Nuevamente, una vez más, me hice caso de aquellos críticos que me comieron la cabeza en su día, diciéndome que “Furiosa” no era una película que mereciera la pena… Y hoy, he tenido la oportunidad de verla, y la verdad sea dicha, me ha gustado mucho a pesar de tener partes en su narrativa un tanto caóticas, pero caótico es el mundo de la saga “Mad Max”, un mundo pos-apocalíptico, anárquico, donde sobrevivir es un auténtico milagro…
Hablemos, pues, brevemente, eso si… de “Furiosa”:
Si tuviéramos que hablar de sagas cinematográficas australianas, la verdad es que por mi parte no se me vendrían muchas a la cabeza, o tal vez ninguna. Aunque esta no es completamente australiana, es más bien una producción australiana-estadounidense… Así que olvidaros de esta parte, de este inicio, porque no me ha salido como pretendía...
“Mad Max” marcó en su día un hito con sus tres películas protagonizadas por Mel Gibson, y posteriormente la llegada de “Mad Max: Fury Road” en 2015 marcó un nuevo inicio de la saga, película por cierto, que disfruté muchísimo en su día. “Furiosa” viene a ser la quinta de la franquicia, y transcurre curiosamente quince años antes que la Cuarta entrega, donde se nos explican los acontecimientos que sucedieron, y la evolución del personaje de “Furiosa”, niña raptada de una Comunidad de hippies, adictos a la energía eólica, llamada Paraje Verde las Muchas Madres Protectoras, o algo parecido… Un auténtico vergel donde todo el mundo vive en armonía, paz, han desterrado los plásticos, la guerra y el Capitalismo y la gente es completamente feliz.
Furiosa era una niña de esa increíble, idílica, y tan que posible sociedad, que observaba como un grupo de moteros descuartizaban un caballo random, y no se le ocurrió otra cosa que acercarse a sus cabalgaduras para cortarles el manguito del aceite, torcerles los espejos retrovisores y copiar sus matrículas, con tan mala suerte que es descubierta y raptada, y a pesar de los intentos infructuosos por rescatarla por parte de su madre, que acaba muerta, acaba esclavizada como un bicho raro en una sociedad machista, hetereopatriarcal y posiblemente fascista comandada por un Thor narigudo, conocido como Dementus, un loco que colecciona ositos de peluche, aunque no tiene muchos sitios donde hacerse con más de uno.
Dementus, que es un Señor de la Guerra motorizado, en un principio está interesado por saber de donde viene la niña, para poder invadir y saquear el lugar seguramente, pero pronto se olvida del asunto para centrarse en la guerra de poder que se trae con otro Señor de la Guerra, de la llamada Ciudadela concretamente, que es el hermano perdido de Bitelchus, llamado “Inmortal Joe”.
Tras un tiempo con Dementus, que le jode bien la vida, pasa a ser propiedad del familiar de Bitelchus, que le da más carta libre y consigue escaparse y criarse en la Ciudadela como un chico. Hace una FP de electromecánica, un Grado Medio, y después se presenta al Superior donde hace las prácticas colaborando en la creación de un Camión de la Guerra, con piezas de un Pegaso-Iveco, un Seat Panda y restos de un F-5 encontrados en una rotonda de Badajoz.
Los tiempos de paz relativa se rompen constantemente entre los Señores de la Guerra, moteros advenedizos y otros giros de guion que no he pillado bien, pero como eran batallas épicas, muy visuales y motorizadas, no me he hecho demasiadas preguntas hasta llegar al momento en que nuestra protagonista pierde un brazo, y colgada de ese mismo brazo destrozado, ella misma se lo arranca, huye de un círculo de motos en marcha y acaba haciéndose un brazo robótico en una semana y media, algo que cualquier Universidad media española te haría en nueve años y con presupuesto subvencionado.
En definitiva: Película de casi dos horas y media, llena de acción, que a mi me ha tenido enganchado a la pantalla todo el rato, y que debería haber visto en su día en cines, ahora me arrepiento. Le doy un 7 de nota sin pestañear y espero que haya nueva entrega. Esta es la típica película que gustará horrores a mecánicos, moteros y amantes del maquillaje post-punk, y que no hará mucha gracia a amantes de la energía eólica, Madres Protectoras y a gente que práctica el paracaidismo.
Hay escenas post-créditos que no os podéis perder, relacionadas con la anterior película (salen enseguida, de hecho). Echadle un vistazo, y ya me diréis que os pareció.
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