No
conocía esta película, “Queimada” (1969) del director Gillo Pontecorvo, y con
Marlon Brando en su papel principal y Ennio Morricone dirigiendo la música.
Para mí ha sido todo un descubrimiento, grato descubrimiento, al encontrarme
una película de Cine Histórico bien planteada, y bien dirigida.
Aunque
la historia cojea un poco en algunos puntos, nos encontramos una colonia
portuguesa a mediados del S.XIX (sobre 1.840, creo), concretamente una isla
caribeña, Queimada. Es la típica isla dedicada a la plantación azucarera, con
una sociedad profundamente esclavista, que bien podría haber sido Cuba o Haiti,
supongo, y los “malos” españoles o franceses en lugar de portugueses. Ese es el
primer punto que me chirrió de la historia, ya que hasta Queimada llega un
barco inglés con William Walker (Marlon Brando), agente secreto al servicio de
su Majestad, con la misión de provocar un levantamiento en la isla, una
revolución, que cambie las tornas portuguesas por el área de influencia económica
británica. Los ingleses aparecen en el film como enemigos de Portugal, nada más
lejos de la realidad histórica.
Para lograr el levantamiento, recurre a un
esclavo con muchas agallas, José Dolores (Evaristo Márquez, un pastor
colombiano metido a actor por arte y magia de Pontecorvo), que logrará robar el
oro portugués del banco, y posteriormente crear un ejército que pondrá en jaque
el poderío lusitano. Con la ayuda de los terratenientes y criollos de la
capital, que asesinan al Gobernador portugués un día de fiesta (otro chirrido:
El Gobernador ostenta en su palacio el escudo de España por un lado, el
borbónico, y por otro lado aparece una bandera portuguesa verdi-roja, que es la
bandera de la República, la actual, no la decimonónica), y proclaman la
Independencia de Queimada. Pronto, las desavenencias entre José Dolores, héroe
de los antiguos esclavos por un lado, y los terratenientes blancos por otro,
influidos por la filosofía comercial británica, se harán notar en la isla,
convertida en República.
Lo que iba a convertirse en un paraíso postcolonial,
resulta que se convierte en un infierno en toda regla en solo diez años.
William Walker, retirado, y dedicado al noble arte de darse hostias en la mitad
de los tugurios del continente europeo, vuelve a ser requerido a Queimada para
intentar parar a un José Dolores fortalecido, que practica la guerrilla contra
el nuevo gobierno, y que ha cambiado la política de cortar cañas de azúcar por
cortar cabezas entre los plantadores, lo cual pone en peligro los intereses
comerciales de la Sugar Royal Company británica que no pagan lo mismo por
cabezas que por azúcar.
William Walker deberá poner en práctica toda
su astucia para intentar detener al que, en un tiempo fuera su pupilo y amigo,
utilizando para ello unos medios de contra-guerrilla, que traerán más muerte,
sufrimiento y miedo al pueblo de Queimada, y de paso involucrando a Gran
Bretaña en el conflicto.
“Queimada”
es la historia, lamentablemente, de muchos países de América Latina, no ya del
S.XIX, sino también del S.XX, hasta hace bien poco. Es de visionado obligado,
imprescindible.
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