Siete añitos después, seis
temporadas y ochenta y nueve episodios… He concluido la serie “Vikingos”, que
me ha hecho soltar: ¿Ya está, esto es todo?... Pues menuda cagada, ¿no?
Y es que la última
temporada, en mi opinión, concluye bastante mal, sin cerrar círculos, y
planteando al espectador más dudas que otra cosa.
Si en todos estos años no he
escrito sobre la serie, es porque su extensión en el tiempo, con temporadas
cortadas, me hacían ir dejándolo un poco de lado para escribir (aunque solo
fueran treinta líneas), sobre el final de la serie cuando llegara.
El final ha llegado, y ciertamente no le ha hecho justicia a las primeras temporadas que me tuvieron enganchado a la serie, siguiendo las andanzas de Ragnar, Floki, Ladgerda, Rollo… Que a caballo entre el S.VIII y IX, acosaban a distintos pueblos, conquistaban y se mataban entre sí.
Como serie histórica, “Vikingos”
tiene todas las de perder, ya que el guionista y creador de la misma, Michael
Hirst, hace unas mezclas, remezclas e invenciones de todo tipo, más para el
consumo visual, que para comerte el coco con contextos históricos… Pero, como
puro entretenimiento, tengo que reconocer que ha sido una de esas series que,
creo, ha marcado, y que merece la pena ver, por lo menos en sus primeras
temporadas.
En fin, creo que la serie no
ha sabido por dónde tirar en las dos últimas temporadas, pero que alargarla más
hubiera sido, seguramente, mucho peor… Nos quedaremos con lo que fue, como
llegó, y no como se despidió, parar intentar no enfadarnos mucho… Y, ahora, a
otra cosa.
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