El chico nos había salido rebelde, y yo me sentía muy defraudado con él. Se pasaba las horas observando las lagartijas del viejo descampado que teníamos tras el edificio, donde se juntaban algunos chicos más. Los hermanos Ruiz, que fumaban porros noche si y noche también mientras escuchaban un estridente heavy junto al Opel Corsa de la madre de ambos. Las niñas que jugaban a la comba y a las muñecas entre rastrojos, y después los ocho o nueve crios que componían la comunidad vecinal. Estaba Esteban Ochoa, hijo de un Guardia Civil muerto en un atentado, ligeramente estrábico y poco hablador, y a los demás no los recuerdo, al menos no sus nombres. Pero todos, del primero al último, eran unos auténticos hijos de puta en potencia, hábiles tiradores de piedra, nada tenían que envidiar a palestinos y libaneses en los años ochenta.
Se pasaban el día correteando de aquí para allá, abriéndose la cabeza con piteras de diversa consideración, cuando no era en el colegio, era en el callejón de la vuelta. Aquello era una locura total de madres que discutían a la italiana, amenazaban a los demás crios con el brazo en alto mientras con el otro sujetaban por las muñecas al propio, que no solía librarse de una zurra contundente. Los domingos íbamos a misa, pero servia de poco.
La misa de los domingos era a las once. Yo no solía ir. Alguna vez si, pero la mayoría de las veces no. Los esperaba, a mi mujer y al rebelde de mi hijo, asomado en la ventana de aquel segundo piso, fumándome un cigarro. Cuando pasaba un capataz del barrio, le preguntaba si había trabajo para mí, de lo que fuera. Descargando camiones, acarreando ladrillos en alguna obra, me daba igual.
Mi mujer le rezaba a una estampa de Santa Gema que teníamos en un pequeño espejo de la habitación. En cuarenta años Santa Gema no se inmutó ante sus ruegos, ante aquellos rezos monótonos a los que la tenia acostumbrada mi mujer. Mi pobre mujer, que a pesar de todo, siempre soñaba con un futuro mejor, y se conformaba con lo poco o mucho que había.
Sin duda, Santa Gema no era nadie al lado de mi mujer, pero a ella no le rezaba nadie. A pesar de buscar, con ahínco, el bien en aquel mar de decadencia y locura, rara vez lo encontraba, pero tampoco perdía la fe.
Así pues, el chico nos salió rebelde. Una calamidad. Una noche, nos dijo, a su madre y a mí, que quería estudiar lagartijas, que quería comprender a las serpientes y saber más de las tortugas. Aquello era una mala noticia y mi primera reacción fue dar las Buenas Noches y meterme en la cama, esperando que no fuera más que una triste pesadilla y que el nene nos dijera lo que yo quería realmente oír: Quiero ser Albañil, y que se tatuara en el brazo algún escudo de fútbol o la foto de la cabra de
Pero la mañana llegó y el niño estaba más decidido que nunca. Tremenda la monté cuando la madre se gastó esa misma semana lo poco que nos quedaba en un magnifico libro ilustrado sobre reptiles. Tres días tardo en leérselo, y al cabo de tres semanas ya lo había prácticamente memorizado.
Mientras sus compis de patio crecían y se iban metiendo en la droga, en la heroína concretamente, él, que nos había salido rebelde, se bebía libros enteros de Zoología, de todo tipo de bicheria.
Su madre falleció, con la postal de Santa Gema en la mano una mañana de abril, dos meses antes de que el niño, años después de leerse aquel libro, acabara Biología. Entonces comprendí que quizás aquella Santa había tenido algo que ver. Mi mujer murió en paz, con ella misma, y con todos los que la rodeaban.
Pocos años después, mi hijo se sacó Veterinaria, y empezó a ejercer, de biólogo y de veterinario, y comenzó a dar conferencias en universidades y a dar clases, y en mi lecho de muerte, ubicado en un atestado Hospital Provincial, cuando se acercó a mi, y me preguntó si estaba orgulloso de él, le dije la verdad: No hijo, yo quería que hubieras sido Albañil.
