viernes, 26 de marzo de 2021

Guadalete. El ocaso visigodo (Cascaborra, 2021) Taco Silveira, Juan Alcudia

 

        Si hay un episodio, en forma de hito, en la Historia de España, entre los más destacados, posiblemente esté La Batalla de Guadalete, por lo que supone entre un antes y un después desde el punto de vista social, económico y político.

 

        El fin del reino visigodo de Toledo y el inicio de setecientos años (año arriba, año abajo) de presencia musulmana en la Península Ibérica (en Portugal unos doscientos años menos) que moldearan parte de la Historia de España, como digo, y harán que en evolucione de manera diferente, en algunos aspectos, al resto de los países europeos.

 

        “Guadalete. El ocaso visigodo” (Cascaborra, 2021) de Juan Alcudia (guion) y Taco Silveira (dibujo) viene a tapar un hueco, en forma de cómic, que tenemos sobre esa parte de nuestra Historia, que, a pesar de lo fascinante del episodio, incomprensiblemente, no tenía unas viñetas que nos acercaran al 711 con naturalidad, épica y esa dosis de tragedia que se cernió sobre Don Rodrigo y sus huestes, traicionadas por los witizianos, ante las tropas invasoras musulmanas.


        Sobre Witiza, Rodrigo, Don Julián, Tariq… Tenemos aún muchas dudas, y muchos datos se desconocen y se han perdido lamentablemente en el tiempo. Pero nos podemos hacer una idea de lo que aconteció y qué papel tomó cada uno. 

        No estamos ante un cómic histórico. Supongo, porque, en parte, no tenemos todos los datos, como refiero, pero si ante una ficción histórica, con ciertas licencias, que con permiso de los más puristas, os resultará amena y entretenida.

        Por un lado, tenemos un inicio de siglo plagado de enfermedades, plagas, hambrunas, y algunos hablan del Apocalipsis. Por otro, el papel de los judíos, repudiados y casi siempre acosados. Y para terminar, revueltas en el Norte, donde Rodrigo tiene los ojos, mientras una sombra se cierne por el Sur, en el estrecho que separa la Península Ibérica de África. Con un secundario de lujo, como puede ser un joven Pelayo. Las cartas están echadas, el tablero tiene todas las piezas, y a ti como lector, solo te queda disfrutar de un cómic muy visual, casi cinematográfico, en la que no te va a faltar acción y con un enfoque atractivo. No se puede pedir más.

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