Atención, atención, la siguiente entrada contiene spoilers y
revelaciones sobre la trama y la narrativa de la película… Avisados, avisadas…
El
chicle de los Minions hay que estirarlo, ya que estos seres amarillos, con peto
vaquero y lenguaje extraño, que comenzaron como secundarios, se han convertido
en los últimos años en una mina de bananas… O mejor dicho, de oro, y suelen
triunfar en las salas de cine con un humor sencillo, absurdo y de carcajada
fácil y a consumir en el momento.
La
nueva, por ahora, película de los Minions, nos trae como título: “Minions: El
origen de Gru” (2022), y mientras escribo esto, ha cuadriplicado el coste de la
película solo con beneficios en taquilla, no quiero pensar en el mercadeo con
el que nos van a invadir durante este verano…
¿Y
por qué triunfan estos enanos amarillo? Pues la clave está, supongo, aparte de
lo mencionado más arriba, en que no te quieren convencer de nada. No se andan
con rollos filosóficos dirigidos a niños, ni te plantea dudas sobre aspectos de
la vida, la sexualidad o de su puta madre en bicicleta (politizar, no suele dar
dinero, que es al final de lo que se trata: Recuperar lo invertido, y más, que
es el beneficio) . Hacen chistes tontos, hablan raruno, se disfrazan y se pegan
entre sí cuando no se llevan ellos mismos hostias, y todo mezclado con lo que
toque en el momento… Es decir, la película se basa en los setenta: Pues
menciones a los Rolling, a los Kiss, al funky y a los vinilos, el pelo afro,
los mil colores en los vestidos y guiños que suelen pillar más los adultos de
cierta edad, que los propios críos (que juego dieron aquellos ojos de “El gato
con botas”, y que juego sigue dando)…
Ayer
fui a verla. Sala menos de la mitad. Reminiscencias de los Caballeros del
Zodiaco, con unos entes robóticos con armaduras de oro del zodiaco chino, cabecera
James Bond… Y en la trama, tenemos a unos villanos muy famosos de los setenta: “Los
Salvajes Seis”, que roban un medallón del zodiaco chino en las montañas donde
Shiryu, Caballero del Dragón, entrenaba.
Una
vez recuperado, los seis, (o mejor dicho, los cinco), traicionan a su jefe, un
patillas que se parece mucho al hermano de Alfonso Guerra (aquel patillas que
imitaba Alfonso Arús en “Al Ataque”. Tengo más años que Matusalén), que es
denostado y cuyo mayor admirador es el pequeño Gru. Un malvado crío de once
años, con voz de Florentino Fernández, nariz aguileña y bufanda en pleno agosto,
que tiene a su disposición a una legión de minions, que alborotan y estorban,
más que ayudan.
El
plan inicial de Gru, que es entrar en “Los Salvajes Seis”, cambia cuando conoce
al patillas, también conocidos como “Nudillos”, con el que forma un tándem para
recuperar el medallón que otorga poderes mágicos a sus poseedores con la
llegada del Año Nuevo chino…
Resumiendo: Película graciosa, con grandes dosis de humor, y que abre incógnitas entre los sibaritas sobre si los minions ponen huevos o nacen por generación espontánea (escuchado en los baños, tras la película). Muchas referencias, alguna apenas imperceptible (hay una escena en la que un director de banco enseña la foto de su nieto, y el nieto será un futuro villano, creo que la peña no reparó en su careto…) Mientras sigan por esa línea, seguirán haciéndose con el mercado, al menos durante un tiempo. La he disfrutado, y hoy, la he olvidado en gran parte ¿Se trata de eso, no?
Los Minions son la versión amarilla y edulcorada de los Gremlins jeje.
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