos los estereotipos del género, te ofrece un producto que no es muy original, y que llevamos viendo desde bien temprano, desde los ochenta, los noventa y que continúa en nuestros días con todas esas reminiscencias de cine bélico de los últimos tiempos: Misiones imposibles, casi suicidas, heroicidades increíbles y unos malos que suelen caer como moscas y que aparecen por cientos y por todos lados, liderados por un icónico jefe que además de malévolo, diabólico y maléfico, te da la brasa con su discurso de turno mientras te tortura o te hace la vida un poco difícil...
En la narrativa tenemos al Capitán Reaper, nuestro Russell Crowe de toda la vida, que está en contra de lo vegano y a favor de jincarse él solito una pizza familiar con todos los extras que pongan a su disposición. Lleva un equipo de drones que operan en el sur de Las Filipinas, auténtico avispero de terroristas, y traficantes de armas, que se mueven por sus selvas como pez en el agua.
Los traficantes de armas han secuestrado a un agente de la CIA, y por ello, se le encomienda la misión de rescatarlo a un equipo Delta Force, añadiendo a un sargento que no es de élite, el Sargento Kinney (Liam Hemsworth), que hace de enlace entre el grupo y el dron que maneja Reaper desde la Base.
La Base es como un episodio de la mítica serie “MASH”, donde cada uno va un poco a lo suyo, te descuelgan el teléfono y ven baloncesto en pantalla grande, mientras pasan absolutamente de todo y parece que están allí de vacaciones, demostrando que son unos incompetentes, el propio personaje de Russell incluido, que está siempre pendiente de quien le roba las capsulas de café.
Lo que parecía una misión sencilla se complica cuando aparecen terroristas armados hasta los dientes, se cargan a los traficantes de armas y el equipo de rescate cambia sus prioridades metiéndose de lleno en una trifulca donde, por número y armamento, tienen todas las de perder sobre el terreno por mucho apoyo aéreo que tengan. Aquí me ha parecido curioso un aspecto, y es que el agente de la CIA, directamente, desaparece de la trama.
Con el equipo diezmado, y con el Sargento Kinney, alias Playboy, huyendo por la selva, Russell Crowe lo intenta guiar a lugares donde pueda ser rescatado, aunque los malos le ponen las cosas complicadas…
Y, como no os quiero contar más de la trama, vamos a por la “Definitiva”… Pues en definitiva… Película de una hora y cuarenta y cinco minutos a la que le quitaría perfectamente quince minutos de la segunda hora. Hay dos subtramas que no suman mucho, o prácticamente nada: Las conversaciones sobre bodas con una compañera de Crowe, y una parte en la que el propio Crowe está pendiente del nacimiento de su hijo cada quince minutos, aparte del rollo queso vegano que se marcan, que supongo que será una crítica velada pero que no viene mucho al caso en una película bélica.
Técnicamente está bastante bien desarrollada, se le notan las tablas al director, William Eubank, que además es el guionista y sospecho que hasta el chico de los helados en el set, y que sabe sacarle hasta en ciertos momentos el jugo videojuego a la historia del sargento perdido en la selva, y más en el uso de las cuentas atrás en el último tercio de la película con una serie de tres cuentas que nos informan de los bombardeos que se vienen… El equipo falla, muere, pero también es verdad que a cada minuto que pasa, son más “Rambos”.
Rodada en Australia en un mes y medio, no sé por qué, no me hagáis mucho caso, me ha parecido “la Jungla de Cristal” versión selvática. Lástima de final donde no llegan a juntarse. Mi nota: Su riguroso 5,5.
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