No está mal recordar al personal que yo siempre hago spoilers de las
películas y series que veo… Tengo en cuenta antes de seguir leyendo…
Es
muy difícil comenzar a analizar “Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura”
(Marvel, 2022) porque salen tantas cosas a la vez (es lo que tienen los
multiversos) y hay tantas y tantas referencias y personajes marvelianos… Que
englobarlo todo en una sola entrada es casi imposible, y además, la pereza me
lo impide.
Marvel
se ha convertido, desde hace unos veinte años, en una gran fábrica de
culebrones, con superhéroes como materia prima, que sobrevive a base de
reediciones, multiversos, What if…? Y recetas similares que hacen que el lector
ochentero se pierda a los tres minutos y medio. Aun así, más o menos
entretienen, y cada vez que entro a ver una de sus películas ya sé que se han
cargado aquel cómic (despachurrado totalmente) o aquel personaje que han
cambiado de arriba abajo. Con esto como premisa, respiras, te acomodas en el
butacón, y a ver que me cuentan…
En
esta ocasión, tenemos al Doctor Extraño asistiendo a la boda de su amor de toda
la vida, que se casa con otro mientras en el convite un ojo con ocho tentáculos
intenta asesinar a una mexicana que lleva una cazadora tope yanqui. La chica es
América Chávez, una adolescente que tiene el poder de saltar de universo en
universo cada vez que se acojona o ve TeleCinco.
Una
vez rescatada, con la ayuda del Hechicero Supremo Wong, descubren que hay alguien
que se la quiere cargar para quitarle su poder. Yo había pensado que la cosa
iba de drogas, pero no, al parecer la tipa está limpia.
Al
recurrir a la ayuda de Wanda, la Bruja Escarlata, que anda plantando cerezas
por el Valle del Jerte, retirada por la Extremadura rural, se descubre que es
ella la que persigue a América Chávez para quitarle su peculiar poder y así
usarlo para vivir en universos distintos con sus hijos imaginarios. Otros se
irían a universos donde tener un Ferrari, trabajo o una Extremadura con empleo,
tren y futuro… Pero no, Wanda quiere cambiar pañales y tirar zapatillas láser a
distancia.
A
partir de aquí, ríete tú de Dalí y su surrealismo, América y el Doctoooorrr
meten botes de universo en universo, hasta acabar en uno donde una serie de
superhéroes, y aquí es donde das un bote al ver a Reed Richards, Rayo Negro o al
Profesor Xavier entre otros especímenes, le cuentan que el liante es él (el
Doctor Extraño), que es un peligro público, y que por culpa suya hay piña en
las pizzas de 322 universos. En este universo hay un guiño de Sam Raimi muy
bueno y que los jóvenes no entenderán, y es que aparece su actor fetiche, Bruce
Campbell, emulando la famosa escena del puño endemoniado de "El ejército
de las Tinieblas” (1993), y que viene muy bien, porque aquí se habla del libro
maldito Darkhold y el de aquella película era el Necronomicón…
Wanda
se presenta por aquellos lares y deja el Desembarco de Normandía como un cuento
de hadas, dejando tras de sí un reguero de cadáveres brutal, cargándose a todos
los héroes y consiguiendo a Chávez de paso.
En
un intento desesperado, el propio Extraño recurre al Darkhold, tras derrotar a
su versión oscura existente en ese universo, y con la ayuda de un zombie suyo,
muerto y derrotado en otro universo, consigue despertar a Wanda de su error, y
de paso, ganar la batalla…
Como
premio, a América Chávez la encierran en un convento budista de artes místicas
y hechicería en compañía de un minotauro verde, que no me lo imagino
depilándose en agosto en Badajoz…
En
las escenas postcréditos, tenemos a Charlize Theron invitando a visitar a un
virus del covid por dentro a un campechano Doctor Extraño que viene de comprar
en Mercadona, y al final del todo, tras 24 minutos esperando, a Bruce Campbell
dejando de darse hostias. Una frase con amenaza con que tendremos más Doctor
Extraño en un futuro incierto. Fin.
Resumiendo: La película está entretenida, me ha sorprendido la presencia de otros héroes que no sean Los Vengadores y no me ha extrañado que rebose rollo woke, tan de moda en estos tiempos, por los cuatro costados. Buenos efectos especiales. Buena ida de pinza. Para pasar el rato con palomitas. Aprobado justito y rozando el seis.
¿El woke es la versión progre del wok?
ResponderEliminarTotalmente
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