domingo, 26 de mayo de 2024

The 8 Show (Netflix, 2024)

 

      El 17 de mayo se estrenó en España, en la plataforma Netflix, una miniserie surcoreana que bajo el título The 8 Show” (Corea del Sur, 2024), nos trae en su única temporada conformada por ocho episodios, cuyos metrajes van desde los cuarenta minutos a poco más de una hora, una historia basada en una webtoon de dos episodios, o dos temporadas, publicadas allá por 2018

       Lo más sencillo, nada más comenzar a ver la serie, es relacionarla con la serie, también coreana, “El Juego del Calamar” o la inquietante película española “El Hoyo”, pero os puedo asegurar que esta serie va más lejos en su planteamiento, y su esencia pasa por criticar a las clases sociales, el capitalismo más feroz y el amor por el dinero llevado a extremos inhumanos en un microuniverso creado, para diversión de unos espectadores invisibles, que disfrutan con las miseria humanas, el más asqueroso de los morbos, la violencia gratuita, el egoísmo y todo lo peor que le podáis sacar al ser humano.


       Tiene también, por lo tanto, bastante del programa televisivo “Gran Hermano”, un show para mirones donde los protagonistas van a hacer todo lo posible para ganar dinero, aunque ello conlleve maltratar a otros seres humanos, humillarlos y llevarlos a limites donde experimenten la revolución, la venganza y otros sentimientos bastante horribles…

       En la narrativa tenemos a Ryu, un joven que siempre anda necesitado de dinero y ha analizado como su vida va a ser un continuo trabajar y trabajar para pagar deudas. Tanto es así que ha decidido quitarse de en medio, pero justo cuando va a hacerlo comienza a recibir cantidades de dinero en su cuenta y una invitación a participar en un juego, que él considera un programa de televisión, y curiosamente, el resto de participantes también.


      Ocho protagonistas, ocho capítulos que comienzan con sus vidas, como llegaron hasta allí, que les motivó a tomar distintas decisiones y participar en un juego que simula una calle con un edificio de ocho plantas. Cada uno de ellos ha elegido un número al entrar, y se corresponderá con su número de vivienda. El número uno es el que menos dinero va ganando y el que tiene el piso más pequeño, ya que se gana dinero por estar simplemente allí, mientras que el octavo gana burradas de dinero por minuto y es el que tiene el mejor apartamento. El resto es un espacio público, que simula un parque con piscinas y tiendas. Tanto la comida como los objetos, lo compran a través de un telefonillo que hay en sus pisos, a unos precios que no todos pueden pagar...

      Poco a poco, los ocho participantes van a ir descubriendo las reglas. Hay un contador de tiempo, que si llega a cero, significará que el público se ha aburrido y el juego terminará, también lo haría si hubiera muertos… Pero pronto descubren que hacer cosas inesperadas, la violencia, las riñas y otros factores, naturales por otra parte por la sociedad de clases creada basada en el dinero, les hará ganar más tiempo de juego, y por lo tanto más dinero… Lo malo es cuando al cabo de dos meses y medio, se den cuenta de que hay mucho tiempo, dinero para algunos, pero que ninguno quiere seguir allí encerrado…


      En definitiva: Narrada en off continuamente por Ryu, alias “Piso número 3”, (cada uno se pone de mote el número de su piso), comienza siendo un poco infantil, inconsistente, suavecita, planteándonos dilemas empáticos a los espectadores para que se vaya viendo las diferentes personalidades de cada uno, los puntos de vista de cada personaje, y como toman posiciones poco a poco en el juego… A mi me ha gustado mucho, y creo que merece la pena, por eso le doy un seis de nota. Es reflexiva, sobre todo al final, y definitivamente no es “El Juego del Calamar”, es otra cosa que creo, va más allá en su planteamiento.

      Por cierto: Hay un detalle muy bueno en el formato de cámara según estén dentro o fuera del juego. No os podéis perder una escena post-créditos del último episodio, que me ha parecido bastante buena. ¿Segunda temporada? No lo creo, pero vamos a decir… Quizás.

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