Cuando Mary Wollstonecraft Godwin, después de casada, Mary Shelley, concibió “Frankenstein” durante un viaje a Suiza, lo hizo con unas primeras ideas claras y determinadas. Su novela, publicada solo dos años después de aquel viaje (1818), y de forma anónima (hasta 1823 no reconoció su autoría), salió a la luz en una edición de solo 500 ejemplares.
Tras
escuchar infinitud de críticas, recibiendo varios cientos de cartas al
respecto, la autora publicó la “versión definitiva” en 1831, pero aquello… Ya
no era lo mismo.
Por
ello, cuando me he acercado a “Frankenstein” (Norma, 2022) de Mary Shelley,
dentro de la colección “Clásicos Manga”, mi primer temor era: ¿Qué “Frankenstein”
voy a leer, el de 1818 (que es el que yo considero canon) o el de 1831?, y
afortunadamente, me he encontrado con la idea original.
Satisfecho
por encontrar una adaptación tan buena, por parte de M. Chandler, y con un
dibujo tan bueno (a cargo de Linus Liu, del cual recomiendo sus “Historias
de Edgar Allan Poe”), me he metido de lleno en la lectura de este manga,
que va a sorprender, que no quepa duda, a los que conocen al clásico de Terror
por excelencia, como a aquellos que os acercaréis, temblorosos y dubitativos, a
la terrible historia de monstruo por primera vez.
Huid de aquella imagen cinematográfica en blanco y negro de aquel engendro de cara bobalicona, tornillos en el cuello y mirada perdida, hecho con remaches de cuerpos e insuflado a la vida a través de calambrazos eléctricos, experimentos imposibles hoy en día por el elevado coste de la luz), y prepararos para disfrutar de una narrativa llena de acción, venganzas y asesinatos por media Europa, en una lucha entre aterradora criatura y creador frustrado llena de vínculos que irán más allá de la muerte.
Con
una prosa muy teatral, a veces casi lírica, estamos ante un manga excepcional
(328 páginas), muy bien adaptado (insisto) y que vas a disfrutar desde la
primera hasta la última página.
En
las páginas finales, se aportan pensamientos del artista, aparte de bocetos, y
curiosamente, las mismas dudas de adaptación que tuve yo por parte de
M.Chandler. Merece la pena su lectura, y mucho.
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