“Carne de Neón” (España,
Netflix, 2010) es una película que va camino de los trece años (cuando escribo
esto), y que me sale en Netflix como “Novedad”, algo que suele hacer
habitualmente…
No la vi en su día, y he
decidido verla (maldita la hora, por cierto). Una hora y cuarenta minutos que copia el estilo de las
películas de Guy Ritchie, en la que Ricky (Mario Casas), un nene al que su
madre prostituta abandonó antes de ingresar en prisión, está obsesionado con
ponerle una casa de citas (a su madre), para que abandone precisamente ella la
profesión. El guion es sin fallos, sin fisuras, vamos…
Con topicazos patrios y escenas
que en una cinta de Ritchie serían creíbles, pero que aquí casi dan vergüenza ajena,
aquí tenemos un metraje al que enfrentarnos o muy aburridos, o muy fumados…
El papel de Mario Casas se
eclipsa por los secundarios: El Angelito y el Niño, que además de poner el
verbo, la gracia y las hostias, elevan un poco la historia hasta que
desaparecen y la cinta ya apenas se salva, rallando el dramón del copón y
cayendo al vacío…
Lo dicho: Hay que buscar, cada
uno, su estilo. Mi reflexión final es si esta película se podría haber
estrenado, hoy, finales de 2022, en un país como España… Y quién le hubiera
puesto pegas (los actores, entre otros, quizás se sorprenderían…).
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