La verdad es que escuchar el
nombre de Lupin, siempre me ha llevado a pensar en la serie de dibujos
animados, que veía siendo un crío: “Lupin III”, de Monkey Punch. Un ladrón
japonés, de guante blanco, nieto del famoso ladrón francés, Arsenio Lupin, y
que, acompañado de un samurái y de un experto pistolero, cometían los robos más
esperpénticos e inverosímiles.
Cuando hace una semana,
encontré la serie “Lupin” (Netflix, 2020), me imaginé al ladrón y toda la
parafernalia que le rodea. No en vano, el personaje, con chistera y capa negra,
fue muy famoso en Francia (ahora no sé), en la primera mitad del S.XX, y su
creador, Maurice Leblanc, llegó a escribir 25 historias del personaje (la
última, inacabada por fallecimiento del propio Leblanc).
En esta ocasión, la serie,
que consta de dos temporadas, de cinco episodios cada uno, está protagonizada
por Omar Sy (“Intocable”, “Monsieur
Chocolat”, “El
doctor de la felicidad”, “El
príncipe olvidado”) que es, posiblemente, la cara más visible del actual
cine francés (desde hace unos años). Este Robin Hood moderno, Assane Diop, experto
ladrón gracias a los libros de Arsenio Lupin, deberá enfrentarse a un crápula
metido en política y en las altas esferas, antiguo jefe de su padre, al que
acusó de haber robado un collar perteneciente a María Antonieta.
Veinticinco años después de
los hechos, la investigación sobre el robo del collar, le llevará a descubrir
otros hechos, que implicarán a más personas, incluyendo a su mujer e hijo.
Es una serie fresca, con
bastante acción y bien planteada. Omar Sy sabe ganarse al personal con la
naturalidad y carisma que le caracteriza, y los cinco primeros episodios me han
tenido bien enganchado. Ahora toca esperar unos meses para ver la conclusión
(previsiblemente, verano de 2021)… Mucho tiempo, pero supongo que merecerá la
pena.
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