Segundo
tomo de “La Cruzada de los Inocentes” (ECC Ediciones, 2017) de Usamaru Furuya,
en la que seguimos a Étienne en su camino hacia Tierra Santa. En este volumen,
los niños descubren que los milagros de la trompeta de Étienne son falsos. De
hecho, Hugo, maestre del Temple, los prepara antes de llegar a los pueblos para
que los aldeanos suelten dinero, y él poder cobrar parte de ese tesoro que pasa
a los niños.
Una
vez descubiertos, los niños rompen relaciones con los templarios. Estos
permiten que los bandidos los diezmen en los bosques, y que sean insultados en
los pueblos, ya que comienzan a hablar mal de ellos.
Por
ello, en la defensa de la caravana infantil, algunos de los compañeros
originales de Étienne caen en combate desigual, mientras que otros se sienten atraídos
por la Orden, siendo abusados sexualmente con el pretexto de entrar en la
Caballería.
El
propio Étienne comienza a enamorarse de una joven prostituta, la Cruzada
comienza a hacer aguas con deserciones y herejes como albigenses y valdenses se
cruzan en el camino de los niños, interesados por su misión.
Es
un tomo de lo más interesante, ya que, a pesar de que no tenemos mucha
información del descalabro que fue dicha Cruzada, posiblemente en algunos
hechos (me imagino) Furuya debe acercarse bastante a los hechos reales. A falta
de leerme uno, ya os puedo recomendar totalmente esta trilogía.
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