Pocos libros me han defraudado en
la vida como “La Princesa Prometida” de William Goldman. Y seguro que, más de
uno, se queda con el culete torcido después de haber leído lo que acabo de
asegurar, pero es cierto.
Le tenía unas ganas tremendas a
este libro. Muchísimas ganas desde hace años. Enamorado de la película, la cual
habré visto una docena de veces, sin cansarme ni una sola vez. Creí, tonto de
mí, que el libro superaría con creces a la película… Y nada más lejos de la
realidad.
Primero me he tenido que tragar
un prólogo del Sr.Goldman, en el cual fantasea sobre los orígenes del libro
que, supuestamente le leía su padre. Gilipolleces sobre un tal Morgensten,
autor proveniente de Florín, ese país imaginario que Goldman sitúa entre
Alemania y Suecia, y temas e historias que no vienen al caso más que llenar
páginas y páginas y más páginas de, prácticamente, nada de interés para el
lector. Salvo que ya desde bien pronto te destripa el final.
Una vez puestos en faena, la
historia, como era de esperar, es bastante diferente al libro. Hasta ahí todo
correcto. Pero Goldman vuelve a interrumpir con su cursiva, mosca cojonera
narrativa sin ningún tipo de interés para el lector, y menos para el libro en
sí, nuevas y delirantes anécdotas y comentarios, nombrando a editores, a su imaginaria familia, movidas
que tuvo con el guion de “Dos hombres y un destino” (¿Y a mí que coño me
importa Goldman tus problemas o tus idas de pinza setenteras en el mundo del cine?) y demás pajas
mentales (perdonad la expresión, estoy cabreado) que me han hecho bufar más que
Micho I de Gato ante la sección económica de “El País”, para acabar,
finalmente, con varios finales, no uno, sino varios finales, a cual peor y más
surrealista, y desechando (ya desde el prólogo) el final de la película. Sin
entrar a hablar de anacronismos, piruetas narrativas que no vienen al caso y
que hace que el lector relea tres veces lo anterior, y que se restriegue los
ojos, etc etc
En fin. Muchas veces os lo he
dicho. No presumo de saber de Literatura, y me considero un mal crítico, pero
me enerva leer en ciertos blogs literarios que consideran este libro una Obra
Maestra… Por favor… No lo volvería a leer ni en un millón de años… Me quedo, en
esta ocasión, con la cinta, que sí que considero una de mis películas
preferidas de todos los tiempos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión me interesa, y lo sabes...