Ilusionado,
o al menos esperanzado, con la Primera Temporada de “Titans”
(Netflix, 2018), y con un último episodio espectacular, más una escena
post-créditos muy buena… Inicié con ganas la Segunda Temporada (Netflix, 2019),
que (posibles spoilers a partir de aquí), la
verdad sea dicha: No me ha llegado a entusiasmar hasta el último episodio de la
serie, que, como en la Primera temporada, es el mejor con diferencia.
La
Segunda Temporada se tira prácticamente doce episodios con un grupo desunido,
con muchísimo relleno, que no aporta absolutamente nada a la narrativa, y con
un Robin (Dick Grayson) al que se le ha ido la pinza y que discute
continuamente con una visión de Bruce Wayne, de manera esquizofrénica, y que de
verdad que lleva a aburrir a mares, tras meterse en el lado oscuro, visitar la
cárcel y hacerse amigo de pandilleros hispanos, y de la que saldrá renacido con
un nuevo alter-ego.
La
ausencia de acción es una de las causas principales de la falta de interés de
esta temporada, y las pocas escenas movidas que hay, apenas duran un par de
parpadeos, y no son demasiado espectaculares al no ser, digamos, grandes secuencias
de todos contra todos, o todos contra uno chungo (hasta el episodio final). Los
dos súper-villanos presentes, Doctor Luz (patético) y Deathstroke, no llegan a
rellenar una trama ya de por sí rara y estirada hasta la saciedad.
Bastante
más aburrida esta Segunda temporada que la Primera, y con una extraña muerte
final (difícil de creer, sinceramente), el avance de la Tercera Temporada, que
creo que se estrenará en este 2021 en HBO, trae a un viejo enemigo (y familiar)
de Starfire, y cruzo los dedos para que no se repitan las mismas historias de
desuniones y podamos ver, por fin, acción, efectos y menos peleas infantiles,
que es, al fin y al cabo, lo que nos deberían ofrecer en más cantidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión me interesa, y lo sabes...