Atraído por las palabras Islandia y Comedia, he caído en la trampa mortal de ver una película islandesa de 2023, que no es que suela hacerlo, lo de ver películas islandesas digo… De hecho, creo que veo una cada diez o doce años, titulada “MayDay Club”.
Y la verdad es que de Islandia poco, y de comedia menos, a pesar de que la idea podría haber dado para mucho con otro guion, en otras manos, y supongo que en otra realidad paralela…
Rodada en tres semanas y media prácticamente, y con media docena de actores, “MayDay Club” peca de no saber presentar bien el producto que quiere vender, y menos saberlo vender adecuadamente.
Un grupo peculiar, estereotipado y lleno de clichés de personas con aerofobia, miedo a volar, hace un curso para intentar superar esos miedos. La premisa te puede resultar atractiva en los primeros minutos, incluso parece que el tema va encaminado cuando en un avión falso, dos monitores dan claves y sermonean a los alumnos del curso, presentando lo que parece un grupo curioso del que se puede sacar mucho juego.
Pero pronto, el grupo se ve reducido a un monitor y a cuatro alumnos, casi sin dar mayores explicaciones que la huida de parte del elenco, los alumnos, y dando explicaciones difusas sobre el vacío que deja uno de los personajes que prometía, que era una pizpireta y simpática monitora.
Los personajes que nos quedan son una influencer que se gana la vida fotografiándose el trasero en sus viajes, su compañero que es un creador digital al que le tocó la lotería y lo invirtió todo en una app, y los dos personajes principales, mejor esbozados, pero tampoco sin pasarse ni tirar cohetes, que son, Sarah: Una promotora inmobiliaria que miente a su familia, que sabe de su miedo a volar, y les hace creer que pilla vuelos ya sin ningún tipo de problemas… Y Edward, un veterano de la Guerra de las Malvinas, que, interpretado por el veterano actor Timothy Spall, remonta el vuelo de la narrativa a ratos, pero que no puede hacer milagros él solito, por mucho que lo intente. Esbozados, pero sin tirar cohetes, ojo.
Se supone que para superar el miedo a volar, harán un viaje a Islandia, esa “roca helada en el Atlántico Norte”, como más o menos la definen en la película. Ya antes de embarcar, como os decía anteriormente, se raja la mitad del elenco. Y posteriormente el vuelo y llegada a Islandia es un auténtico desastre, iniciando una pequeña “road movie”, donde les pasa de todo, aunque en forma de gags poco creíbles que enlazan unos con otros, y con una fotografía oscura, que aprovecha poco los paisajes de Islandia, y que no ayuda a que la supuesta comedia que es “MayDay Club” remonte el vuelo, nunca mejor dicho…
La música, que alterna entre un Jazz ligero con un toque caótico de caerse y música clásica libre de derechos de autor, tampoco ayuda en darle ritmo, interés o velocidad a la narrativa… Si acaso, todo lo contrario, te pondrá nervioso en lo que se cree una comedia.
Al final acabas pidiendo la hora, y los últimos minutos, dedicados a una sonriente Sarah que está con su familia, cierran en falso y mal una película de la que creo que puedes prescindir perfectamente. Con veinte minutos menos… No, ni con eso lo arreglamos, creo.
De nota le pongo un 4,5, y creo que me estoy pasando tres pueblos islandeses. Esta es la típica película que gustará a gente que conoce a gente amorosa en saunas y extremeños que pasan agosto en Extremadura, pero que no le va a hacer ni pizca de gracia a gente a la que le da miedo volar, precisamente.
¡Hola!
ResponderEliminarNo nos animamos con ella. Nos gusta volar, pero nos da también mucho respeto, así que mejor no verla para no comernos la cabeza, jejeje.
Besos
Hola!!, perdona que no te haya contestado antes, Blogger hace meses que no me avisa de los comentarios. Yo no te la recomiendo, es bastante aburrida. Un Miiiiauuu!!!
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