Eran las seis de la mañana cuando sonó el teléfono por primera vez. Hacía un par de meses con no sonaba, y menos de esa manera tan insistente. Con la resaca que tenía encima, el metálico sonido me parecía parte de un sueño pesado. A esas horas, con el fuerte dolor de cabeza, mareos y arcadas, que te provoca la absenta, pensaba que la cama caía al vacío desde el infinito de las estrellas, aunque instantes antes estaba convencido de que era Peter Sellers en “¿Teléfono Rojo?, Volamos hacia Moscú”.
La segunda vez que sonó eran las ocho y media de la mañana. Bastante ciego, opté por incorporarme. La habitación se encogía y ensanchaba a su gusto, pero ya estoy acostumbrado, desde hace años a esas sensaciones. Si logras mantenerte erguido, aunque solo sea por un par de segundos, logras ver entre brumas “El Carnaval de Arlequín” de Joan Miró que se desarrolla ante ti como un espectáculo inaudito en la estrechez de la habitación mientras te envuelve “
Ataviado con una vieja camiseta de “Galiza Calidade” que utilizo para dormir y sin calzoncillos, lo único que puedes exclamar ante dicha aparición es: ¡¡Bello, Magnifico!!, pero te arriesgas a que los efectos secundarios del hada verde, te taladren la mente con fuertes y súbitos dolores y que se te olviden palabras que antes usabas habitualmente…
No sin esfuerzo, tambaleándome por un pasillo que se me antojaba oblicuo y a ratos menguante, llegué hasta el dichoso e insistente aparato, y torpemente descolgué. Sin decir palabra me lo lleve a la oreja en espera de información:
- ¿Compañero Michel?, ¿Cómo estás compañero Michel IV de Gato?, ¿Aló?, dijo una característica voz, con un fuerte acento latino.
- ¿Quién es?, musite mientras se me caía un poco de saliva en la camiseta.
- ¿Aló?, aquí el compañero Chávez, el compañero Hugo Chávez, Presidente de
… Y como pude, le explique la perdida de nuestro compañero y amigo. Chávez, al otro lado de la línea enmudeció:
“
Y así continuó durante dos horas y media más o menos, pero yo ya no le escuchaba, ni siquiera lo oía… Volvía a los brazos de Morfeo, que no paraba de susurrarme coisas al oído, tirado en el suelo con la boca abierta, junto al teléfono descolgado, mientras que en la hermana Venezuela la multitud aplaudía a rabiar las palabras de Chávez dedicadas a la memoria de Michel IV de Gato que debía estar observando desde alguna estrella no muy lejana…
Yo le habría hecho como a los de Movistar cuando me llaman para dar la lata. ¡Colgarles a la primera palabra! Jajaja Por culpa de amistades así tenía el pobre Michel tantas espantajerías en la cabeza.
ResponderEliminarno, si hasta Chavez tiene su corazoncito... todos echamos de menos a Michel...
ResponderEliminarMadre mía, qué manera tan horrible de despertar (aparte de la resaca), ¿¿no??
ResponderEliminarloco, ese tio esta loco.
ResponderEliminarsigo sin entender la foto de chavez y betancourt. obviamente, algo se me escapa.
jajajajjja,,, en plena resaca y que te llame el Presidente Chavez,,, tiene delito¡¡¡¡
ResponderEliminarmuy bueno...
saludos
Pues espera a que se enteren en China la que se va a organizar...
ResponderEliminarComo te acuerdas de Michel en tu imaginación y en tu corazón, que eres capaz de elaborar esta historia divertida y melancólica. Tenía una faceta político-social muy especial este gato de las estrellas, seguro que desde alguna de ellas nos está viendo. Saludos.
ResponderEliminarTodo esto me hace pensar que definitivamente volverá la guerra fría o que nunca se fue.
ResponderEliminarDe tomas maneras ¿qué es una revolución sin un ideologo?
Que bien relatada toda la situación desde que te levantas de la cama hasta que llegas al teléfono. Y mira que compañias tenía Michel... pero algo se sabía, de hecho el peleaba en contra del capitalismo, o me equivoco? Te sugiero que cambies la línea telefónica! jajaja
ResponderEliminarbesoooos
Chaves al teléfono? yo le mandaba una descarga eléctrica o algo asi.Y te cantó? capaz...
ResponderEliminarPues sí, se le echa de menos...
ResponderEliminarun beso grande Duncan.
Supongo que no era plan de publicar una necrológica en toda la prensa de todos los paises donde Michel IV tenía amigos... eran tantos.....
ResponderEliminarSe le echa de menos, pero siempre estará en nuestros pensamientos.
Oye, ¿no le darías mi telefono?
ResponderEliminarPorque como me llame, y me pille a mi de resaca, sin la camiseta de Galicia calidade, no sé si voy a tener tanto aplomo como tú. ja ja ja ja ja ja.
Un besito muy fuerte.
Grande Michel
ResponderEliminar(no puedo decir lo mismo de Chávez pero en su memoria, haré como que sí...¿sí??)
un guiño divertido en recuerdo de nuestro Michel de todos.
un beso Duncan! que pases muy feliz fin de semana!!
Más resaca que tú es la que lleva durando a Chavez unos cuantos añitos.
ResponderEliminarSalu2
Con semejante título me costo abrir el post, esperaba el momento en que esté segura de que -lea lo que lea- no haría una ceremonia pomposa para prometer no volver a leer nada que tenga la palabra Chávez en la portada... menuda sorpresa, primero porque tuve que buscar un poco de ayuda en el google para darle forma a las palabras que describían tu resaca (maldita ignorancia) y segundo porque me había resignado a dejar atrás las historias de Michel, como he reído imaginando la escena, sobre todo tú en camiseta y sin calzoncillos ¿es que se puede dormir así? jajajja
ResponderEliminarque tengas un domingo de lujo para empezar la semana con energía.
¡Me habría encantado que la llamada del gorila rojo hubiera llegado mientras S.M. vivía...y que de B,M. hasta los ojos le hubiera seguido el rollo...¡Se iba a enterar Chavez de lo que ers bueno ja,ja,ja...
ResponderEliminarbesito volado.
Yo con Chavez no hablaría hasta que no me asegurara que se ha tomado sus pastillas.
ResponderEliminarUn abrazo!
Es que Michel dejo huella.
ResponderEliminarBesos felinos.