Le oí decir, “...Las mujeres tenéis la particularidad de enamoraros del tipo equivocado...” justo en el momento en el vertía medio sobre de azúcar refinada en el café solo. Ella le miraba de soslayo, con una lágrima heráldica de sentimientos asomada, casi sin saber que hacer, mientras se echaba el cabello hacia atrás, en un gesto de reafirmarse, de reinventarse por octava vez en lo que lleva de año.
Era una chica guapa, supongo, con unos intensos ojos marrones y unas delicadas manos que acariciaban la matutina taza de café. Yo hojeaba distraído El País, buscando la sección de cultura y espectáculos, en busca de exposiciones que solo puedo intuir desde mi destierro extremeño, y hasta mi mesa de Colón Irritable, fealdad indómita y miopía perillera llegaban retazos de su vida, como un triste y melancólico fado que anuncia el otoño.
“...De aquí ya no pasa...No pienso volver con él...”, musitó ella, y bebió, lenta y temblorosamente de aquella taza mientras la tragaperras le insistía a su inquilino temporal con estridentes luces: “¡Premio!, doble, a jugar...”, y evocaba un cañonazo pirata en el eterno rodar de la fortuna compuesta por fresas y limones, ciruelas y demás extravagancias. Este ni se inmutaba, bebía una copa de Sol y Sombra, impavido ante la suerte y el sonar cacareo de los euros en la cajetilla metálica de la máquina.
En Cultura hablaban de Mérida y de sus continuos tesoros, que florecen cada vez que alguien da una patada al suelo, como queriendo despertar de un letargo ya demasiado largo... Del expresionismo mágico, inquietante, de Bonifacio Lázaro, del olvidado pintor Manuel Rivera... Y la chica se guardaba aquella lágrima fugaz, adelantada quizás a su hora, a su tiempo, y maldecía a los hombres que habían compartido con ella vida, lecho y fortuna, a aquellos errantes callejeros que habían abusado de sus ojos, de sus manos y habían dejado su mente echa un mapa de carreteras, con sus baches y con curvas demasiado peligrosas para recorrer sola, sus puntos negros.
Le dí un último sorbo a aquel café negro, sabiendo que en menos de una hora me pasaría factura, cerré la página de Cultura, en una pausa, y al levantarme la miré por última vez hablar de sus infortunios. Miré a su compañero eventual, era un auténtico pagafantas, confesor brutal, un lobo más de la jauría, disfrazado de cordero, que se la comería en cuanto pudiera. Pobre chica, pensé, y salí por la puerta de aquel bar, con el periódico bajo el brazo y miles de miodesopsias revoloteando alrededor de mi nublada vista, como traicioneras mariposas, mientras sentía el intranquilo viento que recorre la vieja y cateta ciudad provinciana que navega, tranquila, por la inhóspita Extremadura, y, tímidamente, observé el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar...
me encanta cómo describes las cosas, Duncan.
ResponderEliminarMeeeeoooow
Estas cosas sólo pasan a la vera de un granado de cuaquier corral de Extremadura, y más con un café bebío.
ResponderEliminarMuy bueno.
La verdad, es que es un gustazo leerte siempre..
ResponderEliminarUn beso muy cálido
Pues yo que tú hubiera espantado al pagafantas y me habría sentado a su lado a hablarle de cultura. Quien sabe si hubiera sido el inicio de una bonita relación.
ResponderEliminarUf, me ha encantado, y cuanta razón llevan tus líneas, jomio....
ResponderEliminarY esto lo has soñado en plan Daliniano, o es que la contemplación de la escena hizo que te olvidaras de tomar el café?
ResponderEliminarJosep Julián, me ha robado la idea :-D
¿Sabes que este relato sonaría de maravilla en la radio, una tarde lluviosa de un domingo de otoño?
Salu2
Hummmm, interesante hoy. Sí señor me ha gustado mucho.
ResponderEliminarPor cierto, no os tocó el cupón. Lo siento más por Micho que por ti. Pero Joder vaya viaje cultural dimos. Y siempre, la eterna Atenea.
Nada, decidido dejo el vodka y me paso a la absenta.
Pero un gato, todavía no, que sigo siendo de perro.
Un guauuuuu de parte de rocky, ja ja ja ja ja ja.
Y un besitoooooo para ti.
Pues para ser miope hay que ver que bien ves el alma.
ResponderEliminarMe gustó, muy bueno.