P.D: "Lagartijas" forma parte de los cincuenta o sesenta "Microrelatos Ineditos" que tengo por ahí, en carpetas y estanterias que habrá que ordenar algún día (fundamentalmente porque ya se me viene todo encima), y que está dentro de lo que mis recientes críticos llaman "Realismo Sucio Ej-tremeñu" o "Pasotismo Ilustrado". Cuando vaya encontrando algo que merece la pena, lo pondré por aquí. Bloodys y Absentas.
Pues que nos sigas dando más microrelatos de los tuyos. La hostia, qué calidad. Abrazos.
ResponderEliminarEste relato que tenías por ahí archivado, es una delicia, me ha gustado mucho. Viene a demostrar que nada es inútil, la pobre madre con sus plegarias a Sta Gemma y el padre con su afán de que su hijo fuera albañil, pensando quizás que así se aseguraría el porvenir y la honradez de su hijo. Y al final, les sale toda una eminencia... Guarda bien todos esos relatos, que son importantes. Besos.
ResponderEliminarOtro buen relato de barrio "bajo-obrero" jeje. Aunque de pasotismo ilustrado tiene poco :P Eso ya sabes que es otra cosa jajaja.
ResponderEliminar¡Buén relato, si señor!...¡Cuántos niños así se pierden entre el polvo que levanta la lagartija al escapsr del humo de los porros... Espero que seguirás desemolvando tus estanterias para nuestro disfrute...
ResponderEliminarbesito volado.
Muy bueno, si señor... como siempre Andrés. Sigue aprovechando el tiempo (que tu consideras perdido) que haces cosas muy buenas.
ResponderEliminarTe llamo para el cafelito.
¡Mil besos amigo!
Que bien que seas feliz, de vez en cuando toca, por lo menos a mi. Yo también siento bullir la primavera dentro de mí, es como un "sarpullio" que se me mete y no me deja tranquila. Las piernas me piden calle, y el cuerpo batalla, y la piel sol y calor. En fin, que esotoy como la Venus de mi entrada. Besitos
ResponderEliminarQue me he equivocado de comentario, que ese iba para la pequeña Lo, es que tengo un lio con el blog que no me deja comentar y he descubierto que lo puedo hacer a través de la URL. Ahí va lo que te decía a ti:
ResponderEliminarDuncan es precioso el relato, tell me more tell me more, como cantaban los de Grease. ´¡cómo relatas! el niño hubiera sido muy feliz en Ibiza con tanta lagartija.
Es que los he copiado en un documento porqu estoy harta de copiarlos una y otra vez los comentarios en este cuadradito y que luego no se publicaran.
besitos
Oye, me ha gustado mucho Duncan, en serio....
ResponderEliminarAhora, que una cosa te digo, piedras de chicos nos hemos tirado todos ¿eh?
Besitos
Vaya Duncan, qué agradable sorpresa leerte de esta manera.
ResponderEliminar¿sabes? ya me acustumbré a leerte en tu estilo tan personalísimo al que nos tienes acostumbrados y si bien a leer este 'Lagartijas' en principio me resultó un tanto extraño, por ser distinto a todo que lo te leí anteriormente, me ha gustado muchísimo :D
un beso, y aseguir mostrándonos el interior de esas valiosas carpetas!
¡¡muakks!!
Que bueno que de a poco vayas relatándonos esas historias inéditas que se resbalan de las entanterías. "Lagartijas" me gustó mucho, tenés una tremenda capacida para relatar hechos como si los estuvieras viviendo Duncan, y eso es hermoso.
ResponderEliminarTe mando muchos besos! Gracias por tu opinión sobre mi pintura, de a poco iré subiéndolas al blog, junto con los textos que voy escribiendo de ellas o de otras cosas.
Besitos! :)
Cuando dije tremenda sigifica impresionante!! :)
ResponderEliminarYo de pequeño quería ser veterinario. Luego acabé no siéndolo, y más tarde descubrí mi alergia a los gatos...
