...La primera, y posiblemente última, tormenta de verano, duró un café con leche, corto de café, en la terraza de casa. Las cuatro nubes descargaron fuerte durante cinco minutos y después dejaron paso a una llovizna, pertinaz, que daba gusto verla.
Micho I de Gato y yo hablábamos sobre la literatura de Carver, de Monzó y de Poe. Micho recitó algún poema, melancólico, reflexivo. La gente correteaba por la avenida, allá abajo, un poco sorprendida por la lluvia.
Durante mucho tiempo callamos, viendo los charcos en el Patio-Lavadero, y ninguno nos dijimos lo que pensábamos.
Finalmente, Micho maulló, y yo puse, bajito, a Duke Ellington...
Si es que las tormentas estivales dan para mucho.
ResponderEliminar¡Saludetes!
ResponderEliminarAquí duró un par de horas Ducam, una delicia la lluvia y su fondo musical... roncaba la tormenta ¡Como lo hacía!
Besito volado tormentoso.
jajaja, es que por Badayork no llueve mucho, o casi nada, Un maullido para las dos!!!
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