No esperaba mucho de “Titans”
(Primera Temporada, 2018) en Netflix, y de hecho, conscientemente, la llevaba
esquivando desde hace algún tiempo. Pero, estas dos últimas semanas, decidí
darle una oportunidad y la verdad es que, creo, estaba equivocado respecto a la
serie.
Supongo que me había
influido en mi subconsciente haberme tragado todos los episodios, habidos y por
haber, de los “Teen Titans”, y creía, estaba convencido de ello, que la serie
infantil (que de infantil tiene poco, porque tiene guiños a los adultos
requetebuenos), podría influirme negativamente a la hora de acercarme a la
serie.
Tengo que decir que me ha
gustado mucho. Tanto la presentación de los personajes principales, como los
secundarios (como “Halcón” y “Paloma”), así como el desarrollo de cada uno de
ellos, con sus tramas muy bien definidas, y como se va desarrollando un lazo,
una unión, que va a converger en el episodio final de la Primera Temporada, que
en mi opinión, es una verdadera gozada.
La presencia de dos “Robin”,
las diferentes alternativas que se presentan, al igual que los recuerdos y
flashbacks, sin llegar a abusar de ellos, tejen un a narrativa más que
convincente, y sin llegar a auténticas batallas épicas plagadas de efectos
especiales, crean un ambiente creíble.
Resumiendo: Una buena
alternativa dentro de las infinitas series de súper-héroes, tanto de DC Cómics
como de Marvel, que plagan nuestras pantallas, creo que merece la pena ver la
segunda temporada, entusiasmado después de ver el final de la primera (donde,
por cierto, al estilo Marvel, hay una escena post-créditos brutal).
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