“Jaula” (Netflix, 2022) es una
película, que me ha engañado en un principio, pero que, en su desarrollo final
es una cosa muy distinta a lo que pueda parecer en un primer momento…
Una pareja vuelve a casa
después de cenar fuera, y en mitad de la carretera, en mitad de la nada, se
encuentran a una nena abandonada. Asuntos Sociales, al par de semanas del
suceso, le endiña la niña a dicha pareja, ya que si tú te la encuentras, tú te
la quedas (o al menos, es lo que parece. Después hay parejas que tienen que
esperar años y años para el mismo proceso. En fin).
Clara, que es la nena, vive
dentro de un cuadrado de tiza elaborado por ella misma. Para moverse, debe
ampliar sus fronteras con la tiza, y es muy rigurosa a la hora de saltarse
dichos límites. No habla y entiende el alemán (lo cual acojona).
La relación de la pareja se
resiente ante la obsesión de la chica (Elena Anaya, muy buen papel) con la
nena, e igualmente con los amigos, que no tienen otro tema de conversación que
no sea la nena (y fíjate que podríamos hablar del Gobierno, el precio de la luz
o el fútbol… Pero no, solo hablamos de la nena).
Después de una hora de metraje
(a la película, como podrás adivinar, le sobra media hora tranquilamente),
aguzando el oído porque hablan muy bajito, muy bajito, muy bajito, y en muchas
ocasiones en penumbras, ya pierdes la esperanza de que ocurra algo
sobrenatural, y el terror ni está ni se le espera, más allá de la música que te da algún bote esporádico sin venir a cuento.
La cosa se viene a historias
más mundanas y resulta que tenemos al típico vecino psicópata-sociópata, con el
típico y tópico sótano reformado para torturas, que entra en acción, cambiando
la narrativa de la cinta y llevándonos a un final un tanto precipitado y poco creíble.
Fin.
Mmmmm, en definitiva… Para
pasar el rato, sin tirar muchos cohetes. La dejo a vuestra elección.
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