lunes, 18 de marzo de 2024

Un Ladrón Romántico (Netflix, 2024)

 

      “Un ladrón romántico” (Netflix, 2024) es uno de los más claros ejemplos de que el cine, y las series turcas, siguen arrasando en España con guiones sencillos, que buscan el puro entretenimiento, y que, a pesar de que no es el tipo de cine que yo suela disfrutar, tengo que reconocerle su publico y que puede salvarte, más o menos, una tarde aburrida llegado el caso con una historia simpática, rocambolesca, absurda, parodia de otras cintas del género.

      Comentaros que la película está entre las más vistas del país en esta tercera semana de marzo, dentro de la plataforma Netflix, y viene con todos los elementos anteriormente vistos miles de veces en producciones del género de atracos sobre robos espectaculares de cuadros, obras de arte, con mucho traje caro y medidas de seguridad casi imposibles, todo aderezado con una música tan arquetípica como la propia película en sí.


       La narrativa gira en torno a una agente de la Interpol, Alin, Historiadora del Arte, que descubre que el causante del robo de un cuadro fauvista en Estambul es un ladrón romántico, ya que roba cuadros de parejas y siempre de ese estilo artístico, cuadros de poco valor, y todas las pistas le llevan a averiguar donde va a dar el siguiente golpe, también en Estambul, donde llegará cinco minutos tarde (y eso que sabía ya que iba a ser allí, que podría haber ido a las ocho de la mañana, digo yo), pero justo a tiempo para descubrir que el malvado caco es un guaperas, antiguo novio suyo llamado Güney, multimillonario, que la dejó tirada hace unos pocos años atrás sin avisar, ni cortar por guasap, ni publicarlo por redes sociales, como mínimo, que es como debe ser. Le dijo que iba a por tabaco, y aun le puede estar esperando. Tal cual.


      No os puede extrañar que un multimillonario sea ladrón de guante blanco, porque si hay algo que nos ha enseñado el mundo del cómic y del cine, es que hay multimillonarios que se disfrazan de murciélagos a las tres de la mañana y salen de noche a darles infartos al personal de limpieza de Gotham. Tenemos multimillonarios que te hacen armaduras del copón, que vuelan y lanzan rayos por todos los orificios. Tenemos multimillonarios… Yo qué sé, que quieren conquistar el mundo, o ser Presidente de Estados Unidos, y mil ejemplos más… Y uno que sea ladrón de guante blanco, es lo menos raro que se vende.

      Sigo con la narrativa, que me pierdo… Después de reflexionarlo durante dos minutos y medio, nuestra protagonista idea un maléfico plan, que es básicamente seducirlo y echarle el guante a la primera de cambio. Por otro lado, él, está asesorado por una bella hacker y un esbirro de nivel medio que le acompaña siempre, y parece caer pronto en un re-enamoramiento, si es que se puede decir así.


     Pronto, nuestra protagonista se debate entre el deber y el amor por este guaperas multimillonario que viaja por todo el mundo en su jet privado, y tiene una flota de coches de quitar el hipo, y unos gustos carísimos.

      ¿Qué es más importante: El deber de desenmascarar y detener al ladrón, o el amor desinteresado y verdadero que late en su corazón? Es lo que se nos llega a plantear en la película, llegado el momento.

      Así asistimos a románticas veladas, que nunca acaban con la caidita de Roma, pues no hay que olvidar que estamos ante una peli turca, al fin y al cabo, y a escenas de “acción”, donde se vuelven ladrón y policía a ratos, cuando toca. Por cierto, también tenemos un malo, descafeinado, parodia igualmente de los típicos de las películas de este estilo, normalmente gringas.


       En definitiva: Con poco más de una hora y media de metraje, película sin grandes pretensiones, más allá del puro entretenimiento, como os decía al principio, y con algún giro argumental que te esperas que llegará tarde o temprano. Tintes de las películas del género, con cierto grado de parodia. Buenos exteriores. “Un ladrón romántico” es la típica película de sobremesa de Antena 3, que se rueda en un mes y se produce en dos, que puede salvarte una tarde aburrida, y que tiene su publico…        Cinematográficamente, sin embargo, no es para tirar cohetes, y por ello no le doy más de un 4,5. Por cierto, no me ha quedado claro porque Güney robaba cuadros, y de tan poco valor si no los iba a revender, y no me digáis por amor, que no cuela.

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