ResponderEliminarUn abrazo
Espero que encuentres mas de estos relatos tan buenos, es una suerte que los archives -aun a riesgo de sufrir una avalancha- antes que perderlos...
ResponderEliminar;)
Es bueno.
ResponderEliminarSerá una delicia irlos leyendo
Gracias.
Besotes
Me ha gustado muchísimo, se sale de lo habitual en tí, pero es genial...
ResponderEliminarPobre padre, qué tozudo...(seguro que no era aragonés? a mí me da que dormía con cachirulo XD) y lo común que viene siendo esta historia, aunque normalmente es más al revés, no? la de padres que se empeñan en que el hijo estudie medicina o derecho cuando su vocación es teatral o musical... mola mirarlo desde el culo de la botella.
Un besote Duncan, y sigue desempolvando microrelatos...
BUENO NO ES POR SER CRITICA...AUNK BUENO SI, K CARAJO ...SOY CRITICA...ME HA FALTADO ALGUNA PINCELADA A LA CLIMATOLOGIA...ES DECIR NO SE PORK PERO ME IMAGINE EL RELATO RODEADO DE UNA LUZ ESPECIAL PROPIA DE LAS ZONAS DEL SUR(DONDE VIVO) Y CON UN CALOR AMARGO DE VERANO DE POLO FLASH(AHIII K RECUERDOS DE BARRIO K ME HAN LLEGAO!!)
ResponderEliminarPERO APARTE DE ESA PEKEÑA PINCELADA EN CUANTO A LA LUZ Y EL CLIMA...ME HA ENCANTADO.YA TE DIGO, ME HA RECORDADO AL BARRIO EN EL K ME CRIE...Y CREEME HABIA POCOS K ESTUDIASEN LAGARTIJAS Y MUCHOS K ESTUDIABAN SUSTANCIAS HIRVIENDO EN UNA CUCHARA...:( UNA PENA.
EN DEFINITIVA...ME GUSTO MUCHO.
UN BESOTOTEEEEEEEEEE ANDAAAAAAAAAAALE :D
El relato me ha gustado, pero el desenlace me ha dejado un poco desangelado, yo hubiera preferido que se hubiera hecho "fonta". En fins... ;)
ResponderEliminar¡Saludos!
Ese relato de donde lo hallas sacado poco importa, lo que es real como la vida misma y se puede adaptar en cualquier momento a un barrio de tantos como existen hoy en día.
ResponderEliminarY es una lección según como se mire puesto que no fue un drogata más y estudió algo en concepto, aunque como chunga diga el padre que mejor seria un albañil...
Un abrazo y hasta el próximo relato acompañado de un finde feliz.
Me ha gustado mucho tu relato, y te animo a que sigas pubicándolos. Besos.
ResponderEliminarbuenísimo, Duncan, de verdad. Ojalá tengas muchos como éste en esas carpetas y nosotros los podamos leer durante mucho tiempo. Me ha encantado. Besos.
ResponderEliminarOye, duncan de gross...
ResponderEliminarEntre esos relatos que tienes archivados.. ¿no habrá uno, de hace unos 10-12 años, en el que todo giraba en torno a un cuadro de Ingres? una de las bañistas, creo...
Si la memoria no me falla..
Hombreeeee Enriiic!!, cuanto tiempo páaaaaajaro!!, ¿Cómo me has encontrado?, me han dicho que eres profe en Andalussia, ¿no?.
ResponderEliminar"La Gran Odalisca", ese relato lo tengo entre los perdidos, los estoy recopilando para próxima publicación editorial (después del primer tomo de "Arte Extremadura", finales de verano, quiero sacar ese junto al relato "La Casa de la Cascada" que es de la misma etapa, tú que leias a Bukowski (entre otros)este te va a encantar, aunque mis referencias actuales son John Fante y Paul Auster.
Bienvenido!!
Que bonito relato, injusto y conmovedor.
ResponderEliminarPero habla de la lucha de lo que queremos ser y como llegar a conseguirlo a pesar de todos los obstaculos, y como, la otra parte se siente decepcionada.
Al final todos estamos solos en la vida y tenemos que conseguir lo que deseamos.
Besos.