sábado, 7 de abril de 2018

Sapiens. De animales a dioses (2014) Yuval Noah Harari




        Los dos o tres lectores habituales del blog, quizás se acuerden, aunque es mucho suponer, de la crítica que hice hace unos meses al libro “Homo Deus. Breve Historia del mañana” (2016) de Yuval Noah Harari.

        Muchas personas me habían recomendado leer primero “Sapiens. De animales a dioses” (2014), editado en España por Debate, pero la verdad es que, aparte de por seguir un orden cronológico editorial, no veo razones para ello.

        Este mes le llegó el turno a “Sapiens”, y me ha ocurrido como con “Homo Deus”. Partes interesantes, y partes menos interesantes. Yuval nos hace una breve historia de la humanidad, con muchas reflexiones y matices de su cosecha, que no dejan de ser interesantes, como por ejemplo, como el Sapiens se ha cargado diversos hábitats a lo largo de su dilatada existencia, las influencias de las diversas revoluciones (agrícola, industrial, francesa, científica…), que él desgrana con simpatía y sobrado salero, este tipo sabe enganchar con golosinas al intrépido lector….

        … Pero… Al igual que me pasaba con “Homo Deus”… Veo que su mayor error, después de mostrarnos de lo que hemos sido capaces, como Sapiens, es confiar el futuro de la Humanidad en una super-tecnología avanzada, que nos hará evolucionar de Sapiens a MegaSapiens, o vete a saber qué.

        El lector no podrá evitar sonreírse, por no llorar, con todas las atrocidades que Sapiens lleva cometiendo desde su destete y su niñez, la creencia en mitos y dioses, en el destino y en la religión… Pero el propio autor falla en confiar, como digo, el futuro de la especie, a una avanzada tecnología que nos haga amortales (no inmortales) en cincuenta años, o que nos permita cambiar nuestro hígado por uno microcomputerizado porque a dos tipos de EEUU les hayan puesto sendos brazos robóticos.

        Cuando el ¿50, 70%? De la población mundial no tiene acceso a recursos básicos, como el agua o la comida, es difícil imaginarse dicho futuro, al menos que ese futuro pertenezca a unos pocos miles de seres afortunados del planeta. Yo en 2050 me imagino más un futuro parecido a Mad Max, pero sin Tina Turner, que el de los Súper-Sónicos y aquellas fantasías setenteras que hacían mis delicias de niñez frente a la pantalla del televisor.

        Libro interesante, como digo. Libro recomendable, por supuesto. Pero Harari parece compartir un futuro, con la Cienciología, con el que no estoy muy acuerdo…

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