Primero y antes que nada, un pequeño tironcete de orejas jeje. Sin que sirva de precedente :P No uses esa palabreja de "reinventar". Parece que esté de moda y todavía no sé que puñetas significa jajaja. Un literato como tú puede encontrar mejores sinónimos ;)
ResponderEliminarY segundo. Leyendo la historia de esa chica me ha venido de inmediato a la cabeza, algo que tuve el honor de presenciar hace dos semanas. Aquí te dejo el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=KQLL7sb8WhY
Ah y tercero jeje. Esta mañana me encontré con Javi y me preguntó por ti.
Más libros tienes que escribir hombre, más libros...
ResponderEliminarTus ojos miopes han permitido que desarrolles mejor los ojos del alma, que buen relato, se me antoja un poco de lluvia o atardecer en tonos marrones... mmmjuummm ... nunca se como escribir los suspiros...
ResponderEliminar“...Las mujeres tenéis la particularidad de enamoraros del tipo equivocado...” ... y fatalmente, nosotros somos el tipo correcto.
ResponderEliminarPor cierto, este párrafo quedó excepcional:
ResponderEliminar"Le dí un último sorbo a aquel café negro, sabiendo que en menos de una hora me pasaría factura, cerré la página de Cultura, en una pausa, y al levantarme la miré por última vez hablar de sus infortunios".
Me gusta como para entrada de una novela.
Un abrazo.
Me han gustado mucho, el sueño y la manera de narrarlo.
ResponderEliminarUn sueño real como la vida misma, o quién no se ha enamorado alguna vez de un tipo inadecuado???, yo sí.
ResponderEliminarMuy bonito Duncan.
Besos.
Escribes de ensueño Duncan, ademas eso d enamorarse del tipo equivocado.... me suena!! jajaja, muchos saluditos Duncan De Gross!! Miau!!
ResponderEliminardesde que agujero me miras?
ResponderEliminarme ha gustado mucho lo que has escrito hoy, bueno todo lo que escribes me gusta, pero hoy más.
Un beso
Me ha encantado, Duncan. Melancólico y con final Dalineano. Fantástico. Un beso gordo.
ResponderEliminarMe encantó tu blog y tus historias, me quedo instala por aqui gatito y gracias por pasearte por mi rinconcito.
ResponderEliminarSalutti
me ha gustado mucho este post. Pobre chica realmente, apostando al parecer siempre en la dirección equivocada, pero bueno eso pasa tantas veces, tropezamos y tropezamos y al levantar la vista nos damos cuenta que se trata de la misma piedra.
ResponderEliminarSueñas con muchos detalles, Duncan... temo que sueñes demasiado despierto con el temario delante, jejeje. Genial tu relato, encantador.
ResponderEliminarLo bueno de que todo fuera un sueño es que el café que te tomaste y que te sabría a gloria...no pudo pasarte la factura de ardor y dolor que tenías pronosticada ja,ja,ja ¡Ah! y el periódico te salió gratis total, como el café.
ResponderEliminarBesito volado y marramiaumiaus.
Holaaa... uff siempre que leo tus historias las vivo intensamente.. tienes una forma de descrirlo estelar..
ResponderEliminarBesotes a Micho..
Un saludote de buen fin de semana
La eterna historia, con un toque a lo Duncan, grande.
ResponderEliminarSláinte.
Hola mi querida , no creas que se me pasò tu llegada ni que no he querido venir a verte antes..,pero el verano ha sido muy intenso este año en mi vida, me he quedado sin lugar para escribir o para corresponder a todos los amigos del blog,no por ello he dejado de acordarme de todos vosotros y deseando volver un poco a la normalidad del Otoño , màs sereno y tranquilo a la luz de la chimenea y una copa de buen vino...leer tus poemas seràn la guinda del pastel para las tardes de HOjas caìdas...
ResponderEliminarSigues cautivando con tus letras ...querida amiga.
Muchos besos desde aqui ...muy cerquita tuyo..al otro lado del PC.
Muakssss de Embrujadita...
La frase con la que inicias el texto es una verdad verdadera...
ResponderEliminarBesos.
qué onírico...aunque ese tópico femenino traicione al subconsciente del durmiente jeje
ResponderEliminarun beso, majo para tí, y una rascadita para Micho
feliz domingo!
MUY BUENO EL RELATO...TRISTEMENTE COTIDIANO, EXCELENTEMENTE NARRADO... HAY MUJERES QUE SE ENAMORAN DE LOS EQUIVOCADOS, MUJERES QUE SIGUEN ENAMORADAS DE EQUIVOCADOS Y MUJERES...
ResponderEliminarUN BESITO.
Pues yo soy de esas... siempre errando.
ResponderEliminarBonita narración.