Tengo
que reconocer, que, con el primer tomo de “Dragón
busca casa”, me reí bastante por lo absurdo de la trama y por la inmensa
cantidad de guiños a los amantes de “Dragones y Mazmorras”, o videojuegos o
literatura de temática fantástica.
Por ello, tenía clarísimo que debía seguir con la lectura de esta colección. En el segundo tomo, la trama de Kawo Tanuki (guion) pierde un poco de fuelle, al transformar a Letty, el dragón cobarde protagonista, en padre de una criatura de las nieves, un pollo blanco nacido de un huevo encontrado mientras Dearia (el elfo) le enseñaba posibles ubicaciones para su futura casa.
De momento, me engancha, y me tiene muy entretenido, pero creo que la historia no se puede estirar mucho más, al menos que metan otros elementos secundarios. Lo veremos dentro de unos meses en la publicación del tercer tomo.
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