Se vienen posibles spoilers, a pesar de que esta entrada es
cortita, una breve reseña, y no destripo demasiado…
La
sensación generalizada que me llevé, tras ver la Primera
Temporada de “Ozark” (2017), fue que me recordaba muchísimo a “Breaking Bad”,
la mítica serie, donde un profesor y su exalumno cocinaban droga y se iban
salvando por los pelos de que los cazaran o mataran en su intento por
sobrevivir. Siempre se salvaban.
Con
esta Segunda Temporada de “Ozark” (2018), me ha seguido dando la misma sensación.
Familia modelo, metida al blanqueo de dinero en un pueblo turístico veraniego,
olvidado de la mano de Dios, que se van salvando de situaciones en las que te
dices: “Ahora si que no se libran…”, pero lo hacen. Dejando tras de sí un
reguero de cadáveres y la llegada de nuevos problemas y enemigos que les van a
intentar fastidiar la creación de un nuevo negocio, un casino, para seguir con
sus negocios.
La
serie me tiene muy enganchado, y de momento no me está aburriendo a pesar de la
potra de sus personajes principales. De hecho, espero ver la Tercera Temporada
en los próximos días. Os la recomiendo, aunque quizás no os cuente nada nuevo y
la lleguéis a ver como repetitiva en ocasiones… De momento, mantiene el nivel.
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