Nicolas Wild vuelve a Kabul
(Afganistán), en este segundo tomo de “Kabul Disco”. Esta vez, su misión será
intentar convencer a la población afgana rural, a través de sus dibujos y de su
arte, que no cultiven opio. Convencerles de que el opio es la peor de las
opciones posibles.
Vuelve tras una temporada en
París, y se encuentra que algunos amigos se han ido, o se van, pero que han
venido nuevos a la empresa. Poco a poco, la presencia extranjera es más difícil
de soportar por parte de los afganos, y las cosas se llegan a complicar tanto
que Nicolas y sus compañeros de empresa, llegan a temer por sus vidas. La cosa
se pone seria, cree que está fracasando en su misión, y se llega a plantear
volver a casa…
Con “Kabul Disco. De cómo no me
enganché al opio en Afganistán”, terminan las aventuras afganas de Wild. Una
pena porque me ha encantado esta autobiografía comiquera. Es otro punto de
vista, fresco, divertido, y a veces, aterrador. Nicolas Wild se despide, al
final de este cómic, prometiendo una tercera parte, pero personalmente no lo he
encontrado ni en francés ni en castellano, por lo que creo que no se llegó a
editar, y la historia, finalmente, queda un tanto coja… Imprescindible leerse
los dos tomos.
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