“Qué fue de Brad” (2017),
es una película interesante. A ratos, mientras la veía, me acordaba de aquella
película “Family Man” (2000), que, en su día, me gustó mucho. No sé si por su
temática “What if?” (a la que estamos muy acostumbrados los lectores de cómics,
sobre todo, los de Marvel), o porque en aquellos tiempos me gustaba Tea Leoni,
y que la gente suele relacionar, a la vez, con “¡Qué bello es vivir!” (1946).
Comparación, por cierto, que nunca he llegado a entender, porque se parecen lo
que un huevo a una castaña, y porque, comparar a Nicolas Cage con James Steward
tiene delito…
Al caso. Aquí nos
encontramos a Brad (un excelente Ben Stiller), que vive una crisis de los 50
brutal (bueno, 47). La vida no le ha ido mal. Nada mal. Pero a sus amigos y a
sus colegas les ha ido muchísimo mejor. Brad comienza a preguntarse por sus
fallos vitales, y por qué sus amigos de la Universidad han triunfado en la vida
y él no.
El personaje tiene un
complejo de inferioridad importante (en mí opinión). En “Family Man”, el
personaje elegía, en un punto de inflexión en su vida, entre el éxito y la
soledad absoluta, y la “pobreza”, los amigos y la familia.
Aquí el personaje añora
otros destinos posibles. ¿Qué hubiera sido de su vida si hubiera tomado otras
decisiones?, ¿Y si hubiera tenido otros trabajos, y sino se hubiera casado…?
Todos estos planteamientos, supongo, nos lo hacemos, o nos lo haremos, a lo
largo de nuestra vida. Brad se los plantea muy a la tremenda.
Su frustración la refleja
en su hijo, Troy. No quiere que él cometa sus mismos errores en la vida. Pero
lo que hace es deteriorar la relación con su hijo, la brecha generacional
existe, es palpable.
Me ha gustado mucho
algunos de los pensamientos de Brad, como se imagina ciertas situaciones, un
tanto surrealista. Igualmente, que esta película, lejos de ser una comedia, es
un drama (en mi opinión) muy bien tejido por Ben Stiller, y como el personaje,
poco a poco, va reflexionando y se va dando cuenta de que es más afortunado de
lo que cree. No me ha gustado, a ratos, la música chirriante, y que a la
película le sobra, perfectamente, cuarenta minutos largos para expresar
exactamente lo mismo.
P.D: Si tienes poco, pero
eres feliz… ¿Qué más necesitas?
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