domingo, 11 de junio de 2017

Siete vidas, este gato es un peligro (2016)


         El tirón que tienen los gatos en internet es indiscutible. Eso debieron pensar los cuatro guionistas y productores (creo que dos) de la película francesa “Siete vidas, este gato es un peligro” (2016) cuando se metieron en este fregado.


        Kevin Spacey recauchutado y Jennifer Garner no salvan esta cinta, a la que le sobra más de media hora, y que tiene mucho bla, bla, bla, y algo de gato digitalizado hasta las cejas. La pareja no funciona ni con superglue y es bastante insustancial.


         Cuando llevas veinte minutos de visionado, te dices: ¿Dónde carajo me he metido, donde está el gato? Y aparece Christopher Walken, de repente, y te dices: “Pobre hombre, lo mal que debía estar para aceptar trabajar aquí…”


        El protagonista, un Kevin Spacey venido a menos, le compra a su querida hija un gato (noruego, por cierto, de raza no nacionalidad), el día de su cumpleaños. Él odia a los gatos, y volviendo a casa de comprárselo a Walken, un rayo y posterior accidente hace que Spacey se meta en el cuerpo del gato. ¿Os suena, verdad? Más trillado que los campos de mi Etremaura. A partir de ahí, comienzan las situaciones absurdas, disparatadas y repetitivas, con una buena sobredosis de efectos por ordenador.


        En fin, esta cinta la dejo a vuestra elección. Yo reconozco haberla visto porque sale un gato, pero es floja (por no decir mala) de narices. Vosotros… Vosotros ya me diréis qué os ha parecido…


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