“Persona”
(1966) de Ingmar Bergman comienza con un prólogo, de casi cinco minutos, de
esos que te dejan el culo torcido. Un animal destripado, una cámara que se
funde, un clavo en una mano, un pene en su esplendor, paisajes de la isla de
Faro (en las Gotlands) que Bergman llegó a conocer bien (murió allí, creo
recordar), gente dormida o muerta, un chaval al que despierta el teléfono, el
goteo de un grifo de fondo… Una sucesión de imágenes y sonidos que recuerdan al
surrealismo más puro y duro de “Un perro andaluz” (1929) de Dalí y Buñuel, o
incluso un experimento cinematográfico dadaísta.
Pronto, se nos presentan los dos personajes
principales. Una actriz teatral, Elizabeth Vogler (Liv Ullmann, de la que
Bergman estaba enamorado hasta el tuétano, y no me extraña), que ensaya “Electra”
de Euripides, de pronto se queda muda, se excusa diciendo, en un primer
momento, que le iba a entrar una ataque de risa, pero posteriormente deja de
hablar y es ingresada en un hospital bastante tranquilo, donde no gastan mucho
en decoración. Tras una revisión médica, la doctora de turno (que fuma más que
un carretero) asegura que Elizabeth está perfectamente bien, más sana que una
manzana, y que su problema es psíquico y no físico, por lo que le manda reposo,
y a una enfermera, Alma (Bibi Andersson) que habla como escupe balas una
ametralladora Maxim. A Elizabeth no le sienta muy bien las personas quemándose
a lo bonzo en Vietnam, mientras los gringos bombardean con napalm, pero es lo
que suelen emitir en la televisión de la época…
Una
voz en off nos informa que se decide, supongo que desde el hospital, mandar a
las dos mujeres a Faro, a la isla, a pasar una temporada donde, poco a poco,
Elizabeth comenzará a salir de su mutismo, por un lado porque el aire fresco le
sienta bien, y por otro porque a Alma, que no calla ni debajo del agua, hay que
contestarle de vez en cuando (con gestos al principio) o cargársela.
Aquí
os vendrá una segunda parte de imágenes aparentemente incoherentes: Escenas de
cine mudo, más clavos en las manos, mi visión cuando no me pongo las gafas… Y
después vemos a una Alma que se enfada con Elizabeth porque no acaba de hablar,
entre las dos se ha creado una relación, a veces de voces (por parte de Alma),
a veces de hostias mutuas… Y poco a poco nos vamos a enterar del motivo del
mutismo de Elizabeth…
“Persona”
es una película llena de simbología que no he llegado a pillar del todo. Tiene
unos planos interesantes, gran fotografía, un guion que engancha (aunque no me
ha convencido del todo), juega muy bien con el blanco y negro, no es de las
películas que más me gusta de Bergman pero ahí está, como una de las mejores
películas de la Historia del Cine.
P.D.
El DVD trae un documental: “Imágenes desde el Recreo” (2009), que rescata al
Bergman más íntimo.
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