Tres
años después de que se estrenara la Primera Temporada de “Perdidos en el
espacio” o “Lost in Space” (Netflix, 2018), ha concluido con una Tercera y
última temporada una serie, que, aratos, me ha costado horrores ver, por sus
tramas intrincadas de telenovela espacial, y giros rocambolescos, en la que una
familia, Los Robinson, se aventuraban en busca de una vida mejor, en otro
planeta y en otra galaxia mejor que la mierda de Tierra que dejaban atrás…
La
serie ya desde el principio, no prometía mucho. Las dos primeras temporadas se
dedicaban a hacer tirabuzones y hasta llegar a la tercera, pensaba que Alfa
Centauri era como el “One Piece” del anime y del manga, donde se anhela llegar,
pero tras más de mil historias en cómic, temporadas en series y varias
películas… Nunca se llega.
Decir
que la diferencia entre la Segunda y la Tercera, de año y medio, ha hecho que
nuestro protagonista principal, Will Robinson, dé un estirón considerable
mientras que su personaje, un tanto mesiánico, se complique por momentos, y
mientras que el resto del elenco orbite (nunca mejor definido, en mi opinión)
alrededor de él y sus tramas por llegar a Alfa Centauri, el Planeta Prometido,
mientras esquivan robots asesinos bastante lelos y con sentimientos más humanos
que robóticos.
Los
ocho episodios que componen esta última temporada, bien podrían haber sido
cuatro, se dedican a cerrar círculos y completar la historia final, con un
largo epílogo y un cierre feliz.
Toda
la serie la dejo a vuestra elección. Personalmente, no será una de esas que
quiera ver pasado un tiempo, porque sé que va a envejecer peor que mal y
prefiero ahorrarme el tiempo.
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