Desde hace unos años, el cómic
español se ha ido llenando poco a poco, de héroes patrios con poderes
especiales. Desde “SuperLópez” de Jan, que va camino de cumplir los cincuenta
años, y que viene acompañado del Super Grupo, como parodias de cómics de
superhéroes americanos, hasta pasar por “Iberia Inc” y “Triada Vértice”, de mediados
de los noventa, que venían de la mano de Carlos Pacheco (dibujo) y Rafael Marín
(guion), o más recientemente los cómics del Universo 36, donde diferentes
héroes y villanos, mutantes y superhéroes, se matan entre sí apoyando a un
bando o a otro en la Guerra Civil española.
Siguiendo esta estela, se
presenta “Phylax. El incidente Martinhebron” (Panini, 2019) del tándem Miguel
Gómez Andrea “Gol” (guion) y Pedro Camello (dibujo). Desde que me enteré que
este dúo iba a sacar un cómic, otro más en conjunto, me interesé en el
proyecto. Tanto “Gol” (“El
empecinado”), como Pedro Camello (“Cruz Negra”),
son viejos conocidos de este blog, por trabajos realmente buenos, muy
recomendables, como los que os cito en los enlaces. Y, con ellos, siempre sabes,
que, de ambos, solo puede salir algo endiabladamente bueno.
Y, ciertamente, “Phylax” (“Guardián”
en griego) lo es. Nos encontramos con una interesante historia protagonizada
por Fernando Jara, un soldado extremeño que pertenece a un comando muy
especial, “Phylax”, cuyos integrantes, pertenecientes al bando nacional durante
la Guerra Civil, han sido inyectados con un poderoso suero, cuya formula se ha
perdido, y que los convierte en increíbles adversarios en el campo de batalla,
casi invencibles, pero muy desatados y sangrientos. El cómic nos lleva
narrativamente a la Guerra Civil (1937) y al presente (mediados de los años
50). Fernando, que ha trabajado de minero en Asturias, en el más absoluto
anonimato, deberá enfrentarse a los flecos que ha dejado su pasado. Al interés
de soviéticos, yankees, Iglesia y el propio Estado (a través de una
maquiavélica Carmen Polo) por hacerse con la formula, Fernando sin ideología de
ninguna clase, solo aspira, con ayuda de su pequeña (pero gran) hermana, Juli,
en resolver los errores del pasado, evitando a toda costa que el proyecto “Phylax”
se renueve en la España gris del Franquismo, y traiga nuevamente, las trágicas
consecuencias que llevaron a Fernando a un punto de inflexión sin retorno.
Acción a raudales, guiños al lector (me
encantó lo de que España huele a ajo), “Phylax” te promete (y cumple) en sus
272 páginas, una aventura trepidante, unos giros argumentales impresionantes y
bien estructurados, y narrativa que se disfruta desde la primera página, con un
dibujo de la leche y unos personajes muy bien logrados, mezclando dichos personajes y
escenarios reales con ficticios, y sin andarse con remilgos de ningún tipo.
Indudablemente, es de lo mejor que te vas a encontrar, hoy por hoy, en el panorama
actual comiquero español. No dudes ni un solo instante en disfrutar de este “Phylax.
El incidente Martinhebron”. Te encantará, garantizado.
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